"Sumérgete en el océano de emociones tejido por palabras, donde cada verso es un eco del alma y cada estrofa es un viaje hacia la profundidad del corazón: Bienvenido al santuario de la poesía, donde los sueños danzan entre líneas y los sentimientos florecen en cada palabra."

domingo, 30 de agosto de 2015

CORDOBA DE LAS CAMPANAS

 
Eran unas dulces
claras notas finas.


Eran las campanas
de las Catalinas
Eran un canto alado
como de promesa.


Eran las campanas
de Santa Teresa
Eran una voz
diciendo un distinto.


Eran las campanas
de Santo Domingo
Eran una voz mansa
llamando al aprisco.


Llamaban a misa
las de San Francisco
Eran unas voces
de amor hecho sed.


A misa llamaban
las de la Merced
Eran una voz llena
diciendo María.


Eran las campanas
de la Compañía
Eran unas notas
de bronce y cristal.


Con altos acentos
ahuyentando el mal
O Gloria diciendo
con el claro metal.


¡Eran las campanas
de la Catedral!
Serán como risas
cuando ríen dos,
repiques del Huerto
y del Niño Dios.



Arturo Capdevila

EL MUEBLE

 
Por escupir secretos en tu vientre,
por el notario
que juntó nuestros besos con un lápiz,
por los paisajes que quedaron presos
en nuestra almohada a trinos desplumados,
por la pantera aún que hay en un dedo,
por tu lengua
que de pronto desprecia superficies,
por las vueltas al mundo sin orillas
en tu ola con náufragos: tu vientre;
y por el lujo que se dan tus senos
de que los limpie un perro que te lame,
un ángel que te ladra si te vistes,
cuatro patas que piensan cuando celan;
todo esto me cuesta solamente tu cuerpo,
un volumen insólito de sueldos regateados,
un ponerme a coser silencios rotos,
un ponerme por dentro detectives,
cuidarme en las esquinas de tu origen,
remendar mi heroísmo de fonógrafo antiguo,
todo el año lavando mis bolsillos ingenuos,
atrasando el reloj de mi sonrisa,
haciendo blanco el día cuando llega visita,
poniendo gramática a tus ruidos,
poniendo en orden
el manicomio cuerdo de tu sexo;
déjame ahora
que le junte mis dudas a la escoba,
quiero quedarme limpio como un plato de pobre;
tú,
que llenaste mi sangre a caballos,
tú,
que si te miro me relincha el ojo,
dobla tu instinto como en una esquina
y hablemos allí solos,
sin el uso,
sin el ruido
del alquilado mueble de tu cuerpo.





Manuel de Cabral




viernes, 28 de agosto de 2015

AGUA DE DESILUSIONES


En la fatiga de un sueño desesperado,
corre el alma detrás de toda corriente
contemplando en cada una de sus gotas
la esperanza de un fiel ser viviente. 


Apresurándose, escribe poesías en el aire
y construye castillos en la arena,
contemplando lo que pudo haber sido
imaginándolo ya como si hubiese existido,

en la soledad de una media verdad
que al tratar de ser alcanzada
siendo espejismo de una realidad
se esconde como espuma en la oleada.


Así se pierden horas de ilusiones,
así se marchitan rosas de recuerdos,
así se quedan sentimientos en el olvido,
ahogados por aguas de desilusiones.

Alma que vive sin encontrar otro consuelo
que el de unos brazos abiertos en un madero
aquella tarde de maldad, pecado y duelo,

perdonando sin que se le pida perdón,
amando sin esperar recibir amor,
bajo la sombra del Omnipotente Creador. 





Pablo Caballero

jueves, 27 de agosto de 2015

EL NO

 
¡Ay cuántas veces a tus pies postrado,
en lágrimas el rostro sumergido,
a tus divinos labios he pedido
un : ¡cruel! que siempre me has negado!


Y pensando ya ver tu pecho helado
de mi tormento a compasión movido
en vez del ¡ay dolor! he recibido
un no que mi esperanza ha devorado.


Mas si mi llanto no es de algún provecho,
si contra mí tu indignación descarga,
y si una ley de aniquilarme has hecho,


quítame de una vez pena tan larga,
escóndeme un puñal en este pecho,
y no me des un no que tanto amarga.




Juan Bautista Arriaza y Auperviela

miércoles, 26 de agosto de 2015

EN EL CAMINO


Yo iba sola al Misterio bajo un sol de locura,
Y tú me derramaste tu sombra, peregrino;
Tu mirada fue buena como una senda oscura,
Como una senda húmeda que vendara el camino.

Me fue pródiga y fértil tu alforja de ternura:
Tuve el candor del pan, y la llama del vino;
Mas tu alma en un pliegue de su astral vestidura,
Abrojo de oro y sombra se llevó mi destino.


Mis manos, que tus manos abrigaron, ya nunca
Se enfriarán, y guardando la dulce malla trunca
De tus caricias ¡nunca podrán acariciar!...


En mi cuerpo, una torre de recuerdo y espera
Que se siente de mármol y se sueña de cera,
Tu Sombra logra rosas de fuego en el hogar;
Y en mi alma, un castillo desolado y sonoro
Con pátinas de tedio y humedades de lloro,
¡Tu sombra logra rosas de nieve en el hogar!





Delmira Agustini

martes, 25 de agosto de 2015

ES SURTIDOR DE ORO


Vibre, mi musa, el surtidor de oro
La taza rosa de tu boca en besos;
De las espumas armoniosas surja
Vivo, supremo, misterioso, eterno,
El amante ideal, el esculpido
En prodigios de almas y de cuerpos;
Debe ser vivo a fuerza de soñado,
Que sangre y alma se me va en los sueños;
Ha de nacer a deslumbrar la Vida,
Y ha de ser un dios nuevo!
Las culebras azules de sus venas
Se nutren de milagro en mi cerebro…


Selle, mi musa, el surtidor de oro
La taza rosa de tu boca en besos;
El amante ideal, el esculpido
En prodigios de almas y de cuerpos,
Arraigando las uñas extrahumanas
En mi carne, solloza en mis ensueños:
—Yo no quiero más Vida que tu vida,
Son en ti los supremos elementos;
Déjame bajo el cielo de tu alma,
En la cálida tierra de tu cuerpo!—
—Selle, mi musa, el surtidor de oro
La taza rosa de tu boca en besos!




Delmira Agustini

lunes, 24 de agosto de 2015

ARANDO EN EL MAR


Cruzaste mi camino por azar...
¿Que por qué reparé en ti?
No sé...
Eras alegre, casquivano...
¿O eras casualidad?
Qué más da...
Tus ojos me fijaban con insolencia
mientras avanzabas paso a paso
por mi sendero de sueños...

Te vi aquella mañana...
Arando en un mar transparente
de encajes celestes...
Allí donde las nubes fuerzan la marea
acariciar la arena...
Tu mirada chispeante cantaba
en mis ojos mientras te soñaba.
Brillabas en mi alma como brilla
el reflejo del sol sobre las aguas
calmas...

Más allá de la razón...
Nos lanzamos al vacío de un
mundo desconocido...
Un mundo donde la brisa se
transforma en fuego...
Donde se confunden ternura,
deseo, pasión y juego...

Y tus ojos cambiaron de expresión...
Vi una mirada sensual y penetrante
desnudar mi timidez en un instante...
Sentí la vida oscilar bajo tus manos
suaves...
Y en el olvido nos ahogamos,
vencidos...

Pero las nubes corren esta noche,
veloces...
Ya tu rostro etéreo detrás de una
estrella se esconde...
Ya una lluvia de lágrimas borró
despacio las huellas de tus pasos...
Ya solo adivino la risueña expresión
de tus ojos...

Ay, amor...
Si ya te entregué todo lo que se
puede entregar...
Dime, di...
¿Qué más te podría dar?
Si no eras realidad...
Te vi pasar por mis sueños...
Nada más... 




Marie Ange Bonnevie

domingo, 23 de agosto de 2015

NOSTALGIA

 
A tiempo
¡como siempre a su tiempo!
después del duro invierno
vendrá la eterna primavera
y traerá, silenciosa,
nueva savia
a las tristes ramas
de los chopos viejos

¡y como siempre!
reverdecerán, felices,
sus hojas muertas
y en sus mudas cortezas
volverán a escribir
nostálgicos versos
¡los enamorados!
aprendices de poeta

Yo, también,
cuando era joven,
sentado entre sus
ramas esqueléticas,
soñaba con escribir un día
a la suave luz de la luna
para mi madre buena
algunas estrofas cortas
que formaran un poema

Un breve poema
donde le diría
que en las tardes grises
del invierno frío
ella era la llama
que en el hogar ardía
y la mano dulce
que me abrazaba
cuando estaba triste
cuando yo, ¡lloraba!
y me sonreía
cuando dibujaba en el vaho
de las húmedas ventanas
montañas muy altas,
pájaros sin alas,
y corazones atravesados
por la flecha de mi amada.



Julio Biosca

sábado, 22 de agosto de 2015

IMAGENES URGIDAS


Han pasado los años
Se siente el estiaje
De los mares sobre la espuma
De esas aguas idas
Sombras en las páginas de la piel
Imágenes urgidas
Varadas en el muelle de los labios
Sin decirse
              Sin pronunciarse
Siempre de regreso
Como pedazos de papel
                          En el invierno
De la medianoche

Pasan también los días
Abriendo viejas heridas
Y oyendo caer
El esqueleto de múltiples relojes

Gritan los fantasmas
Agarrados del sombrero
                        De las estrellas
Orina la luna de reojo
                              Las calles
Donde habita lo póstumo
Y los domingos muerden el bolsillo
Como los ojos que cuelgan
              Del cielo
                        Como relámpagos

Pasan las horas
Con su ataúd de humo
Y jaulas con las mandíbulas
              Tiesas de los cuerpos:
Ácidas pupilas
Mejillas ya sin gritos
Vértebras soportando las agujas
              De la patria
              De la historia
Siglo de noche con jinetes
                          Agrietados
Y armaduras que sangran
En cada galope
Donde el mal incuba
            Y castra ilusiones

Bailan en la sangre los espíritus
Ahogan sus gestos
                          En los ciervos
Los ríos chorrean pájaros muertos
Días sin orgullo
Donde el luto
Siembra cometa de cauces
Y las sombras resplandecen
Como un “bosque azul”

Los minutos entretanto
Cantan a capella
El do  re  mi
                Contra un follaje de moscas. 



Andre Cruchaga

viernes, 21 de agosto de 2015

EPITAFIO PARA UN VIVO

 
Espero poder colocar una flor
sobre el cemento de mi propia tumba,
una raza de estrellas colmadas de manos.


Espero una almohada feliz en el nicho de la eternidad,
un paso silencioso por entre mi heridas.
Sépase que fui honesto con los grillos,
consecuente con los sueños de los pájaros,
absoluto en la fe de la marcha por las calles.


Poned, entonces, mi cuerpo devuelto a la tierra,
como si hiciéramos un agujero por donde se mira el mundo.


Dejadme, entonces, en las raíces de los desolados
y den este adiós final como si fuese primero. 




Santiago Azar

jueves, 20 de agosto de 2015

MIERCOLES

 
líquido sol multiplicado,
azogue voluptuoso de tus iris,
—en ti libre, pájaro libre, único venablo libre—
omnipresente cenit,
horizonte total.

Ríos de luz de tan profundas fuentes
anegan todos los silencios.

Pleamar de incipientes corolas,
vocero de los dioses,
Mercurio,
miércoles divino,
fluye tan claro de tus involuntarios dedos,
que el mediodía anticipado
triunfa exhultante en las cavernas.









Francisco Basallote

miércoles, 19 de agosto de 2015

CÀRMIDES

 
¿En sueños? Lenta lluvia de hojas
secas, que aún no concluye. Por el aire,
lo que sin dar sombra se difunde,
lo que sin luz aparente deslumbra. 


Huye de si mismo el pájaro. Queda
un vacío que nada ni nadie ocupa.
Es niebla cuanto cabe. Es papel,
reflejo, eco.
                    Una figura
en lo remoto se desdibuja.
Inútil esbozo, grito de animal
entre las llamas. ¿Hubo
cortina sin rasgadura,
mirada sin velo y, adelante,
agua con su cauce y desembocadura?

        
En silencio, con los ojos abiertos,
se sumerge. Sin testigos. 


Lejos de los barcos pintados,
de los remos, del Pez
y los peces. Ahora
todo es tiempo, muerde los muros,
los hijos, arroja ceniza
sobre las ciudades. 


En el fondo apenas una chispa.
Apenas algunas hojas secas,
un fruto que nadie come
en el aire se pudre.

         
Un árbol desatado, suspendido sobre la corriente.
Las preguntas de los tallos, en la savia la respuesta. 


¿Quién se desnuda, se pinta el vientre,
se ofrece a la casi luz, casi penumbra?
El Eje del Mundo, el punto exacto, el centro. 


Pero el deseo falla, la razón falla.
Y la casa está vacía.

         
¿Es la vigilia ahora? Relámpagos.
lejanos, detrás de los últimos árboles. 


Tiene que haber un hombre allá,
con él una mujer. Huesos,
nervios, desdichas, palabras,
líquidos, hambre y sed. 


Con ellos ni mi sombra estuvo.
Aquí sólo ras de tierra, breve océano mudo,
papeles esparcidos.

         
En el sitio de las olas, pozo.
Barco de frágiles vértebras, donde existo. 


Se hiela la memoria al borde
de un seno oscuro, ciego. Exilio.
Quien come siente culpa. 


Quien ayuna ve caer el cielo de a pedazos.
Entonces, ¿ya se dijo todo,
historia: menos que bestia, espantajo?

        
Enfrente, figuras puestas en hilera,
desnudas o apenas vestidas
con retazos de lo que pudo ser
y no fue. Ligera niebla
entre ellas y yo,
pero de todos modos
ligera materia de extranjería,
de casi muerte. 


Viven en casa hueca, sin gracia.
Vivo en casa llena, igual de descolorida.

        
En este suelo, diseminados. Arriba,
cuanto hiela. Abajo, cuanto arde y crepita.
Sopla un juicio confuso,
que no distingue culpables
de inocentes.
                    Un insecto
empuja una bola de barro;
un niño delira por la fiebre
y ve lo que mañana
será su demencia o su arte. 


Agua viscosa dentro de un cráneo.
Y en alguna parte,
lo obviado, escarnecido,
sucio, impío,
incapaz de dormir, de despertar,
vientre que ningún animal husmea,
espalda que se apoya contra muros
que apenas dan reparo
a hierbas duras, sin flores ni perfumes.
Adonde desde siempre me dirijo.




Carlos Barbarito

martes, 18 de agosto de 2015

EL JARDIN NEGRO

 
Es noche. La inmensa
palabra es silencio...
Hay entre los árboles
un grave misterio...
El sonido duerme,
el color se ha muerto. 


La fuente está loca,
y mudo está el eco.

¿Te acuerdas?... En vano
quisimos saberlo... 


¡Qué raro! ¡Qué oscuro!
¡Aún crispa mis nervios,
pasando ahora mismo
tan sólo el recuerdo,
como si rozado
me hubiera un momento
el ala peluda
de horrible murciélago!... 


Ven, ¡mi amada!  Inclina
tu frente en mi pecho;
cerremos los ojos;
no oigamos, callemos... 


¡Como dos chiquillos
que tiemblan de miedo!

La luna aparece,
las nubes rompiendo...
La luna y la estatua
se dan un gran beso.





Manuel Machado

lunes, 17 de agosto de 2015

AVE DE PASO


(He soñado que era otro
más joven y más alegre,
descubridor de amigos de ronco pico de pato,
perdedor de papeles y de tiempo,
comedor de hortalizas a la noche de juerga
y encontrador de hermanos no perdidos. 


Pero con la mañana
paso a ser una campa de feria
desierta en un rincón de Portugal:
van cayendo las horas
y justifican mi razón de ser,
una tras otra, mantas,
caballitos, ronquera de reyertas,
tendidos de cerámica, zapatos,
humo de hogueras, voces de pregones,
tropezones
de compradores torpes contra vientos tensos
de tendejones de campaña, imprecaciones
y miradas al cielo de tormenta. 


Nunca estuve más lleno y habitado
de gente ajena a mí. De pájaros de cuenta.) 





Luis Cañizal de la Fuente

domingo, 16 de agosto de 2015

ACASO...

 
Como atento no más a mi quimera
no reparaba en torno mío, un día
me sorprendió la fértil primavera
que en todo el ancho campo sonreía. 


    Brotaban verdes hojas
de las hinchadas yemas del ramaje,
y flores amarillas, blancas, rojas,
alegraban la mancha del paisaje. 


    Y era una lluvia de saetas de oro,
el sol sobre las frondas juveniles;
del amplio río en el caudal sonoro
se miraban los álamos gentiles. 


    Tras de tanto camino es la primera
vez que miro brotar la primavera,
dije, y después, declamatoriamente:

    —¡Cuán tarde ya para la dicha mía!—
Y luego, al caminar, como quien siente
alas de otra ilusión: —Y todavía
¡yo alcanzaré mi juventud un día!




Antonio Machado

sábado, 15 de agosto de 2015

A UN OLMO SECO


 Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido. 


  ¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento. 


  No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores. 


  Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas. 


  Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas, 
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida. 


Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.




Antonio Machado

viernes, 14 de agosto de 2015

CINCO DE CIENTO


Qué pocos los que piensan
los que algo dicen
los que conocen
los que aprenden a ser
Qué pocos los que saben y quieren
y quieren sólo lo que pueden
Qué escasos los que lloran
y saben por qué lloran
los que dan
y saben qué reciben
los que poseen sin tener
los que comparten
los que responden
Qué pocos los que se buscan
y cuántos entre las cosas se pierden
Qué pocos los que sueñan
y son soñados
los que viven el instante
como si único fuere
Qué pocos los que vencen la corriente
y pretenden siempre lo que hacen
cuantos los que se dejan llevar
y desean sólo lo que otros logran
Qué pocos los que anhelan ser
y procuran que los demás sean
Cuántos se confunden en los otros
y no distinguen entre el ser y el tener
Qué pocos los que se conforman con lo que son
los que en silencio sufren
los que saben amar
y anhelan ser amados
Qué pocos los que ven en ti lo que eres
cuantos los que de ti se quieren valer
Qué pocos, qué escasos
cinco de ciento
cinco de tantos



Joaquin Arespacochaga

jueves, 13 de agosto de 2015

AREA SONANTE

 
Área sonante, ovario
de la noche carnal; abrevadero
insistente y monótono en la arena
del oído terrestre.


Y tocar, hacia dentro, el oleaje
como aquel remotísimo, asilado
en lo vacío de las conchas. Urna,
seda contigua que despliega
en hileras cayendo, una por una,
golpes de espuma deslazada.


Concha de labios húmedos, saliva
en los labios inmensos.


Y yo mismo,
¿qué escalofrío soy, qué gobernado,
—como presa de un águila— deleite?
Y tú desnuda, la que viene,
la desnuda en los bordes de su boca.


Por lo demás, hay cosas
que se comprenden fácilmente:
los relámpagos duros del galope,
los lechos consagrados, la ablandada
mano de las entrañas a rebato,
y un sabor permanente de estar vivos.


Ahora y en lo próximo, corales
tras la puerta sombría; lengua súbita
abre y señala claustros al incesto
de la boca y la oreja, complicadas
en el secreto. Paso de cantiles,
garganta de campana en que te escucho,
latiendo, hacerte y deshacerte.


Y es el vino violeta de tu sangre,
y es tu extensión de leche, y tu sin término
río desenredándose que vuelve
en mí sobre sí mismo, desatando,
regresado de sonoras honduras,
de inconsumibles fondos admitido.


Hora ritual de los cuerpos atentos;
ceremonial donde salvado,
como el hueso en la fruta, me reúno;
como el que no ha nacido,
como en agua materna, respirando
sonido respirado, en el deleite
de oírte sumergido. Está sonando
tu corazón. Ahora está sonando.


Ahora y en lo oscuro. Y llovedizas
plumas innumerables se desgarran,
y sal y tinta, construidas
de muy adentro, en olas enrojecen.


Y la unión era lícita, sellada
con las arras solemnes del naufragio.





Ruben Bonifaz Nuño

miércoles, 12 de agosto de 2015

ME ENCUENTRO LLORANDO


Todavía no he podido comprender el de mi existir.
Camino y no se para donde,
Hablo pero soy mudo,


Miro pero no veo,
Oigo pero no escucho,
Toco pero no siento.


Prefiero estar solo pero tengo miedo.
Quiero compartir con otras personas
Pero nunca se que decir.


Abecés no se que hacer me siento
que me estoy asfixiando quisiera morir.


No se expresarme cuando pasa algo.
No tengo palabra para un amigo.


Tengo que repetir lo mismo dos y tres veces.
Tengo que preguntar lo mismo dos y tres veces.
Tengo que mirar lo mismo dos y tres veces.


Abecés la gente se ríe,
La gente mira y no ve a nadie.


Me encuentro llorando de nuevo...




Miguel A. Cera Jr.

martes, 11 de agosto de 2015

LA BLASFEMIA DE LA MUERTE

 
Bisecar el corazón
y la blasfemia de la muerte,
palabras del felibre fascista.


El corazón
con ritmo acelerado
en tu cuerpo maderero,
virgen de mis entrañas.


Con el soplo del espíritu
coherente a la imagen
del pensamiento de niñez.


Claudicante desde recién nacida
recurriendo como antaño
a la mentira verdadera.


Qué dolor he sentido
cuando de tu boca fecundaste
una idea.


Grande fue mi dolor
como soplo de letargo
arraigado a los pilares
decidiste de forma ajena
tu voluntad de voluntades. 




Agustin de la Poza

lunes, 10 de agosto de 2015

HA LLEGADO MI HORA


Ha llegado mi hora.
La hora de entregarme,
por caminos diferentes
y abandonando las palabras.


Mi frío cuerpo de muerte
junto al leve roce de tu pelo
se entregan al frío desierto.


Me fui alejando,
cada vez más cerca.


La oscuridad y las ráfagas
son paso a paso mi tormento
en mi oscura memoria
formando humos, sombras y sueños.


Deseo regresar
y vivir lo cotidiano
sin perder la pauta
y comprando la vida a segundos.


Siempre con la interrogante,
siempre con el espíritu en la boca,
siempre con la sonrisa en la boca
para vestir de blanco mi cuerpo cansado.


Mi existencia está inquieta,
y no se divierte, porque está muerta. 




Agustin de la Poza

domingo, 9 de agosto de 2015

NOCHES DE AMOR LEJANO


En frías noches de ausencia
Un aullido desesperado
Que suena con mi propia voz
Clama por una imposibilidad

Te has convertido en la tormenta
Que atosiga mi alma
En recuerdos apasionados
de noches de amor lejano

Eres también
el dolor por tu ausencia
El clamor que llena esta habitación
Y la felicidad que se derrumbó

Y Mientras más te pienso
Menos te siento
Mientras más te olvido
Más te recuerdo

Porque eres tú vida mía
La sangre de mis venas vacías
El brillo de mis ojos tristes
y el desgarrado sonido de un amor lejano.

Solo decirte queda
Otra vez mi vida
El amor que me embarga de ti
Y el recuerdo de una noche de amor lejano 




Nelson Barragan

sábado, 8 de agosto de 2015

COMO DUELES AMOR MIO


Noches de arrullos
La envolvente brisa de tu amor
A mí llega en orientales suspiros...
y cómo  dueles amor mío...

Cómo duele tu lejanía
Cómo duele tu vacía cercanía
Cómo llora mi alma
En suave y lenta agonía
y cómo dueles amor mío!!

Eres tu amorosa  luna
Eres tú mi fortuna
Eres también el desencanto
Que ha traído mi locura
y cómo  dueles amor mío!!

En estos días estivales
Mi sangre  rebosa  de tu ser
Eres una en mí
y soy uno en ti
Y cómo  dueles amor mío...

Palabras eternas  en el viento
Dulce miel del recuerdo
Voces del pasado que me dicen
De una sagrada promesa

Y cómo  dueles amor mío... 


Nelson Barragan

viernes, 7 de agosto de 2015

ODA AL MAR


Vienes entre grano y grano
repartiendo generosa
                                  tu espuma
rugiendo en humildad
                                  para besar
los pies del vagabundo
                                  atesorando
cuerpo y hombre en tu seno

Qué secretos guardan
tus azules entrañas
paralelas longuitudinales
en tu verde causcásico?

Dame luna y viento
dame sol y sangre
para roer en tus ojos
de niña siempre enamorada
                                  mi tristeza

Cuéntame en tu sonoro silencio
nuestro pasado
llegando a descifrar
por tus estambres metálicos
                                  la vida!

Poseedora del argo
                                  la flecha
                                  el pan
cúmulos de voces hundidas
esqueletos de piedras y arrecifes dormidos
Adonde inicias tu camino?

Rey no destronado por los siglos
te reconocen desde Castilla
la vieja madre
hoy, en tu vientre un muerto
que se yergue ante ti
para que le brindes morada absoluta
una espada de madera
                                  una flor
                                  un nombre 




Simon Reyes

jueves, 6 de agosto de 2015

¿QUE DIERA?


¿Qué diera?
Por volver a verte
Capullo de estrella,
Diluvio de amor
La sonrisa mas bella
Que opaca hasta el sol.


Tus ojos destellos
De gran esplendor
Que brillan en la noche
Sedientos de amor.


¿Qué diera?
Si en todo el mundo
No hay nada
Que compre tus suenos
Que compre un suspiro
Que compre el delirio
De estar junto contigo
No puedo negarlo y
No puedo decirlo
La emocion Que siento
Cuando de mi pecho
Nace un suspiro.


Suspiro de amor
De un gran idilio
Nacido entre los dos
Para estar para siempre unidos.




Manuel Cifuentes

miércoles, 5 de agosto de 2015

CANTAMOS


Cantamos porque la vida lo precisa.
Porque al mágico influjo de la música
las piedras del camino devienen girasoles,
porque al cantar se cauterizan las heridas
y nace entre las manos una espiga
que eleva su estatura hacia el sonido
que fluye interminable, que germina
y se expande como un polen de promesas
por la extensión sin límite del cielo. 


Cantamos porque el canto es necesario.
Porque en alguna parte, alguien que sufre,
necesita los versos, las notas que tañemos,
los acordes que inventa nuestra lira. 


(Pésimo conversador es el silencio,
hay que romper su círculo encantado
y lanzar hacia el viento las palabras
como un cauce perpetuo que no tiembla
ante el rugido atronador de sus sicarios)

Cantamos nuestra dicha y nuestra pena,
el pan que nuestras bocas alimenta
y el vino que nos roba la consciencia. 


El canto es una lucha que no ceja,
una herramienta contra las cadenas,
un estandarte imprescindible, una luz plena
que no apagan las noches de derrota
ni el severo fluir de lágrimas doradas. 


Mi canto es una bandera de horizontes,
una hoguera de manos enlazadas,
un coro de palomas que despiertan. 




Sergio Borao Llop

martes, 4 de agosto de 2015

DADME LICENCIA

 
Dadme licencia, os pido humildemente,
para ser un modesto vagabundo.
Permitidme que pase por el mundo
sin compartir sus fiestas con la gente.

Dejadme que me mueva en otro ambiente
de aquel que ofrece el prefijado rumbo.


Yo no quiero girar, de tumbo en tumbo,
en carrusel que ríe alegremente.


Yo quiero serme fiel cada momento,
y mostrar mi tristeza o mi alegría
de la manera franca en que las siento,
y disculparme si mi cobardía
no realiza mi ansiado sentimiento
de transformar tristeza en alegría. 



Jose Maria de Horna

lunes, 3 de agosto de 2015

CUANDO LLEGA EL VIEJO


Todos están callados ahora. El desaliento
que repentinamente siguiera al comentario
de esa duda, persiste como un presentimiento.


El hermano recorre las noticias del diario

que está sobre la mesa. La abuela se ha dormido
y los demás aguardan con el oído alerta
a los ruidos de afuera, y apenas se oye un ruido
las miradas ansiosas se clavan en la puerta.


El silencio se vuelve cada vez más molesto:
una frase que empieza se traduce en un gesto
de impaciencia. ¡La espina de esa preocupación!


Y cuando llega el viejo, que salió hace un instante,
todas las miradas fijas en su semblante
hay una temerosa, larga interrogación.





Evaristo Carriego

domingo, 2 de agosto de 2015

EN NADA

 
Puedo hacer temblar tu quietud de siglos,
como aquel día único cuando nacimos
y nuestros intentos fueron voz. 


Pero me quedo en nada.
Puedo leer tus secretos,
secretos acomodados de vidas pasadas,
y suavemente ponerlos ante tus ojos. 


Pero mi magia desaparece.
Puedo ser la fuerza que va y viene,
como las olas del mar,
perfecta verdad que haces tuya. 


Pero desfallezco.
Puedo verte sin que me veas,
en luz y sombra
así, silenciosa e incondicional. 


Pero me pierdo como una niña,
como cuando fui transplantada,
en profunda soledad. 




Amanda

sábado, 1 de agosto de 2015

COMO BUENOS AMIGOS


Hablemos
de mi cuerpo,
animal inocente que despierta
encogido de frío entre las sábanas.


Lo trato mal, le instigo
a horrendas vejaciones, a suplicios
sin fin
—como el de andar de noche por las calles
o convivir conmigo todo el año—
aunque a veces
lo cuido como a un niño
y le entrego mi amor y caramelos
—golosina sutil la de mis manos—.


Le quiero.
Juntos descubrimos
los secretos placeres de otros cuerpos.


degustados despacio en la penumbra
y constatamos juntos —yo muy triste—
que él disfrutaba más —¡el muy canalla!—.

Le he dado de comer y lo he vestido,
lo he atado a las costumbres y al decoro,
y sin embargo a veces me traiciona
y se arrastra, de noche, hacia otros muslos.


Yo me dejo llevar, no opongo empeño.
El se siente feliz. Gozamos juntos.




Jose Antonio Blanco