"Sumérgete en el océano de emociones tejido por palabras, donde cada verso es un eco del alma y cada estrofa es un viaje hacia la profundidad del corazón: Bienvenido al santuario de la poesía, donde los sueños danzan entre líneas y los sentimientos florecen en cada palabra."

jueves, 30 de abril de 2015

HERMOSO NIÑO, HERMOSO CORAZON


En silencio, cabizbajo
Día a día pasabas
Mirando y mirando
Buscando tras los vidrios
Una mirada inquisidora
Que te diera un hálito
De alegría en tu desolado
Y triste corazón.

Diligente niño, estudiante
de 16 años ó quizás más.
De fina y hermosa estampa
Buscando conocerme.
Porqué yo? No sé.
No sé por que será...

Tímido, y silente
Entraste frente en alto,
Y tembloroso me dijiste:
Señor, Señor!
¿puedo con usted conversar?
Sí, encantado dije.
Y en un abrir y cerrar de ojos
Abriste tu entristecido corazón.

Señor, soy un buen estudiante,
Pero no sé quién es mi Madre
Y tampoco tengo Papá.
Vivo de allegado donde
Quienes dicen ser mis tíos,
Pero soy siempre el último.
El último en desayunar
Si es que queda un pan,
Almuerzo!, no lo conozco!
No sé, no sé que será.
En la oscuridad de la noche,
Soy el último en cenar,
Si es que algo me dejan,
siquiera para el hambre matar.
El último en acostarse,
En cualquier rincón o lugar
Y soy siempre el primero,
El primero en despertar.

Sólo de usted lo que quiero,
Que tan solo una sonrisa
Cuando pase tras su ventana
Me pueda dar...
Mi corazón quebrado,
Ya estallaba... cuando
Por sus mejillas lágrimas
Empezaron a rodar.
En un abrazo de amistad
Y de cariño nos fundimos
Y prometimos ser amigos
Por siempre y por más.

Pero... un día me buscaste
Todo el día me esperaste
Necesitabas conversar.
...no volví esa tarde...
Y de ti, pasaron unos días
Y no te volví a ver jamás.
Muchas gentes preguntaban
Por el pueblo, dónde...
Dónde está!

En la soledad de tu corazón
Te fuiste en busca de tu paz.
Solo, solo y triste quizás.
Amigo mío Francisco,
Hoy te recuerdo con nostalgia,
Con cariño, pues me distes
Tu sonrisa cristalina
Tu mirada encantadora
Que veré algún día,
En la tierra de nunca jamás.



Orlando Bocaz

miércoles, 29 de abril de 2015

POLVO GLOBALIZADO



Está bien que sepas
que donde tú y yo tiernamente
fluctuamos, es un rincón parte
de la aldea global.

Te aviso porque acá
de veras cayeron las fronteras
y, cada noche, hay libre tránsito
de bienes y especies.

Al contrario de ahí fuera,
aquí no se pronuncia lucro
ni acciones y nuestro mercado
de valores admite cualquier empresa
cuya misión sea embadurnarse
de placer al cierre de la jornada.

Es globalizado porque tu piel y mi
piel son intercambiables por aquellas
que brillan ofreciéndome fruta,
licor o textiles en la plaza pública.
Realmente acá todo está conectado.

Sin duda lo muestra tu rostro,
dentro veo las miradas tras las cuales
mi deseo se marchó cuarenta y ocho
de las veinticuatro horas del día.

Por tanto,
en este lecho mundial
la rentabilidad se liquida
con cada amanecer
y la productividad es un concepto
que responde al tiempo
durante el cual permanecen
salivados nuestros nombres
por bocas compartidas.

Una vez que no te es
ajeno el tipo de cambio
establecido, puedes quedarte
o salir al otro mercado
globalizado donde se rinden cuentas
sin memoria ni piedad.




Adrián Ballester Cerezo

martes, 28 de abril de 2015

CAMINANTE EN LA NOCHE



Es tu paso tal vez ya otro
en tanto el tiempo pasa
y al fin te sorprende
tan lejos de casa
Algo tiembla muy dentro
una nota que suena
tan fuera de tono
un reloj detenido de pronto

Amargo el eco que cruza
el silente paisaje
que una vez devastaras
la furia del viento
partiendo las ramas
sin salida
el vasto camino
que apenas
te condujo hasta aquí

Caminante en la noche
doble bajo los astros:
alta, muy alta
es la sombra
que no ves
el espejo negro
que proyecta
la Torre
junto al río.
.

Alejandro Drewes

lunes, 27 de abril de 2015

COLORES DE OTRO OTOÑO


Hoy he vuelto a ver amarillos
Los plátanos que, diariamente,
Bordean mi camino.


También he visto moradas las hojas
De otros árboles que aún no he conocido.
No... No  era  mentira.


Estaban  más hermosos
Que cuando contemplábamos
Los rizos del primer equinoccio.


Mi mano trémula por pesos y cansancios
Quiso mostrarte el oro más refulgente de la tarde.
¿Por qué no pude?
No lo sé.


Tal vez mi mano que intentó abrazarte
No encontró el ansiado  sostén de otras miradas.


Quise explicarte con tus propias palabras
La fusión oroazul de aquellas copas.


No recibí respuesta.
Claro...


Por un momento había olvidado
Que no andabas conmigo. 




Luis Alvarez

domingo, 26 de abril de 2015

UN VUELO DE AZULES MARIPOSAS...



Un vuelo de azules mariposas
Le inundaba la frente
Y los pasos menudos del rocío
Verdecían el musgo
Empurpuraban más a los geranios
Y agitaban su pulso…

La noche de un agosto fronterizo
Entre el gozo y el miedo,
(mariposa-zenzontle-miel-canela)
Sacudió sus entrañas
Y el rumor pizarrino de la lluvia
Y el dolor de la sangre
Despertaron mi llanto
Y heme aquí… desde entonces.

La madre de María Inmaculada
Bendijo mi venida
Entre Kyries y Salves y Acordaos
Y mieles de achicoria…
Nací del llanto y con la lluvia tenue
Una noche sin noche
En vuelo de opalinas mariposas
—entre barro y canela—
Y por anual me dieron el zenzontle
Y por signo un lucero
Y por herencia el viento, la colina
Y el mar y el horizonte…

El Ángel de la leche me dormía
En brazos de mi madre
Y el morro de una tímida sonaja
Sacudía mis manos…

Pronto mis pies corrieron por la casa
Y conocí a la hormiga
A la chiltota —prima del naranjo—
Al zompopo de mayo…

Jugué al escondedero con mi sombra
Y el libro de Mantilla
Y el ábaco de cuentas rojo-blancas
Y la manzana rosa
Y Sor Emilia con su toca nardo
Me fueron familiares…

Miedos estacionados en los goznes
De puertas y ventanas
Asomaron su voz de medianoche
En perros sincopados
Y trac-trac de carreteras ambulantes…

Un ser estaba siendo ente y era
Construido con palabras,
Asombros, experiencias y consejos
De luna y porcelana…

Un ser estaba siendo ente y era
Romboide en espiral,
Lámpara del no-yo, luz del nosotros,
Sombra de girasol,
Gota infinita del mar existencial,
Fragmento del no-ser…

Un ser esta siendo ente y era
Átomo de galaxia,
Cristal de cosmonauta en agonía,
Espuma sideral,
Profética visión de aconteceres,
Salmo del siglo XX…

Un ser estaba siendo ente y era
Lágrima de la tarde
Escudilla de sílabas y nombres
Racimo de palabras.




Mercedes Durant

sábado, 25 de abril de 2015

AMANECER

 
El áureo hexámetro o la cuaderna vía
domar quisiera para hallar el canto
que abre en mi pecho el signo del encanto
en la primera luz del nuevo día.


¿Cómo decir mi nardo de alegría,
la clara yema del ceñido acanto,
y hasta el hilado treno del espanto
de la paloma que la sierpe espía?


¿Cómo decir el valle, la majada,
el recental de hambre apresurada,
mi aliento, en humo, al frío convertido,


la sensación profunda de la vida
en el lento minuto de la huída
de la noche, ante el sol recién bruñido?



Juana de Ibarbouru

viernes, 24 de abril de 2015

ACUERDATE DE MI




Cuando vengan las sombras del olvido
a borrar de mi alma el sentimiento,
no dejes, por Dios, borrar el nido
donde siempre durmió mi pensamiento.

Si sabes que mi amor jamás olvida
que no puedo vivir lejos de ti
dime que en el sendero de la vida
alguna vez te acordarás de mí.

Cuando al pasar inclines la cabeza
y yo no pueda recoger tu llanto,
en esa soledad de la tristeza
te acordarás de aquel que te amó tanto.

No podrás olvidar que te he adorado
con ciego y delirante frenesí
y en las confusas sombras del pasado,
luz de mis ojos, te acordarás de mí.

El tiempo corre con denso vuelo
ya se va adelantando entre los dos
no me olvides jamás. ¡Dame un recuerdo!
y no me digas para siempre adiós.


Jose Angel Buesa

jueves, 23 de abril de 2015

ALA Y RAIZ




Ala y raíz: la eternidad es eso.
Y aquí, de frente al mar, en la ribera,
la vida es como un fruto que cayera
de un alto gajo, por su propio peso.

Ala y raíz. Y el ala, sin regreso,
a la raíz, con sed de primavera:
que así el confín de la emoción viajera
duerme a la sombra del follaje espeso.

(El mar corre descalzo por la arena.
Mi corazón ya casi es sólo mío.
El ancla está aprendiendo a ser antena

y el latido unicorde se hace escala.
Después, libre del tiempo, en el vacío,
Así: ¡mitad raíz y mitad ala!)



Jose Angel Buesa

miércoles, 22 de abril de 2015

CUL DE SAC WALLEY



Mediodía. Las secas cigarras gimen
como los pedales oxidados
de la máquina de su madre,
de repente se detienen. Pétalos de lima
vuelan a la deriva como retales
en el silencio hilvanado;
como el polen, su abundancia
es su provisión.
El mediodía perfila a un limero
con una sombra irregular;
su espalda está cansada
de tanta simetría.
La fila de esfinges
sobre la que descansan mis ojos
son colinas tan invariables como
su pétrea pregunta:
«¿Puedes decir en voz alta
el nombre correcto de cada cordillera
mientras cambian nuestros rasgos
entre luces y nubes?»
Pero mi memoria es tan corta
como leve el sonido del mar,
lo que vagamente recuerdo
es una línea de arena blanca
y vetas en la caoba
de rostros curtidos y guijarros
que murmuran en un
río pedregoso, pero las preguntas
al disolverse desatarán
sus propios nudos—arroyos de
montaña cuya grava
enronquece con las lluvias—
al igual que se relaja un leñador
para escuchar como se abre el cielo
segundos después del golpe
de su hacha, los nombres se ajustan
a su eco: ¡Mahaut!
¡Forestière! ¡Y a lo lejos,
el ronco eco de hojas
de Mabouya! Y, ¡ah!
la colina se levanta y come
de mi mano, el chucho
ladra alegremente, repite
una vocal tras otra,
las ramas se inclinan ante mí,
los dialectos aplauden
al fluir hacia arriba
la savia de la memoria.


Derek Walcott

martes, 21 de abril de 2015

CAMINATA



Rodeados por la quietud de la noche,
camín bamos taciturnos
por las calles vacías.

Te sentía al lado mío,
mas al mismo tiempo te ignoraba,
me sentía al lado tuyo
y al instante me marchaba.

Me encerraba en pensamientos,
caminaba... temblaba,
reaccionaba de pronto
y a tu lado continuaba
para seguirte escuchando
sin yo musitar palabras.

Y así la monotonía
se repetía, no variaba.

Caminamos, avanzamos,
sin llegar a nada,
solo a un gran silencio
lleno de palabras.


Teresa Aburto Uribe

lunes, 20 de abril de 2015

RESPUESTA



Pareciéndome flores los abrojos,
teniendo por atajo un gran rodeo,
corrí tras la esperanza y el deseo,
dejada la razón por los antojos;

mas la miseria humana y sus enojos
me mostraron en fin mi devaneo
de suerte que, no viendo, ahora veo,
que, yendo a despeñarme, abrí los ojos.

Desde entonces quedé considerando
de cuán débil materia era el cimiento
donde fundé mil pensamientos vanos;

y esfuerza mi flaqueza, procurando
seguir con obras al entendimiento,
mas, señor don Martín, somos humanos.


Hernando de Acuña

domingo, 19 de abril de 2015

DESDE ENTONCES


 
Sin tu presencia, se me ha helado el amor
en las puertas del alma.


Toda mi vida ha sido solamente
el camino más corto para hacerte feliz.


Y tan torpe, y tan pobre, me he dejado escapar
tu sonrisa por entre los balcones abiertos
de mi solitario corazón destrozado.


Ahora sí que sabemos cómo éramos antes.


Ahora sí que comprendo el amor que nos dimos.


Ahora estamos distantes y unidos de la mano
y sólo los cipreses nos disputan los besos.


No te has ido de mi. Has entrado tan hondo
que no puedo abrazar tu cuerpo como antes.


Nada más.
Y ahora sí que comprendo tu celo por amarme.


¡Qué tiempo malgastado amasando futuros!


¡Qué sabor agridulce de recuerdos!
¡Qué noche me amenaza con hundirme las sienes!


 
Juan Endivia

sábado, 18 de abril de 2015

ABANICOS DE MUSEO


 
Bajo cristales, en vitrinas,
reposando estáis olvidados,
abanicos de sedas finas
en lejanos tiempos bordados.

Y os abrís, en un sepulcral
silencio, en fondo carmesí,
a la luz de tarde otoñal,
en el Museo de Cluny.

Y al pensar en lo que no existe,
encanto ayer y hoy desengaño,
decir parece el alma triste:
"¿Dónde están las nieves de antaño?"

¿En cuáles manos marfilinas
lucirían vuestros encajes,
en dulces citas vespertinas
bajo los trémulos boscajes?

Corte de los Luises de Francia,
reverencias ante el estrado...
¡Abanicos! ¡Sois la fragancia
Que va surgiendo del pasado!...

Fragancia que se desvanece
en ideal mundo risueño,
mientras el alma se adormece
en una bruma azul de ensueño.

Al veros, llegan a la mente
ecos de fiestas cortesanas,
cuando os plegábais lentamente
como al compas de las pavanas.

"¡Delfin! ¡Callad, os lo suplico!"
decía la rubia Marquesa,
y en tanto, tras el abanico,
reía una boca de fresa.

Restos de antigua aristocracia
que llevó del tiempo el turbión.
¡Cómo os abriríais con gracia
en los jardines del Trianón!

¡Y qué encantadores secretos
guardareis de épocas remotas,
cuando en Versalles, los minuetos
alternaban con las gaviotas!

Abanicos de sedas finas
que durmiendo estáis olvidados,
desde el fondo de las vitrinas
¡cómo evocáis tiempos pasados!



Ismael Enrrique Arciniegas

viernes, 17 de abril de 2015

CALLE DEL ARRABAL





Se me quedó en lo hondo
una visión tan clara,
que tengo que entornar los ojos cuando
intento recordarla.

A un lado, hay un calvero de solares
en frente, están las casas alineadas
porque esperan que de un momento a otro
la Primavera pasará.

                                Las sábanas,
aún goteantes, penden
de todas las ventanas,
el viento juega con el sol en ellas
y ellas ríen del juego y de la gracia.

Y hay las niñas bonitas
que se peinan al aire libre.

                                          Cantan
los chicos de una escuela la lección.
Las once dan.

                    Por el arroyo pasa
un viejo cojitranco
que empuja su carrito de naranjas.



Damaso Alonso

jueves, 16 de abril de 2015

SOBRE CARTAS DE AMOR


 
Una carta de amor
no es un naipe de amor

una carta de amor tampoco es una carta
pastoral o de crédito / de pago o fletamento

en cambio se asemeja a una carta de amparo
ya que si la alegría o la tristeza
se animan a escribir una carta de amor
es porque en las entrañas de la noche
se abren la euforia o la congoja
las cenizas se olvidan de su hoguera
o la culpa se asila en su pasado

una carta de amor
es por lo general un pobre afluente
de un río caudaloso
y nunca está a la altura del paisaje
ni de los ojos que miraron verdes
ni de los labios dulces
que besaron temblando o no besaron
ni del cielo que a veces se desploma
en trombas en escarnio o en granizo

una carta de amor puede enviarse
desde un altozano o desde una mazmorra
desde la exaltación o desde el duelo
pero no hay caso / siempre
será tan sólo un calco
una copia frugal del sentimiento

una carta de amor no es el amor
sino un informe de la ausencia.



Mario Benedetti

miércoles, 15 de abril de 2015

EL CISNE


 
Pupilas azul de mi parque
es el sensitivo espejo
de un lago claro, muy claro!...

Tan claro que a veces creo
que en su cristalina página
se imprime mi pensamiento.

Flor del aire, flor del agua
alma del lago es un cisne
con dos pupilas humanas,
grave y gentil como un príncipe;
alas lirio, remos, rosa...

Pico en fuego, cuello triste
y orgulloso, y la blancura
y la suavidad de un cisne...

El ave cándida y grave
tiene un maléfico encanto;
—clavel vestido de lirio,
trasciende a llama y milagro!...
sus alas blancas me turban
como dos cálidos brazos;
ningunos labios ardieron
como su pico en mis manos;
ninguna testa ha caído
tan lánguida en mi regazo;
ninguna carne tan viva,
ha padecido o gozado:
viborean en sus venas
filtros dos veces humanos!

 Del rubí de la lujuria
su testa está coronada:
y va arrastrando el deseo
en una cauda rosada...

Agua le doy en mis manos
y él parece beber fuego;
y yo parezco ofrecerle
todo el vaso de mi cuerpo...

Y vive tanto en mis sueños,
y ahonda tanto en mi carne,
que a veces pienso si el cisne
con sus dos alas fugaces,
sus raros ojos humanos
y el rojo pico quemante,
es sólo un cisne en mi lago
o es en mi vida un amante...

Al margen del lago claro
yo le interrogo en silencio...
y el silencio es una rosa
sobre su pico de fuego...

Pero en su carne me habla
y yo en mi carne le entiendo.
—A veces ¡toda!, soy alma;
y a veces ¡toda!, soy cuerpo.—

Y vive tanto en mis sueños,
y ahonda tanto en mi carne,
que a veces pienso si el cisne
con sus dos alas fugaces,
sus raros ojos humanos
y el rojo pico quemante,
es sólo un cisne en mi lago
o es en mi vida un amante...

Al margen del lago claro
yo le interrogó en silencio...
y el silencio es una rosa
sobre su pico de fuego...
Pero en su carne me habla
y yo en mi carne le entiendo.

—A veces ¡toda!, soy alma;
y a veces ¡toda!, soy cuerpo—
Hunde el pico en mi regazo
y se queda como muerto...

Y en la cristalina página,
en el sensitivo espejo
del lago que algunas veces
refleja mi pensamiento,
el cisne asusta de rojo,
y, yo de blanca doy miedo!


Delmira Agustini

martes, 14 de abril de 2015

RETRATO DE UN VUELO

 
Es tarde? pregunto
el silencio humoso nos mira
queda atrapado en un esbozo
los viajes a anhelos indefinidos
vienen
es temprano? vorazmente
escaleras llevan a algún sitio
a extender piernas caderas pies
a lechos trance de amor sudorosos
y la muchedumbre agolpada queriendo saber
siempre queremos saber cuán oscura
es la profundidad.
Existimos a medida que nuestra condición de pasajeros
no permite detenerse en ningún sitio,
queremos saber si un instante equivale a eternidad
tal vez sólo es instante
entorpecido ademán de un aire alcohólico.
No supiste contestarme
otros tampoco pudieron desenredar la maraña
por eso estoy aquí
por eso estoy aquí? pregunto
resuelve la dimensión de tu vuelo
pero ten cuidado. 


Claudia Ainchil

lunes, 13 de abril de 2015

CERRADA PUERTA




No mientas cabelleras diáfanas, ardientes goces,
columnas de pórfido, celestiales anhelos;
no mientas un cuerpo dichoso rodeado por la luz
como esa barca joven que desprecia las ondas.

No engañes con tu tibieza de astro reluciente
—fuerte valor para buscar la vida,
para trazar la germinante estela
donde el amor como la leche fluye.

No.
La realidad votiva aspira a ese jardín de palmas
donde los seres convertidos en lanzas
todavía te buscan, azul topacio u oro
que te escapas sin cielo por otros paraísos.

Amar el cuello enfebrecido
que roto al pie de un mármol solo
retiene su sangrienta llamada
como ese corazón que contiene su anhelo.

El frenesí de la luna y los besos,
mezclados como sangres en la puerta cerrada,
donde claman los puños de los que nunca vivieron,
de los que muertos mutilados flotan en aguas frías.

Paraíso de lunas sajadas con desvío,
con filos de vestidos o metales dichosos,
aquellos que no amaron porque sabían siempre
que el polvo no circula ni sustituye a la sangre.

Amar a esa luz violeta los párpados cerrados,
donde un ave no puede guarecer su temblor,
donde todo lo más algún pétalo frío
amanece de nácar imitando a lo vivo.

Esa pesada puerta jamás girará.
Un rostro o un peñasco, una canción o un puente milenario
unen el hilo de araña al corazón del monte,
donde la muerte vida a vida lucha
por alumbrar la pasión entre el relámpago que escapa.

Una mano del tamaño del odio,
un continente donde circulan venas,
donde aún quedaron huellas de unos dientes,
golpea un corazón como mar encerrado,
golpea unas encías que devoraron luces,
que tragaron un mundo que nunca había nacido,
donde el amor era el chocar de los rayos crujientes
sobre los cuerpos humanos
derribados por tierra.


Vicente Aleixandre

domingo, 12 de abril de 2015

EL GÓLGOTA




El azul que ayer poblaba
mis ojos y el infinito del azul del mar y el viento
la arena mezclada al roza del deseo
las lágrimas y los secretos demonios
que mantenían mi corazón en vilo y la danza coral
en la estación del aura primigenia, la inocente infancia
que se negaba a abandonarme y los dioses
con sus huellas dibujadas en mi sudorosa piel
todo ahora sucumbido y mirado con los ojos del cíclope
el desfiladero de la locura la pesadilla del vampiro,
el pavor de las sombras el insomnio que acecha
como un tigre agazapado tras las leyes inexorables de
la fragilidad humana el tiempo irredento las fuerzas
de los Daimones de la poesía que me mantenían despierto
y la sueñera de mi alma el Gólgota amaneciendo frente a mi,
la cruz negada y afirmada cien veces cien antes del canto
del gallo y la gota de sangre cayendo sobre mi frente
cayendo sobre mi frente...


Oscar Portela

sábado, 11 de abril de 2015

CUADROS PASIONALES



Debimos haber amado
cuando empezaba la siembra
en aquellos surcos de oro
a la orilla de la sierra,
pero seguimos los pájaros
y llegamos a una aldea
llena de rapsodas tristes
y obreros en conferencia,
alli tu boca fue dulce
y tu mirada fue tierna
y la tibieza de tu alma
libre de toda sospecha.
¡Cuán quietos ahí estuvimos!
y nuestras voces, ¡cuán trémulas!
Aún pasaba el aguador
por el borde de la acequia,
aún sacudía el viento
suavemente las caléndulas.
«Aquellos tiempos de paz
indudablemente eran
para entregarse al amor
sin mediar las consecuencias.»
Pero la tarde se ahogaba
en una fiebre discreta
y un cuerpo desvanecido
pedía libertad completa.
¡Y la nube creció grande!
¡y tu boca creció inmensa!
Carita de luna triste,
espuma sobre la arena
¿por qué no piensas en mi?
¿por qué ya no me frecuentas?
La gracia de los pastores
siente temor a la hoguera
y en las plumas fulgurantes
de un gran colibrí se aleja,
mi palabra sube al cielo
ondeando como bandera
y tus ojos no la miran
y en el sol ella se quema.
¡¿Adonde se van las almas
cuando nadie las recuerda?!


Humberto C. Garza

viernes, 10 de abril de 2015

PERDIDO


 
Cansado estoy, cansado
de absorber en mis pies esta mañana
el polvo de plazuelas y callejas
de esta ciudad extraña.

Siempre seremos mudos forasteros
allí donde la vida rutinaria
no repite incansable el sonsonete
que martillea sin cesar el alma.

Cansado estoy de baldosines rotos,
de calles levantadas,
de barreras, de tráfico, de gentes
que empujan y no miran a la cara.

Qué anónimo me siento, qué perdido,
caminando al azar esta mañana.
Los viejos monumentos,
altas torres, murallas
de abrazo interrumpido,
iglesias en que aún vuelan las campanas,
monasterios de estudio y de silencio,
ya no me incitan, junto a mí resbalan.

Y en un tono menor, la inevitable,
seductora llamada
de los multicolores anaqueles
de librerías, donde el libro estalla
en quieto, innumerable ofrecimiento;
del kiosko exhibiendo la avalancha
de rostros lúbricos multiraciales,
y el abanico de la prensa diaria;
Cafés alineando
hombres desocupados a la barra,
pontificando goles y estrategias,
sabiduría de las clases bajas.

Estas calles son río inagotable
de vidas, de intereses, de programas,
de pasiones ocultas, frustraciones,
de dolores, tristezas y esperanzas,
avanzando dinámicas al ritmo
de cada paso y de cada mirada.

Y aquí, perdido en este maremagnum,
voy caminando con la doble carga
pendiente de mis hombros
de incomunicación y de nostalgia.
Solo entre tantas soledades vivas,
en mar de gentes, yo, buque fantasma.
 


Francisco Alvarez Hidalgo

jueves, 9 de abril de 2015

HIJAS DEL VIENTO




 
Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencia,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.
Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie.
Tú lloras debajo de tu llanto,
tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.
Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.


Alejandra Pizarnik

miércoles, 8 de abril de 2015

LA JAULA


 
Afuera hay sol.
No es más que un sol
pero los hombres lo miran
y después cantan.
Yo no sé del sol.
Yo sé la melodía del ángel
y el sermón caliente
del último viento.
Sé gritar hasta el alba
cuando la muerte se posa desnuda
en mi sombra.
Yo lloro debajo de mi nombre.
Yo agito pañuelos en la noche
y barcos sedientos de realidad
bailan conmigo.
Yo oculto clavos
para escarnecer a mis sueños enfermos.
Afuera hay sol.
Yo me visto de cenizas.


Alejandra Pizarnik

martes, 7 de abril de 2015

EL ARROYO





¿Te acuerdas?... El arroyo fue la serpiente buena...
Fluía triste y triste como un llanto de ciego,
Cuando en las piedras grises donde arraiga la pena,
Como un inmenso lirio, se levantó tu ruego.

Mi corazón, la piedra más gris y más serena,
Despertó en la caricia de la corriente, y luego
Sintió cómo la tarde, con manos de agarena,
Prendía sobre él una rosa de fuego.

Y mientras la serpiente del arroyo blandía
El veneno divino de la melancolía,
Tocada de crepúsculo me abrumó tu cabeza,

La coroné de un beso fatal; en la corriente
Vi pasar un cadáver de fuego... Y locamente
Me derrumbó en tu abrazo profundo la tristeza.



Delmira agustini

lunes, 6 de abril de 2015

LAS HORAS


 
¿Para qué contar las horas
de la vida que se fue,
de lo porvenir que ignoras?
¡Para que contar las horas!
¡Para qué!

¿Cabe en la justa medida
aquel instante de amor
que perdura y no se olvida?
¿Cabe en la justa medida
del dolor?

¿Vivimos del propio modo
en las sombras del dormir
y desligados de todo
que soñando, único modo
de vivir?

Al que enfermo desespera,
¿qué importa el cierzo invernal
o el soplo de la primavera,
al que enfermo desespera
de su mal?

¿Para qué contar las horas?
No volverá lo que se fue,
y lo que ha de ser ignoras.
¡Para qué contar las horas!
¡Para qué!...


Francisco A. de Izaca

domingo, 5 de abril de 2015

LENCERIA NEGRA



 Me desvestiré sin prisa
como sé que tu sed desea,
desabrocharé la blusa, borrando los ojales,
hora a hora,
encadenada al impulso
de la corriente azul que traspasa mis dedos.


Deslizaré despacio las sedosas medias,
hasta dejar desnudos
los pies de escamas blancas
que sepan improvisar abrazos
sobre el itinerario íntimo   de tus espumas.


Y mi cuerpo
absorto frente a la alegría de tus ojos,
se vestirá con tu  piel
haciéndose, por fin, destino de tus manos.



Yolanda Gelices

sábado, 4 de abril de 2015

PAIS DEL AGUILA



 
Fácil, en la meseta castellana
es el cielo, franco
el espacio, sin puertas, extendido,
país puro del águila... Pero
hondamente aquí
oxígeno mortal llevan sus aires
y un moho la libertad que quema el ámbito
de su llanura, ¡tanta contraria ley
marchitó a quien la puebla!
Y así encina y pinar ofrecen siempre
recogimiento, mas la acidia y la envidia
no abandonan sus hojas
que la lluvia no arrastra, ni lo mezquino
su corazón que poseído hubiera
las vastas galerías donde nace
la luz que cerca habita.
No pudo ser, por eso vengo ahora
a contemplar este abierto ofertorio donde
sobre aquella hermosura
—que acaso no merezcan
sus hombres—
el más hondo pensar aquí se inicia.


Jesus Hilario Turdidor

viernes, 3 de abril de 2015

VANO


Escribí en mis manos,
tu nombre y tu ausencia,
al acariciar tu rostro
de muchacha hermosa
de muchacha buena:
ese cutis suave
propio de muñeca,
de ojitos chispeantes,
mohines de niña,
labios como fresas:
¡si lo tienes todo!
juventud, belleza...
y un corazón que guardas
para el que tú más quieras.
¿Cómo sospechar
de algo tan humano?
si quien te dobla en años
aún te pretenda.

¡Inocente sea!
si por confesarse
paga esa culpa
con el merecido olvido
de quien lo desvela.
Solo te llamare,
AMIGA,
si al menos eso dejas...
¿por qué sabes, ángel?
que cuando te tengo,
no te estoy teniendo...
Eres espejismo
y a pesar de eso
¡tan dentro
en mis venas...!
todo se  termina
sin saciar mi sed...
por eso al escribir esto,
quizás, con muy pobre letra
es con el solo anhelo
de que tú lo sepas,
este, mi deseo
de que si hay alguien
en que tú ya piensas:
sea que te sienta
como a ti te siento
querida princesa.


Raul Oswaldo GonzalezAguero

jueves, 2 de abril de 2015

ADIOS


 
Esta es la tierra, donde el sufrimiento
es la medida de los hombres. Dan
pena los condes con su fiel faisán
y los cobardes con su fiel lamento.

La belleza nos sirve de tormento
y la injusticia nos concede el pan.
Un día brindaréis por los que habrán
convertido el dolor en fundamento.

Los que vivimos para dar alcance
a tan inmensa luz que hoy no podría
un dios mirarla sin quedarse ciego,

aún tendremos que agotar el lance:
arrojar al silencio la agonía
como quien tira el corazón al fuego.



Antonio Gamoneda

miércoles, 1 de abril de 2015

CONVERSACION


 
Los muertos pocas veces libertad
alcanzáis a tener, pero la noche
que regresáis es vuestra,
vuestra completamente. 


Amada mía, remordimiento mío,
la nuit c’est toi cuando estoy solo
y vuelves tú, comienzas
en tus retratos a reconocerme.


¿Qué daño me recuerda tu sonrisa?
¿Y cuál dureza mía está en tus ojos?
¿Me tranquilizas porque estuve cerca
de ti en algún momento? 


La parte de tu muerte que me doy,
la parte de tu muerte que yo puse
de mi cosecha, cómo poder pagártela...
Ni la parte de vida que tuvimos juntos. 


Cómo poder saber que has perdonado,
conmigo sola en el lugar del crimen?
Cómo poder dormir, mientras que tú tiritas
en el rincón más triste de mi cuarto?




Jaime Gil de Biedma