"Sumérgete en el océano de emociones tejido por palabras, donde cada verso es un eco del alma y cada estrofa es un viaje hacia la profundidad del corazón: Bienvenido al santuario de la poesía, donde los sueños danzan entre líneas y los sentimientos florecen en cada palabra."

viernes, 30 de septiembre de 2016

MAS BIEN DIRIA


Esta quietud envejece y es mentira
que uno sea como árbol
que crece desde adentro más
bien diría que se va pudriendo
para el otro lado o que acaso
ese lapacho en flor no sea lo que
marca la primavera es agosto aquí
pleno de invierno no es cierto
lo del sol dando las vueltas
al reverberar éste planeta no
puede ubicar palabras rotas
en marte su silencio enterrando
metales sondeando el rojo no
crece el Paraná en Noviembre o
Marzo hoy desborda risotadas
de pronósticos el que pronostica calla
el que promete muere las carnes
se aflojan dientes sueltan su hueso
el ojo cega con más luces y vivas
el aire está caliente y transpira
me apresura un granizo consigue
la basura estar de fiesta en calles
y los señores jueces no hay muerto
al muerto detrás de chaperíos
dice todos unidos triunfaremos
la topadora va y camino hacen bosta
la noche y otra vez a la vuelta
de la esquina un beso hace perder alientos.





Francisco Rodriguez

jueves, 29 de septiembre de 2016

INVENCIONES


No se inventa un recuerdo
a veces se lo guarda mil años
lo tapan las pirámides lo protegen del polvo
se lleva en la piel a todo instante
no despega alcohol esponja o lija

Algunos entrecanos guardan formas extrañas
laberintos de siestas engrasados de noches
manoseados sus tonos si disgusta su canto

Se acicalan en mares embrujados
no desean gastarse empecinan de espejos

Y cuando pasa el tiempo
(el tiempo es quien nos pasa)
re-inventamos
re-cuerdos
damos cierto lo incierto
apenas dibujamos
un punto quizás tilde o diéresis
es tanta la certeza
que se nos va la vida.






Francisco Rodriguez

miércoles, 28 de septiembre de 2016

AL PARTIR



¡Perla del mar! ¡Estrella de occidente!
¡Hermosa Cuba! Tu brillante cielo
la noche cubre con su opaco velo,
como cubre el dolor mi triste frente. 


¡Voy a partir!... La chusma diligente,
para arrancarme del nativo suelo
las velas iza, y pronta a su desvelo
la brisa acude de tu zona ardiente. 


¡Adiós, patria feliz, edén querido!
¡Doquier que el hado en su furor me impela,
tu dulce nombre halagará mi oído!

¡Adiós!... Ya cruje la turgente vela...
el ancla se alza... el buque, estremecido,
las olas corta y silencioso vuela.





Gertrudis Gomez de Avellaneda

martes, 27 de septiembre de 2016

LA DIFICIL

 
En los extremos estás
de ti, por ellos te busco. 


Amarte: ¡qué ir y venir
a ti misma de ti misma!
Para dar contigo, cerca,
¡qué lejos habrá que ir!
Amor: distancias, vaivén
sin parar. 


En medio del camino, nada.
No, tu voz no, tu silencio. 


Redondo, terso, sin quiebra,
como aire, las preguntas
apenas le rizan,
como piedras, las preguntas
en el fondo se las guarda. 


Superficie del silencio
y yo mirándome en ella. 


Nada, tu silencio, sí.

O todo tu grito, sí. 

Afilado en el callar,
acero, rayo, saeta,
rasgador, desgarrador,
¡qué exactitud repentina
rompiendo al mundo la entraña,
y el fondo del mundo arriba,
donde él llega, fugacísimo! 


Todo, sí, tu grito, sí. 


Pero tu voz no la quiero.




Pedro Salinas

lunes, 26 de septiembre de 2016

EL ESCARABAJO

 
He aquí que por fin llega al verbo también el pequeño escarabajo,
tristísimo minuto,
lento rodar del día miserable,
diminuto captor de lo que nunca puede aspirar al vuelo.


Un día como alguno
se detiene la vida al borde de la arena,
como las hierbecillas sueltas que flotan en un agua no limpia,
donde a merced de la tierra
briznas que no suspiran se abandonan
a ese minuto en que el amor afluye.


El amor como un número
tan pronto es agua que sale de una boca tirada,
como es el secreto de lo verde en el oido que lo oprime,
como es la cuneta pasiva que todo lo contiene,
hasta el odio que afloja para convertirse en el sueño.


Por eso,
cuando en la mitad del camino un triste escarabajo que fue de oro
siente próximo el cielo como una inmensa bola
y, sin embargo, con sus patitas nunca pétalos
arrastra la memoria opaca con amor,
con amor al sollozo sobre lo que fue y ya no es,
arriba entre las flores altas cuyos estambres casi cosquillean el limpio azul
vaga un aroma a anteayer,
a flores derribadas,
a ese polen pisado que tiñe de amarillo constante la planta pasajera,
la caricia involuntaria,
ese pie que fue rosa, que fue espina,
que fue corola o dulce contacto de las flores.


Un viento arriba orea
otras memorias donde circula el viento,
donde estambres emergen tan altos, donde pistilos o cabellos,
donde tallos vacilan
por recibir el sol tan amarillo envío de un amor.


El suave escarabajo,
más negro que el silencio que transcurre después de alguna muerte,
pasa borrando apenas las huellas de los carros,
de los hierros violentos que fueron dientes siempre,
que fueron boca para morder el polvo.


El dulce escarabajo bajo su duro caparazón que imita a veces algún ala,
nunca pretende ser confundido con una mariposa,
pero su sangre gime
(caliente término de la memoria muerta)
encerrada en un pecho con no forma de olvido,
descendiendo a unos brazos que un diminuto mundo oscuro crean.




Vicente Aleixandre

domingo, 25 de septiembre de 2016

EL DESNUDO


Basta, basta.

Tanto amor en las aves,
en esos papeles fugitivos que en la tierra se buscan,
en ese cristal indefenso que siente el beso de la luz,
en la gigante lámpara que bajo tierra solloza
iluminando el agua subterránea que espera.


Tú, corazón clamante que en medio de las nubes
o en las plumas del ave,
o en el secreto tuétano del hueso de los tigres,
o en la piedra en que apoya su cabeza la sombra.


Tú, corazón que dondequiera existes como existe la muerte,
como la muerte es esa contracción de la cintura
que siente que la abarca una secreta mano,
mientras en el oído fulgura un secreto previsto.


Di, qué palabra impasible como la esmeralda
deslumbra unos ojos con su signo durísimo,
mientras sobre los hombros todas, todas las plumas
resbalan tenuemente como sólo memoria.


Di, qué manto pretende envolver nuestro desnudo,
qué calor nos halaga mientras la luz dice nombres,
mientras escuchamos unas letras que pasan,
palomas hacia un seno que, herido, a sí se ignora.


La muerte es el vestido.
Es la acumulación de los siglos que nunca se olvidan,
es la memoria de los hombres sobre un cuerpo único,
trapo palpable sobre el que un pecho solloza
mientras busca imposible un amor o el desnudo.





Vicente Aleixandre

sábado, 24 de septiembre de 2016

EN UN ALBUM

 
La belleza más pura y delicada
Se refleja en tu rostro juvenil,
Eres ninfa risueña, eres un hada,
Eres flor de algún célico pensil.


Es tu espesa y sedosa cabellera
Una inmensa cascada de hebras de oro,
La corona de un rey jamás valiera
Lo que vale ese aurífero tesoro.


Dos azules zafiros son tus ojos,
Que iluminan tu rostro angelical,
Y tus labios delgados son tan rojos
Que podrían llamarse de coral.


Son tus manos dos blancas mariposas
O dos flores talladas en marfil,
Y tus frescas mejillas son dos rosas
Que recién ha entreabierto el sol de abril.


Es mi estilo muy tosco e imperfecto
Y no puedo expresar, en su rudeza,
Lo que vale tu rostro tan perfecto,
Desbordante de célica belleza.




Delmira Agustini

viernes, 23 de septiembre de 2016

TRINIA


 
Al Museo de Sevilla
iba a diario Juan Miguel
a copiar la maravillas
de Murillo y Rafael. 


Y por las tardes, como una rosa
de los jardines que hay en la entrá,
pintaba a Trini, pura y hermosa,
como si fuera la Inmaculá. 


Y decía el chavalillo:
«Pa que voy a entrar ahí,
si es la Virgen de Murillo
la que tengo frente a mí». 


Triniá, mi Triniá,
la de la Puerta Real,
carita de nazarena,
con la Virgen Macarena
yo te tengo compará;
algo tu vida envenena,
qué tienes en la mirá
que no me pareces buena,
Triniá, mi Trini, ay... mi Triniá.

          
El Museo sevillano
un mal día visitó
un banquero americano
que de Trini se prendó. 


Y con el brillo de los diamantes
la sevillana quedó cegá
y entre los brazos de aquel amante
huyó de España la Triniá. 


Y ante el cuadro no acabao
así decía el pintor:
«Tú me has hecho desgraciao,
sin ti qué voy a hacer yo». 


Triniá, mi Triniá,
la de la Puerta Real,
carita de nazarena,
con la Virgen Macarena
yo te tengo compará;
algo tu vida envenena,
qué tienes en la mirá
que no me pareces buena,
Triniá, mi Trini, ay... mi Triniá.




Rafael de Leon

jueves, 22 de septiembre de 2016

LA DANZA INMOVIL

 
Mensajeros en la noche anunciaron lo que no oímos. 

Se buscó debajo del aullido de la luz.
Se quiso detener el avance de las manos enguantadas
que estrangulaban a la inocencia. 


Y si se escondieron en la casa de mi sangre,
¿cómo no me arrastro hasta el amado
que muere detrás de mi ternura?
¿Por qué no huyo
y me persigo con cuchillos
y me deliro? 


De muerte se ha tejido cada instante.
Yo devoro la furia como un ángel idiota
invadido de malezas
que le impiden recordar el color del cielo. 


Pero ellos y yo sabemos
que el cielo tiene el color de la infancia muerta





Alejandra Pizarnik

miércoles, 21 de septiembre de 2016

LA BOCA


Boca que arrastra mi boca:
boca que me has arrastrado:
boca que vienes de lejos
a iluminarme de rayos. 


Alba que das a mis noches
un resplandor rojo y blanco.
Boca poblada de bocas:
pájaro lleno de pájaros. 


Canción que vuelve las alas
hacia arriba y hacia abajo.


Muerte reducida a besos,
a sed de morir despacio,
das a la grama sangrante
dos fúlgidos aletazos. 


El labio de arriba el cielo
y la tierra el otro labio. 


Beso que rueda en la sombra:
beso que viene rodando
desde el primer cementerio
hasta los últimos astros. 


Astro que tiene tu boca
enmudecido y cerrado
hasta que un roce celeste
hace que vibren sus párpados. 


Beso que va a un porvenir
de muchachas y muchachos,
que no dejarán desiertos
ni las calles ni los campos. 


¡Cuánta boca enterrada,
sin boca, desenterramos!

Beso en tu boca por ellos,
brindo en tu boca por tantos
que cayeron sobre el vino
de los amorosos vasos. 


Hoy son recuerdos, recuerdos,
besos distantes y amargos. 


Hundo en tu boca mi vida,
oigo rumores de espacios,
y el infinito parece
que sobre mí se ha volcado. 


He de volverte a besar,
he de volver, hundo, caigo,
mientras descienden los siglos
hacia los hondos barrancos
como una febril nevada
de besos y enamorados. 


Boca que desenterraste
el amanecer más claro
con tu lengua. Tres palabras,
tres fuegos has heredado:
vida, muerte, amor. Ahí quedan
escritos sobre tus labios.




Miguel Hernandez

martes, 20 de septiembre de 2016

ELEGIA


Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano. 


Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento. 

Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento. 


Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado. 


No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida. 


Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos. 


Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo. 


No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada. 


En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta. 


Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.


Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte. 


Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores. 

Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores. 


Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas. 


Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado. 


A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.




Miguel Hernandez

lunes, 19 de septiembre de 2016

A SU MEMORIA


Dormiré en sus senderos
y perseguiré sus huellas
por caminos y praderas


Descansaré en sus valles
y andaré por sus llanuras
atravesaré sus montes
y vadearé sus ríos


Me extasiaré mirando
el verdor de sus valles
y el lejano gris de sus montañas


Recorreré, descalzo, sus simétricos prados
y gozaré del ruido del viento
en los profundos barrancos
donde sólo se escucha la nostalgia


Habitaré en su casa
dormiré en su cama
miraré desde sus claras ventanas
el resplandor rojizo del Ocaso


Cuando, fugazmente, la tengo frente a mí
comprendo lo que siempre ignoré
y cuando, de nuevo, se borra su rostro
desdibujándose como la niebla del otoño
en la soledad... ¡lloro en silencio!


Será como ella...
y la persigo desde siempre
¡al final! confío en encontrarla
pues su presencia me dará la paz
y sólo su nombre
iluminará mi vida


¡Oh blanca Sabiduría!
a ti nunca podrán reconocerte los soberbios
y los poderosos se morirán sin ver tu rostro


Amiga Sabiduría
quiero ¡para siempre!
tenerte cerca
comprender tu esencia
saber que el amor, la paz,
la felicidad
no son pura entelequia




Julio Biosca

domingo, 18 de septiembre de 2016

AIRE Y NIEBLAS

 
El fantasma del agua
es la niebla amorosa,
un agua de ultratumba
enamorada y ciega,
que penetra en el aire
como un labio en los labios.


Todo el ámbito es beso
de aire y niebla,
de alma y alma,
como si un invisible
amor interminable
cubriera la ciudad.


Bajo esta unión sin límites,
los hombres solitarios
se encierran en sí, aguardan
olvidos y presagios,
nieblas íntimas, aires,
besos encarcelados,
dicha sin libertar.




Manuel Altolaguirre

sábado, 17 de septiembre de 2016

EL CANTO DE LOS LOCOS

 
Y en este viaje que hago voy contigo amor
Por las Ciudades solas con tus senos duros al aire
Corriendo también la pradera desnuda y en llamas
Con tu espalda al aire
Con tu espalda al aire y desnuda y en llamas
Llenándola de sales
Cuando viajas por el mundo hacia el norte
Hacia el norte bestia mía a donde vamos
Hacia el norte bestia mía a donde vamos
Y no hay límites
Cruzando los pantanos para llegar hacia la luz
Puros y virtuosos jóvenes
Habitantes de Ciudades en llamas.


Cómo no
Cómo no, loca mía
Si hemos oído cantar a locos, amor
Los hemos oídos entre rocas y piedras que arden
Avanzando en la oscuridad hacia el hemisferio norte
En la oscuridad amor mío
Llegando a la esquina del mundo
Donde nos vamos a juntar a cantar
Con las costillas quemadas. Oigo los silbidos
Sudor, refriega
Púas en mis pezones, entonces. Oigo silbidos
Como asmas.




Carlos Baier

viernes, 16 de septiembre de 2016

PUTA



Puta. Me llaman Puta
y nací virgen, incauta y sensible.


Mis auroras eran primaveras,
mi vida era dura pero honesta.


El hambre me expulsó de mi tierra
y llegué a un mundo llamado paraíso.
Paraíso para los demás, no para mí.


La hambruna se apoderó de mi alma
y marcó con un látigo a mis hijos indefensos.
La calle, la calle fue la única solución.


Destellos rojizos y plateados
engalanaron mi cuerpo flácido.


Mis ojos vacíos se adornaron
de tonos agresivos y hechiceros
que escondieron la amargura de mi mirada.


Soy mujer de la noche.
Mis labios incandescentes y bermejos
llaman al cliente furtivo.


Mis manos afiladas, de uñas carmesí
acarician la espalda de los transeúntes
mi yo artificial sucumbe con repulsión
al fervor asqueroso de la bestia en celo.


Cuerpo y alma lacerados, violados,
heridos y explotados.
Este es mi destino.




Harmonie Botella

jueves, 15 de septiembre de 2016

A MI HIJO

 
Alguien dijo que recuerdas
un niñito de Murillo,
y en verdad que lo pareces
por tu gracia y por tus rizos. 


Tienes cabellos castaños,
ensortijados y finos
con algo de oro en las sienes,
como si fuera rocío. 


La tez pálida y morena,
negros ojos expresivos
que miran llenos de asombro,
como miran los del niño. 


Estabas con tus juguetes,
de pie sobre el ancho piso,
cuando te vi de repente
junto al blanco corderillo;
y al mismo tiempo la imagen
que tuviera en el olvido
apareció viva y fuerte,
tan clara como un prodigio. 


Sin perder un solo instante,
entré de un salto al recinto
y trepando como pude
saqué el Cristo de su sitio,
colocándolo a tu lado
según era mi designio. 


Y después, en un arranque
de ternura y de cariño,
orgullosa más que nunca
de mi hijo y de mi niño,
exclamé dándote un beso
en ese rostro tan lindo: 


«¡Eres el San Juan Bautista
más delicioso que he visto!




Marilina Rebora

miércoles, 14 de septiembre de 2016

SABERES

 
He nacido para saber que llegaría la noche
y con ella este deslucido encaje de huesos,
o aquel lívido bordado de rocíos sin regreso.


He nacido para probar tinieblas y hogueras,
y desentrañar el artero secreto de la sangre.

He vivido sin hacer guarida, ardores ni fuego
y cosido a este osarios de astros pasajeros,
vengo durando como inoportuno ante la vida.


Más tarde o temprano se partirá este pálido
cántaro de sangre forjado entre rutas sin polvo.


Lenta o rápidamente, la sigilosa señal final


zurcirá sobre mi pecho. el silencio indiviso.


Entonces: una vez más fingiré acurrucarme
entre hierbas que musitan plegarias de tierra.




Luis Chwesiuk

martes, 13 de septiembre de 2016

AMANECER

 
Aún la luz del Sol está dormida bajo el horizonte
Que a esta hora es una simple fina línea dorada. 


El cielo es de un azul tan intenso y tan oscuro
Que algunas estrellas permanecen luciendo. 


La luna, menguante casi nula, pasea llevando a Venus de la mano. 


En el transcurrir de unos minutos
La línea del horizonte se tuesta y su anchura aumenta
Y el cielo se clarea un poco, muy poco,
Lo justo para ocultar las estrellas. 


Solo la Luna con Venus a su lado.
El cielo empieza a mancharse de brochazos perezosos color rosa
Mientras, el horizonte ya va tornando a naranja,
Cada vez es más brillante.


Y el cielo poco a poco va aclarando y las nubes
Van tornando lentamente hacia el blanco. 


Solo la luna con Venus a su lado
  Cada vez más apagado. 


Y de repente una bola de fuego aparece.
Y el horizonte estalla en color.
Y el cielo se torna vivo y brillante. 


Y las nubes, escasas, se confunden con un cielo
Color celeste, de puro claro casi blanco. 


Solo la Luna. Venus ya se ha acostado
Y la Luna poco a poco va diluyéndose en el cielo
Pero aún puede verse. 


El Sol ya está sobre el horizonte brillante, redondo y arrogante,
Cegando mis ojos con su luz inmensa,
Provocando sombras alargadas. 


¿Y la Luna?
  De puntillas se ha marchado.




Valentin de Miguel

lunes, 12 de septiembre de 2016

MI CORAZON

 
He perdido
todas las cáscaras
recogidas en el margen
de una playa olvidada,
que había creído
de poder regalar
a mi mamá
el día
de su último
cumpleaños,
he robado
cabellos negros
para detener sus años
y he cerrado
en una caja
de zapatos
su sonrisa
Y para no verla
más llorar
he vendido
el carrillón
y mi corazón
¡para no pensar más!





Carlo Volpicella

domingo, 11 de septiembre de 2016

A UNA ESTATUA DE PROA


 
EN las arenas de Magallanes te recogimos cansada
navegante, inmóvil
bajo la tempestad que tantas veces tu pecho dulce
y doble desafió dividiendo en sus pezones.
Te levantamos otra vez sobre los mares del Sur,
pero ahora
fuiste la pasajera de lo oscuro, de los rincones,
igual
al trigo y al metal que custodiaste
en alta mar, envuelta por la noche marina.
Hoy eres mía, diosa que el albatros gigante
rozó con su estatura extendida en el vuelo,
como un manto de música dirigida en la lluvia
por tus ciegos y errantes párpados de madera.
Rosa del mar, abeja más pura que los sueños,
almendrada mujer que desde las raíces
de una encina poblada por los cantos
te hiciste forma, fuerza de follaje con nidos,
boca de tempestades, dulzura delicada
que iría conquistando la luz con sus caderas.
Cuando ángeles y reinas que nacieron contigo
se llenaron de musgo, durmieron destinados
a la inmovilidad con un honor de muertos,
tú subiste a la proa delgada del navío
y ángel y reina y ola, temblor del mundo fuiste.

El estremecimiento de los hombres subía
hasta tu noble túnica con pechos de manzana,
mientras tus labios eran oh dulce! humedecidos
por otros besos dignos de tu boca salvaje.
Bajo la noche extraña tu cintura dejaba
caer el peso puro de la nave en las olas
cortando en la sombría magnitud un camino
de fuego derribado, de miel fosforescente.

El viento abrió en tus rizos su caja tempestuosa,
el desencadenado metal de su gemido,
y en la aurora la luz te recibió temblando
en los puertos, besando tu diadema mojada.
A veces detuviste sobre el mar tu camino
y el barco tembloroso bajó por su costado,
como una gruesa fruta que se desprende y cae,
un marinero muerto que acogieron la espuma
y el movimiento puro del tiempo y del navío.
Y sólo tú entre todos los rostros abrumados
por la amenaza, hundidos en un dolor estéril,
recibiste la sal salpicada en tu máscara,
y tus ojos guardaron las lágrimas saladas.
Más de una pobre vida resbaló por tus brazos
hacia la eternidad de las aguas mortuorias,
y el roce que te dieron los muertos y los vivos
gastó tu corazón de madera marina.
Hoy hemos recogido de la arena tu forma.
Al final, a mis ojos estabas destinada.
Duermes tal vez, dormida, tal vez has muerto,
muerta:
tu movimiento, al fin, ha olvidado el susurro
y el esplendor errante cerró su travesía.
Iras del mar, golpes del cielo han coronado
tu altanera cabeza con grietas y rupturas,
y tu rostro como una caracola reposa
con heridas que marcan tu frente balanceada.
Para mí tu belleza guarda todo el perfume,
todo el ácido errante, toda su noche oscura.
Y en tu empinado pecho de lámpara o de diosa,
torre turgente, inmóvil amor, vive la vida.
Tú navegas conmigo, recogida, hasta el día
en que dejen caer lo que soy en la espuma.


Pablo Neruda

sábado, 10 de septiembre de 2016

NOCHE DEL MES DE JUNIO

 
Alguna vez recuerdo
ciertas noches de junio de aquel año,
casi borrosas, de mi adolescencia
(era en mil novecientos me parece
cuarenta y nueve)
porque en ese mes
sentía siempre una inquietud, una angustia pequeña
lo mismo que el calor que empezaba,
                                                                          nada más
que la especial sonoridad del aire
y una disposición vagamente afectiva.

Eran las noches incurables
                                                        y la calentura. 


Las altas horas de estudiante solo
y el libro intempestivo
junto al balcón abierto de par en par (la calle
recién regada desaparecía
abajo, entre el follaje iluminado)
sin un alma que llevar a la boca. 


Cuántas veces me acuerdo
de vosotras, lejanas
noches del mes de junio, cuántas veces
me saltaron las lágrimas, las lágrimas
por ser más que un hombre, cuánto quise
morir
            o soñé con venderme al diablo,
que nunca me escuchó. 


                                              Pero también
la vida nos sujeta porque precisamente
no es como la esperábamos.



Jaime Gil de Biedma

viernes, 9 de septiembre de 2016

AY, AMARGAS SOLEDADES



«—¡Ay, amargas soledades
de mi bellísima Filis,
destierro bien empleado
del agravio que la hice!

Envejézcanse mis años
en estos montes que vistes,
que quien sufre como piedra
es bien que en piedras habite.

¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes!

¡Con cuánta razón os lloro,
pensamientos juveniles
que al principio de mis años
cerca del fin me trujistes!

Retrato de mala mano,
mudable tiempo me heciste
sin nombre no me conocen
aunque despacio me miren.

¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes!

Letra ha sido sospechosa,
que clara y escura sirve,
que por no borrarla toda,
encima se sobre escribe.

Pienso a veces que soy otro
hasta que el dolor me dice
que quien le sufre tan grande
ser otro fuera imposible—».

¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes!

Lope de Vega

jueves, 8 de septiembre de 2016

A LOS ESPACIOS


A los espacios entregarme quiero
Donde se vive en paz, y con un manto
De luz, en gozo embriagador henchido,
Sobre las nubes blancas se pasea, ?
Y donde Dante y las estrellas viven. 

Yo sé, yo sé, porque lo tengo visto
En ciertas horas puras, cómo rompe
Su cáliz una flor,? y no es diverso
Del modo, no, con que lo quiebra el alma. 

Escuchad, y os diré: ?viene de pronto
Como una aurora inesperada, y como
A la primera luz de primavera
De flor se cubren las amables lilas... 

Triste de mí: contároslo quería
Y en espera del verso, las grandiosas
Imágenes en fila ante mis ojos
Como águilas alegres vi sentadas. 

Pero las voces de los hombres echan
De junto a mí las nobles aves de oro:
Ya se van, ya se van: ved cómo rueda
La sangre de mi herida. 

Si me pedís un símbolo del mundo
En estos tiempos, vedlo: un ala rota. 

Se labra mucho el oro, el alma apenas!?
Ved cómo sufro: vive el alma mía
Cual cierva en una cueva acorralada:?
¡Oh, no está bien:
me vengaré, llorando!


José Martí


miércoles, 7 de septiembre de 2016

EL GRAJO



Un grajo entre las nubes salta
como una mancha de tinta en un cuaderno,
como un pozo sin fondo y sin cubeta
donde el agua se queja mientras grazna.

Sus plumas son carbón para aquel horno
que de las pesadillas se alimenta
y sus ojos un círculo de lumbre
que deja las promesas sin cumplir.

Las alas tenebrosamente abiertas son
la oscuridad del día en la cabeza
y las garras de hierro al rojo vivo
ardientes relámpagos de media noche.

Es la cola del grajo en la tormenta
el triste timón de los desastres
y sus patas invictas escaleras
por donde sube el humo de los siglos.

El pico -por último- es un usurero
clavado en las necesidades de la sombra
con la cresta como una bravata
coronando el negrísimo atavío.

Como un sufrimiento sin alivio
donde la noche inclina la balanza
el grajo es en la oscuridad
un espejo con alas de obsidiana.

 
Alberto Blanco

martes, 6 de septiembre de 2016

AMOR Y EMPACHO

 
No existen dos razones más urgentes
en esta vida gris y acoquinada
que los pechos erectos y turgentes
de una mujer que tiende su celada


Ahí quiero caer yo de primero,
en esa que es mi trampa preferida,
para quedarme solo y prisionero
pero por todo el resto de mi vida


Mujer, quiero en tus redes enredarme
para que así tu puedas devorarme
igual que la Mantís devora al macho


Y que después te pase, por golosa,
que al comerte mi presa más jugosa
te duere nueve meses el empacho....!




Julio Escobar

lunes, 5 de septiembre de 2016

EL OLVIDO Y LAS MUCHACHAS (Los Versos del Capitán)



EL OLVIDO

Todo el amor en una copa
ancha como la tierra, todo
el amor con estrellas y espinas
te di, pero anduviste
con pies pequeños, con tacones sucios
sobre el fuego, apagándolo.

Ay gran amor, pequeña amada!

No me detuve en la lucha.
No dejé de marchar hacia la vida,
hacia la paz, hacia el pan para todos,
pero te alcé en mis brazos
y te clavé a mis besos y te miré como jamás
volverán a mirarte ojos humanos.

Ay gran amor, pequeña amada!

Entonces no mediste mi estatura,
y al hombre que para ti apartó
la sangre, el trigo, el agua
confundiste
con el pequeño insecto que te cayó en la falda.

Ay gran amor, pequeña amada!

No esperes que te mire en la distancia
hacia atrás, permanece
con lo que te dejé, pasea
con mi fotografía traicionada,
yo seguiré marchando,
abriendo anchos caminos contra la sombra, haciendo
suave la tierra, repartiendo
la estrella para los que vienen.

Quédate en el camino.
Ha llegado la noche para ti.
Tal vez de madrugada nos veremos de nuevo.

Ay gran amor, pequeña amada!

Pablo Neruda


LAS MUCHACHAS

Muchachas que buscabais
el gran amor, el gran amor terrible,
qué ha pasado, muchachas?

Tal vez
el tiempo, el tiempo!

Porque ahora,
aquí está, ved cómo pasa
arrastrando las piedras celestes,
destrozando las flores y las hojas,
con un ruido de espumas azotadas
contra todas las piedras de tu mundo,
con un olor de esperma y de jazmines,
junto a la luna sangrienta!

Y ahora
tocas el agua con tus pies pequeños,
con tu pequeño corazón
y no sabes qué hacer!

Son mejores
ciertos viajes nocturnos,
ciertos departamentos,
ciertos divertidísimos paseos,
ciertos bailes sin mayor consecuencia
que continuar el viaje!

Muérete de miedo o de frío,
o de duda,
que yo con mis grandes pasos
la encontraré,
dentro de ti
o lejos de ti,
y ella me encontrará,
la que no temblará frente al amor,
la que estará fundida conmigo
en la vida o la muerte!

Pablo Neruda





domingo, 4 de septiembre de 2016

EL CONDOR Y EL INSECTO (Los Versos del Capitán)




EL CÓNDOR

Yo soy el cóndor, vuelo
sobre ti que caminas
y de pronto en un ruedo
de viento, pluma, garras,
te asalto y te levanto
en un ciclón silbante
de huracanado frío.

Y a mi torre de nieve,
a mi guarida negra
te llevo y sola vives,
y te llenas de plumas
y vuelas sobre el mundo,
inmóvil, en la altura.

Hembra cóndor, saltemos
sobre esta presa roja,
desgarremos la vida
que pasa palpitando
y levantemos juntos
nuestro vuelo salvaje.

Pablo Neruda


EL INSECTO

De tus caderas a tus pies
quiero hacer un largo viaje.

Soy más pequeño que un insecto.

Voy por estas colinas,
son de color de avena,
tienen delgadas huellas
que sólo yo conozco,
centímetros quemados,
pálidas perspectivas.
Aquí hay una montaña.
No saldré nunca de ella.
Oh qué musgo gigante!
Y un cráter, una rosa
de fuego humedecido!

Por tus piernas desciendo
hilando una espiral
o durmiendo en el viaje
y llego a tus rodillas
de redonda dureza
como a las cimas duras
de un claro continente.

Hacia tus pies resbalo,
a las ocho aberturas,
de tus dedos agudos,
lentos, peninsulares,
y de ellos al vacío
de la sábana blanca
caigo, buscando ciego
y hambriento tu contorno
de vasija quemante!


Pablo Neruda

sábado, 3 de septiembre de 2016

COMO LEVE SONIDO

 
Como leve sonido:
hoja que roza un vidrio,
agua que acaricia unas guijas,
lluvia que besa una frente juvenil;

Como rápida caricia:
pie desnudo sobre el camino,
dedos que ensayan el primer amor,
sábanas tibias sobre el cuerpo solitario;

Como fugaz deseo:
seda brillante en la luz,
esbelto adolescente entrevisto,
lágrimas por ser más que un hombre;

Como esta vida que no es mía
y sin embargo es la mía,
como este afán sin nombre
que no me pertenece y sin embargo soy yo;

Como todo aquello que de cerca o de lejos
me roza, me besa, me hiere,
tu presencia está conmigo fuera y dentro,
es mi vida misma y no es mi vida,
así como una hoja y otra hoja
son la apariencia del viento que las lleva.





Luis Cernuda

viernes, 2 de septiembre de 2016

EN TI TERMINO



Este objeto de amor no es un objeto puro;
es un objeto bello, y creo que eso basta.


Bellos son sus brazos, sus hombros, sus senos;
bellos son sus ojos (¡y qué bien me mienten!)



Deseable, me engaña, o furtiva, resbala
suave, suavemente, con física dulzura,
o gravita hacia un centro más secreto que el alma;
o duele con un fuego más real que el cariño.



Si la beso, no hablo; si la toco, no creo;
y me quedo callado mirándola muy cerca,
o me duermo en sus brazos, o me muero en su espasmo,
y en aniquilarme hallo cierto descanso.




Gabriel Celaya




jueves, 1 de septiembre de 2016

ORACION POR LA BELLEZA DE UNA MUCHACHA

 
Tú le diste esa ardiente simetría
de los labios,  con brasa de tu hondura,
y en dos enormes cauces de negrura,
simas de infinitud, luz de tu día;

esos bultos de nieve, que bullía
al soliviar del lino la tersura,
y, prodigios de exacta arquitectura,
dos columnas que cantan tu armonía. 


Ay, tú, Señor, le diste esa ladera
que en un álabe dulce se derrama,
miel secreta en el humo entredorado. 


¿A qué tu poderosa mano espera?
Mortal belleza eternidad reclama.
¡Dale la eternidad que le has negado!


 
Damaso Alonso