"Sumérgete en el océano de emociones tejido por palabras, donde cada verso es un eco del alma y cada estrofa es un viaje hacia la profundidad del corazón: Bienvenido al santuario de la poesía, donde los sueños danzan entre líneas y los sentimientos florecen en cada palabra."

lunes, 30 de abril de 2018

ARCO IRIS


A veces
por supuesto
usted sonríe
y no importa lo linda
o lo fea
lo vieja
o lo joven
lo mucho
o lo poco
que usted realmente
sea


sonríe
cual si fuese
una revelación
y su sonrisa anula
todas las anteriores
caducan al instante
sus rostros como máscaras
sus ojos duros
frágiles
como espejos en óvalo
su boca de morder
su mentón de capricho
sus pómulos fragantes
sus párpados
su miedo


sonríe
y usted nace
asume el mundo
mira
sin mirar
indefensa
desnuda
transparente


y a lo mejor
si la sonrisa viene
de muy
de muy adentro
usted puede llorar
sencillamente
sin desgarrarse
sin deseperarse
sin convocar la muerte
ni sentirse vacía


llorar
sólo llorar


entonces su sonrisa
si todavia existe
se vuelve un arco iris.

 
 
Mario Benedetti

domingo, 29 de abril de 2018

XVIII DESCUBRIDORES DE CHILE


Del Norte trajo Almagro su arrugada centella.
Y sobre el territorio, entre explosión y ocaso,
se inclinó día y noche como sobre una carta.
Sombra de espinas, sombra de cardo y cera,
el español reunido con su seca figura,
mirando las sombrías estrategias del suelo.


Noche, nieve y arena hacen la forma
de mi delgada patria,
todo el silencio está en su larga línea,
toda la espuma sale de su barba marina,
todo el carbón la llena de misteriosos besos.
Como una brasa el oro arde en sus dedos
y la plata ilumina como una luna verde
su endurecida forma de tétrico planeta.


El español sentado junto a la rosa un día,
junto al aceite, junto al vino, junto al antiguo cielo
no imaginó este punto de colérica piedra
nacer bajo el estiércol del águila marina.

 
 
Pablo Neruda

sábado, 28 de abril de 2018

DEMASIADOS NOMBRES


Se enreda el lunes con el martes
y la semana con el año:
no se puede cortar el tiempo
con tus tijeras fatigadas,
y todos los nombres del día
los borra el agua de la noche.


Nadie puede llamarse Pedro,
ninguna es Rosa ni María,
todos somos polvo o arena,
todos somos lluvia en la lluvia.
Me han hablado de Venezuelas,
de Paraguayes y de Chiles,
no sé de lo que están hablando:
conozco la piel de la tierra
y sé que no tiene apellido.


Cuando viví con las raíces
me gustaron más que las flores,
y cuando hablé con una piedra
sonaba como una campana.


Es tan larga la primavera
que dura todo el invierno:
el tiempo perdió los zapatos:
un año tiene cuatro siglos.


Cuando duermo todas las noches,
cómo me llamo o no me llamo?
Y cuando me despierto quién soy
si no era yo cuando dormía?


Esto quiere decir que apenas
desembarcamos en la vida,
que venimos recién naciendo,
que no nos llenemos la boca
con tantos nombres inseguros,
con tantas etiquetas tristes,
con tantas letras rimbombantes,
con tanto tuyo y canto mío,
con tanta firma en los papeles.


Yo pienso confundir las cosas,
unirlas y recién nacerlas,
entreverarlas, desvestirlas,
hasta que la luz del mundo
tenga la unidad del océano,
una integridad generosa,
una fragancia crepitante.




Pablo Neruda

viernes, 27 de abril de 2018

ESPAÑA


Más allá de los símbolos,
más allá de la pompa y la ceniza de los aniversarios,
más allá de la aberración del gramático
que ve en la historia del hidalgo
que soñaba ser don Quijote y al fin lo fue,
no una amistad y una alegría
sino un herbario de arcaísmos y un refranero,
estás, España silenciosa, en nosotros. 


España del bisonte, que moriría
por el hierro o el rifle,
en las praderas del ocaso, en Montana,
España donde Ulises descendió a la Casa de Hades,
España del íbero, del celta, del cartaginés, y de Roma,
España de los duros visigodos,
de estirpe escandinava,
que deletrearon y olvidaron la escritura de Ulfilas,
pastor de pueblos,
España del Islam, de la cábala
y de la Noche Oscura del Alma,
España de los inquisidores,
que padecieron el destino de ser verdugos
y hubieran podido ser mártires,
España de la larga aventura
que descifró los mares y redujo crueles imperios
y que prosigue aquí, en Buenos Aires,
en este atardecer del mes de julio de 1964,
España de la otra guitarra, la desgarrada,
no la humilde, la nuestra,
España de los patios,
España de la piedra piadosa de catedrales y santuarios,
España de la hombría de bien y de la caudalosa amistad,
España del inútil coraje,
podemos profesar otros amores,
podemos olvidarte
como olvidamos nuestro propio pasado,
porque inseparablemente estás en nosotros,
en los íntimos hábitos de la sangre,
en los Acevedo y los Suárez de mi linaje,
España,
madre de ríos y de espadas y de multiplicadas generaciones,
incesante y fatal.



Joe Luis Borges

jueves, 26 de abril de 2018

ELOGIO DE LA SOMBRA


La vejez (tal es el nombre que los otros le dan)
puede ser el tiempo de nuestra dicha.
El animal ha muerto o casi ha muerto.
Quedan el hombre y su alma. 


Vivo entre formas luminosas y vagas
que no son aún la tiniebla. 


Buenos Aires,
que antes se desgarraba en arrabales
hacia la llanura incesante,
ha vuelto a ser la Recoleta, el Retiro,
las borrosas calles del Once
y las precarias casas viejas
que aún llamamos el Sur. 


Siempre en mi vida fueron demasiadas las cosas;
Demócrito de Abdera se arrancó los ojos para pensar;
el tiempo ha sido mi Demócrito. 


Esta penumbra es lenta y no duele;
fluye por un manso declive
y se parece a la eternidad. 


Mis amigos no tienen cara,
las mujeres son lo que fueron hace ya tantos años,
las esquinas pueden ser otras,
no hay letras en las páginas de los libros. 


Todo esto debería atemorizarme,
pero es una dulzura, un regreso. 


De las generaciones de los textos que hay en la tierra
sólo habré leído unos pocos,
los que sigo leyendo en la memoria,
leyendo y transformando. 


Del Sur, del Este, del Oeste, del Norte,
convergen los caminos que me han traído
a mi secreto centro. 


Esos caminos fueron ecos y pasos,
mujeres, hombres, agonías, resurrecciones,
días y noches,
entresueños y sueños,
cada ínfimo instante del ayer
y de los ayeres del mundo,
la firme espada del danés y la luna del persa,
los actos de los muertos,
el compartido amor, las palabras,
Emerson y la nieve y tantas cosas. 


Ahora puedo olvidarlas. Llego a mi centro,
a mi álgebra y mi clave,
a mi espejo.
Pronto sabré quién soy.



Jose Luis Borges

miércoles, 25 de abril de 2018

LA VOZ A TI DEBIDA (Versos 388 a 424)


Yo no necesito tiempo
para saber cómo eres:
conocerse es el relámpago. 


¿Quién te va a ti a conocer
en lo que callas, o en esas
palabras con que lo callas?
El que te busque en la vida
que estás viviendo, no sabe
mas que alusiones de ti,
pretextos donde te escondes. 


Ir siguiéndote hacia atrás
en lo que tú has hecho, antes,
sumar acción con sonrisa,
años con nombres, será
ir perdiéndote. Yo no.
Te conocí en la tormenta. 


Te conocí, repentina,
en ese desgarramiento
brutal de tiniebla y luz,
donde se revela el fondo
que escapa al día y la noche. 


Te vi, me has visto, y ahora,
desnuda ya del equívoco,
de la historia, del pasado,
tú, amazona en la centella,
palpitante de recién
llegada sin esperarte,
eres tan antigua mía,
te conozco tan de tiempo,
que en tu amor cierro los ojos,
y camino sin errar,
a ciegas, sin pedir nada
a esa luz lenta y segura
con que se conocen letras
y formas y se echan cuentas
y se cree que se ve
quién eres tú, mi invisible.

 
 
 
Pedro Salinas

martes, 24 de abril de 2018

A VOZ A TI DEBIDA (Versos 285 a 309)




¿Por qué tienes nombre tú,
día, miércoles?
¿Por qué tienes nombre tú,
tiempo, otoño?
Alegría, pena, siempre
¿por qué tenéis nombre: amor?

Si tú no tuvieras nombre,
yo no sabría qué era
ni cómo, ni cuándo. Nada.


¿Sabe el mar cómo se llama,
que es el mar? ¿Saben los vientos
sus apellidos, del Sur
y del Norte, por encima
del puro soplo que son?

Si tú no tuvieras nombre,
todo sería primero,
inicial, todo inventado
por mí,
intacto hasta el beso mío.
Gozo, amor: delicia lenta
de gozar, de amar, sin nombre. 


Nombre: ¡qué puñal clavado
en medio de un pecho cándido
que sería nuestro siempre
si no fuese por su nombre


 
Pedro Salinas

lunes, 23 de abril de 2018

AL VIENTO

 
Vientecillo sin nombre
Que curioso paseas
Ahora por el bosque,
Ahora por la vega;


Tú que en lecho de espumas
O de hojas, remedas
Con inquietud celosa
Las más sentidas quejas;


Ven, trayendo en tus alas
Tan leves como frescas,
Murmullos de las fuentes,
Aromas de las selvas;


Suspira en el follaje
Del árbol que me hospeda;
Las sombras lento cambia ;
Con mis cabellos juega.


O barre ahí esas flores
Menudas y hojas secas,
Y en círculos llevándolas
Mis pensamientos lleva.


Ven, airecillo humilde,
Mi soledad alegra,
Temores desvanece
Y esperanzas alienta.



Miguel Antonio Caro

domingo, 22 de abril de 2018

COMUNIÓN PLENARIA


 
Los nervios se me adhieren
al barro, a las paredes,
abrazan los ramajes,
penetran en la tierra,
se esparcen por el aire,
hasta alcanzar el cielo.


El mármol, los caballos
tienen mis propias venas.
Cualquier dolor lastima
mi carne, mi esqueleto.


¡Las veces que me he muerto
al ver matar un toro!...

Si diviso una nube
debo emprender el vuelo.
Si una mujer se acuesta
yo me acuesto con ella.


Cuántas veces me he dicho:
¿Seré yo esa piedra?


Nunca sigo un cadáver
sin quedarme a su lado.
Cuando ponen un huevo,
yo también cacareo.


Basta que alguien me piense
para ser un recuerdo.




Oliverio Girondo

sábado, 21 de abril de 2018

LOS ÁNGELES MUERTOS


Buscad, buscadlos:
en el insomnio de las cañerías olvidadas,
en los cauces interrumpidos por el silencio de las basuras. 


No lejos de los charcos incapaces de guardar una nube,
unos ojos perdidos,
una sortija rota
o una estrella pisoteada. 


  Porque yo los he visto:
en esos escombros momentáneos que aparecen en las neblinas. 


Porque yo los he tocado:
en el destierro de un ladrillo difunto,
venido a la nada desde una torre o un carro. 


Nunca más allá de las chimeneas que se derrumban,
ni de esas hojas tenaces que se estampan en los zapatos.
  En todo esto. 


Más en esas astillas vagabundas que se consumen sin fuego,
en esas ausencias hundidas que sufren los muebles desvencijados,
no a mucha distancia de los nombres y signos que se enfrían en las paredes. 


  Buscad, buscadlos:
debajo de la gota de cera que sepulta la palabra de un libro
o la firma de uno de esos rincones de cartas
que trae rodando el polvo. 


Cerca del casco perdido de una botella,
de una suela extraviada en la nieve,
de una navaja de afeitar abandonada al borde de un precipicio.




Rafael Alberti

viernes, 20 de abril de 2018

EN COMBATE


En combate
se atraviesan soles
apenas nuevecitos
recién inaugurados
lunas
llenas de mundos
cuartos que crecen y decrecen
también estrellas
en combate
espectadoras que no entienden
porque se derrama tanto líquido
rojo
ojos de niños de mujeres
de hombres
en combate
manos piernas cuerpos
nada se salva
corazones sueños
sueños grandes
inmensos
con alas que no conocerán el vuelo.


Se atraviesan sueños. En combate.

La radio chorrea escalofríos
esa viscosa sangre se adhiere
permanece
es plomo en las arterias,
y uno que es sensible tiembla
solloza
vocifera por un mundo distinto...



Claudia Ainchil

jueves, 19 de abril de 2018

CANCIÓN DE LA NOCHE SOLA

        
                              I

Fue mía una noche. Llegó de repente,
y huyó como el viento, repentinamente.


Alumna curiosa que aprendió el placer,
fue mía una noche. No la he vuelto a ver.

Fue la noche sola de una sola estrella.
Si miro las nubes, después pienso en ella.


Mi amor no la busca; mi amor no la llama:
La flor desprendida no vuelve a la rama,
y las ilusiones son como un espejo que cuando se empaña pierde su reflejo.

                            II

Fue mía una noche, locamente mía:
Me quema los labios su sed todavía.

Bella como pocas, nunca fue más bella
que soñando el sueño de la noche aquella.

Su amor de una noche sigue siendo mío:
La corriente pasa, pero queda el río;
y si ella es la estrella de una noche sola, yo he sido en su playa la primera ola.
                         III

Amor de una noche que ignoró el hastío:
Somos las distantes orillas de un río,

entre las que cruza la corriente clara,
y el agua las une, pero las separa.


Amor de una noche: si vuelves un día,
ya no he de sentirte tan loca y tan mía.


Más que la tortura de una herida abierta, mi amor ama el viento que cierra una puerta.


El amor florece tierra movediza, y es ley de la llama trocarse en ceniza.


El amor que vuelve, siempre vuelve en vano, así como un ciego que extiende la mano.


Amor de una noche sin amanecer:
¡Acaso prefiero no volverte a ver!

 
 
 
Jose Angel Buesa

miércoles, 18 de abril de 2018

PONME TUS MANOS EN LOS OJOS

 
Ponme tus manos en los ojos
Para guiarme como a un ciego
Por el fantasmal laberinto
De mi oscuridad y mi silencio.


Igual que cuando éramos niños
Y jugábamos a perdernos
Por largos pasillos y alcobas
De un enorme caserón viejo.


Tú apoyabas contra mi espalda
El blando empuje de tu cuerpo
Mientras me cegaban los ojos
La suave prisión de tus dedos.


Me guiabas para perderme
En el tenebroso misterio,
Sintiendo nuestros corazones
Que latían al mismo tiempo.


Por los ilusorios caminos
Que inventabas, me ibas perdiendo,
Paso a paso, gozosamente,
En la noche de nuestro juego.


Desde entonces viví soñando
Con aquel infantil infierno
Por el que tus manos de niña
Me guiaban para perdernos.



Jose Bergamin

martes, 17 de abril de 2018

NOCHE TODAVÍA




El pozo de la noche contiene una lágrima
una lágrima como un brote
o como una viña exhausta
Y eres pábilo estremecido mientras se llenan las paredes con tu espectro. 


El pozo de la noche contiene toda la vida
una vida como alta penumbra
o como esqueje en la rama
te nombran ¿oyes?
No son los gritos. 


No.
Son los gritos.

Qué lejos las lágrimas
las lágrimas dulces de algún juguete roto
de alguna sacudida
de algún suicidio inacabado
y cercano. 


¿Alguna pared ha visto tu nombre escrito con sangre
la maravilla de un rojo vivo todavía?

Hoy reseco nombre
y tierra seca. 


Y es noche
todavía.




Mario Romera

lunes, 16 de abril de 2018

ELEGÍA AL GATO


A ti, que andabas suelto por los balcones,
corriendo siempre tras los ratones
de mis zapatos.


—¡Oida Voda,
que no te metas en los tomates
ni el la albahaca!
—¡Oida Voda,
no me despiertes con tus besitos
cada mañana.


A ti.
Me recibías cada visita ya en la escalera
Y me alegrabas con los saltitos
Y con tus juegos la tarde entera.


—¡Estate quieto, no me molestes!
¡Vete de aquí! ¡Raus!
¡Raus!
¡Que no me brinques, que no me corras!
—Ahora me escondo en un calcetín ¡Miau!
¡Miau!


Ingenuo enano con rabo rojo y el pelo cano,
dientes de leche, carita china
merodeando por la cocina. ¡Cuántas veces
te dijeron!:
—¡Ay! Monchito, pórtate bien que te voy a regalar.
¡Ay! Gatito, qué penita, ya no te puedo cuidar.


A ti, gato travieso.
Ya no desarmas las cosas,
y no cazas abejitas ni persigues mariposas.
Ahora estás tranquilito.


—¡Oida Voda!,
que te han matado, lindo gatito,
¡qué mala suerte!
¡Oida Voda!,
 que te me has ido con el verano
ya para siempre.


A ti, testigo último de confesiones...
y no es su cama ni en sus canciones,
quiero decirte:


Con el verano nos fuimos
¡Maldita sea! ¡Confiésalo!
Sin molestias queda ella
Y sin su amor quedo yo.



Enrique Adrados Maestre

domingo, 15 de abril de 2018

ELEGIA

 
Solamente palabras me acompañan,
solamente recuerdos me alimentan.
Me hundo en este lecho donde escribo
lo que nunca debía haber sido...
lo que siempre se espera muy lejano.


¿Cómo se huye de estas lágrimas vanas?
¿Cómo curar tus heridas abiertas
que me queman el alma, que me queman?


¡Solamente palabras me acompañan!
¡Solamente el recuerdo me alimenta!
Increpo el sacrificio y tu coraje
y a los celos que hoy la vida te reprocha.


Este hueco que hoy me dejas de por vida
llenarlo quiero con un coro de ilusión
desenterrando nuestros sueños que hoy me apenan,
y desmembrar tu tesoro en mis entrañas.


Tengo fuego en la garganta que te grita
con la pasión suprema de un hermano.
Y clamo desde el silencio por tu nombre.



Enrique Adrados Maestre

sábado, 14 de abril de 2018

LA VOZ A TI DEBIDA (Versos 201 a 236)


«Mañana». La palabra
iba suelta, vacante,
ingrávida, en el aire,
tan sin alma y sin cuerpo,
tan sin color ni beso,
que la dejé pasar
por mi lado, en mi hoy. 


Pero de pronto tú
dijiste: «Yo, mañana...»
Y todo se pobló
de carne y de banderas. 


Se me precipitaban
encima las promesas
de seiscientos colores,
con vestidos de moda,
desnudas, pero todas
cargadas de caricias.


En trenes o en gacelas
me llegaban —agudas,
sones de violines—
esperanzas delgadas
de bocas virginales. 


O veloces y grandes
como buques, de lejos,
como ballenas
desde mares distantes,
inmensas esperanzas
de un amor sin final. 


¡Mañana! Qué palabra
toda vibrante, tensa
de alma y carne rosada,
cuerda del arco donde
tú pusiste, agudísima,
arma de veinte años,
la flecha más segura
cuando dijiste: «Yo...»

 
 
 
Pedro Salinas

viernes, 13 de abril de 2018

LA VOZ A TI DEBIDA (Versos 102 a 126)



¡Si me llamaras, sí;
si me llamaras!
Lo dejaría todo,
todo lo tiraría:
los precios, los catálogos,
el azul del océano en los mapas,
los días y sus noches,
los telegramas viejos
y un amor. 


Tú, que no eres mi amor,
¡si me llamaras!
Y aún espero tu voz:
telescopios abajo,
desde la estrella,
por espejos, por túneles,
por los años bisiestos
puede venir. No sé por dónde.
Desde el prodigio, siempre. 


Porque si tú me llamas
«¡si me llamaras, sí, si me llamaras!»
será desde un milagro,
incógnito, sin verlo. 


Nunca desde los labios que te beso,
nunca
desde la voz que dice: «No te vayas».



Pedro Salinas

jueves, 12 de abril de 2018

LO INACABABLE


No tienes tú la culpa si en tus manos
mi amor se deshojó como una rosa:
Vendrá la primavera y habrá flores...
El tronco seco dará nuevas hojas. 


Las lágrimas vertidas se harán perlas
de un collar nuevo; romperá la sombra
un sol precioso que dará a las venas
la savia fresca, loca y bullidora.


Tú seguirás tu ruta; yo la mía
y ambos, libertos, como mariposas
perderemos el polen de las alas
y hallaremos más polen en la flora. 


Las palabras se secan como ríos
y los besos se secan como rosas,
pero por cada muerte siete vidas
buscan los labios demandando aurora. 


Mas... ¿lo que fue? ¡Jamás se recupera!
¡Y toda primavera que se  esboza
es un cadáver más que adquiere vida
y es un capullo más que se deshoja!




Alfonsina Storni

miércoles, 11 de abril de 2018

UN CHAGALL


Atrás
solemne y quieta
la única sombra

otra vez
el rito del desbande
en un milagro de plumas

concierto de estrellas en el fondo
Atrás
una colección de huellas
en un paisaje selectivo

Una migraña en progreso
en un cuadro de Chagall

Un embrión arañando
el corpus
el útero insomne, cavila
una estadística, un ensayo, un número
una cigüeña muda espera

Un edificio en escombros
un misil erigido en monumento
¡un museo de siluetas!

La extraña siesta
y el despunte del abismo

Una perspectiva
en un ámbito de hojas

Potro, látigo, sudor
el adalid cabalga perezoso
entre desiertos y desiertos

No hay lunas en este lienzo
¡sólo silencios de acuarelas!



Alí Al Haded

martes, 10 de abril de 2018

BOC A BOCA

 
Copa de vida donde quiero y sueño
Beber la muerte con fruición sombría,
Surco de fuego donde logra Ensueño
Fuertes semillas de melancolía.


Boca que besas a distancia y llamas
En silencio, pastilla de locura
Color de sed y húmeda de llamas...
¡Verja de abismos es tu dentadura!


Sexo de un alma triste de gloriosa;
El placer unges de dolor; tu beso,
Puñal de fuego en vaina de embeleso,
Me come en sueños como un cáncer rosa...


Joya de sangre y luna, vaso pleno
De rosas de silencio y de armonía,
Nectario de su miel y su veneno,
Vampiro vuelto mariposa al día.


Tijera ardiente de glaciales lirios,
Panal de besos, ánfora viviente
Donde brindan delicias y delirios
Fresas de aurora en vino de Poniente...


Estuche de encendidos terciopelos
En que su voz es fúlgida presea,
Alas del verbo amenazando vuelos,
Cáliz en donde el corazón flamea.


Pico rojo del buitre del deseo
Que hubiste sangre y alma entre mi boca,
De tu largo y sonante picoteo
Brotó una llaga como flor de roca.


Inaccesible... Si otra vez mi vida
Cruzas, dando a la tierra removida
Siembra de oro tu verbo fecundo,
Tú curarás la misteriosa herida:
Lirio de muerte, cóndor de vida,
¡Flor de tu beso que perfuma al mundo!



Delmira Agustini

lunes, 9 de abril de 2018

CAMINOS



De la ciudad moruna
tras las murallas viejas,
yo contemplo la tarde silenciosa,
a solas con mi sombra y con mi pena.


  El río va corriendo, 
entre sombrías huertas
y grises olivares,
por los alegres campos de Baeza

  Tienen las vides pámpanos dorados
sobre las rojas cepas. 


Guadalquivir, como un alfanje roto
y disperso, reluce y espejea.


  Lejos, los montes duermen
envueltos en la niebla,
niebla de otoño, maternal; descansan
las rudas moles de su ser de piedra
en esta tibia tarde de noviembre,
tarde piadosa, cárdena y violeta.


  El viento ha sacudido
los mustios olmos de la carretera,
levantando en rosados torbellinos
el polvo de la tierra. 


La luna está subiendo
amoratada, jadeante y llena.


  Los caminitos blancos
se cruzan y se alejan,
buscando los dispersos caseríos
del valle y de la sierra.
Caminos de los campos...
¡Ay, ya, no puedo caminar con ella!




Antonio Machado

domingo, 8 de abril de 2018

AZUCENAS EN CAMISA

 
Venid a oír de rosas y azucenas
    la alborotada esbelta risa
Venid a ver las rosas sin cadenas
    las azucenas en camisa

Venid las amazonas del instinto
    los caballeros sin espuelas
aquí al jardín injerto en laberinto
    de girasoles y de bielas

Una música en níquel sustentada
    cabellos curvos peina urgente
y hay sólo una mejilla acelerada
    y una oropéndola que miente

Agria sazón la del febril minuto
    todo picado de favores
cuando al jazmín le recomienda el luto
    un ruiseñor de ruiseñores

Cuando el que vuelve de silbar a solas
    el vals de «Ya no más Me muero»
comienza a perseguir por las corolas
    la certidumbre del sombrero

No amigos míos Vuelva la armonía
    y el bienestar de los claveles
Mi corazón amigos fue algún día
    tierno galope de corceles

Quiero vivir La vida es nuevo estilo
    grifo de amor grifo de llanto
Girafa del vivir Tu cuello en vilo
    yo te estimulo y te levanto

Pasad jinetes leves de la aurora
    hacia un oeste de violetas
Lejos de mí la trompa engañadora
    y al ralantí vuestras corvetas

Toman las nubes a extremar sus bordes
    más cada día decisivos
Y a su contacto puéblense de acordes
    los dulces nervios electivos

Rozan mis manos dádivas agudas
    lunas calientes y dichosas
Sabed que desde hoy andan desnudas
    las azucenas y las rosas



Gerardo Diego

sábado, 7 de abril de 2018

RIMA IV

                    
No digáis que, agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
        habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso
        palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
        de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
        perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
        ¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance
        las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
        que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
        no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
        ¡habrá poesía!

Mientras se sienta que se ríe el alma,
        sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
        a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
        batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
        ¡habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen
        los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
        al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
        dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
        ¡habrá poesía!



Gustavo Adolfo Becquer

viernes, 6 de abril de 2018

ADULCIÓN


Te rompería el aire los suspiros
si callaras mi cuerpo con tu boca.
Si toda tu distancia
fuera un movimiento sobre las ganas.
Lluvia, pétalo, dulce, dulce.


Te gemirían los poros uno a uno
en el contacto oculto,
en la insuficiencia de la piel.


Sometida frente al mundo
a ver si olvidas lo que es amar
cuando el mar te desboque soplo adentro
y giman tus pulseras en desgarro.


Te abrazaría el amor,
te calaría la fuerza de los témpanos.
Cómo te buscaría. Más a prisa al vuelo.


Se te hundirían las uñas
con toda la soledad acompañada de la alfombra
cuando te contenga la lengua con mi lengua.


Te poseería en la muerte de la estrella,
como una boca de lobo,
como una sonrisa de buitre,
como una ola en la pecera.


Todo te daría en una sola luna,
frágil y resumida, te concluiría.
Te aclamaría en el amor esclavitud.
Todo, todo, todo.


Hasta que nos oculte el día
y de mi sólo queden gotas en tu memoria.




Benjamin Leon

jueves, 5 de abril de 2018

HORAS DE DANZA

 
Nada importa gastar medio día
Media noche
para llegar
hasta el hito que tienes
a dos millas de ti. 


Tal vez la magia del celuloide
en tu recordada mente de niña
te dio toda la fuerza
para impedir el desasosiego:
La vaharada sin ingenio ni fin. 


Sentías
sin llegar aún,
el vórtice retumbante
de los parajes. 


Aventuras marinas
bajo el mismo techo
de tu pensamiento. 


El vuelo a través de las calles
de Agrabah
y por los simunes
de otros tantos Saharas. 


Tú, como nueva Aladina,
quisiste combatir a los supervillanos virtuales,
precisamente,
en el mundo
de la supervillanía no virtual. 


De repente,
cuan toque de varita
no mágica,
yo columbro esta arista escondida
por omnipresencia
de las verdes campiñas
por el azul lacustre
que te prestan al paso. 


Por el pinar agriado
(Como diría Juan Ramón)
por los soles de agosto,
y me lastimo. 


Pero tú bailabas
la danza de estas horas
y tu boca pronunciaba
vocablos florecidos,
palabras salvadoras.

Entonces,
yo recogí mis costras. 


Inmaculé el momento
y lavé el eterno reclamo
de otros días.

Por eso, ahora... 

Sólo pensando en ti
y en todos tus senderos
ansiosos de apertura,
admito: 


Nada importa gastar medio día
Media noche
para llegar
hasta el hito que tienes
a dos millas de ti



Luis Alvarez

miércoles, 4 de abril de 2018

DESNUDO

              
El cielo de tu tacto
amarillo cubría
el oculto jardín
de pasión y de música.


Altas yedras de sangre
abrazaban tus huesos.


La caricia del alma
—brisa en temblor— movía
todo lo que tú eras.


¡Qué crepúsculo bello
de rubor y cansancio
era tu piel! Estabas
como un astro sin brillo
recibiendo del sol
la luz de tu contorno.


Sólo bajo tus pies era de noche.


Eras cárcel de música,
de la música presa
que intentaba escapar
en cada gesto tuyo,
pero que no podía salir
y se asomaba como un niño
a los cristales de tus ojos claros.




Manuel Altolaguirre

martes, 3 de abril de 2018

CENTRO DEL ALMA


 
De ojos que ya nada ven
brotan lágrimas tan negras
que se olvidan de su oficio
de ser en la noche estrellas.


Dolor sin luz. Hoy el alma
se hunde más en sus tinieblas
porque la vida y la noche
—un mismo mar— hacen que ella
por su propio peso caiga
en oscuridad completa.


Ya su desnudo en la noche
nadie lo ve, que atraviesa
profundidades que sólo
a Dios, su centro, la acercan.


Hace tiempo que no miro sino
hacia adentro. Me llevan
por las calles lazarillos
que me toman y me dejan.


¡Ojalá tenga mi vida
luces, aunque no las vea!




Manuel Altolaguirre

lunes, 2 de abril de 2018

A CALLARSE


Ahora contaremos doce
y nos quedamos todos quietos.


Por una vez sobre la tierra
no hablemos en ningún idioma,
por un segundo detengámonos,
no movamos tanto los brazos.


Sería un minuto fragante,
sin prisa, sin locomotoras,
todos estaríamos juntos
en un inquietud instantánea.



Los pescadores del mar frío
no harían daño a las ballenas
y el trabajador de la sal
miraría sus manos rotas.


Los que preparan guerras verdes,
guerras de gas, guerras de fuego,
victorias sin sobrevivientes,
se pondrían un traje puro
y andarían con sus hermanos
por la sombra, sin hacer nada.


No se confunda lo que quiero
con la inacción definitiva:
la vida es sólo lo que se hace,
no quiero nada con la muerte.


Si no pudimos ser unánimes
moviendo tanto nuestras vidas,
tal vez no hacer nada una vez,
tal vez un gran silencio pueda
interrumpir esta tristeza,
este no entendernos jamás
y amenazarnos con la muerte,
tal vez la tierra nos enseñe
cuando todo parece muerto
y luego todo estaba vivo.


Ahora contaré hasta doce
y tú te callas y me voy.



Pablo Neruda

domingo, 1 de abril de 2018

AMIGA NO TE MUERAS



Amiga, no te mueras.
Óyeme estas palabras que me salen ardiendo,
y que nadie diría si yo no las dijera.


Amiga, no te mueras.


Yo soy el que te espera en la estrellada noche.
El que bajo el sangriento sol poniente te espera.


Miro caer los frutos en la tierra sombría.
Miro bailar las gotas del rocío en las hierbas.


En la noche al espeso perfume de las rosas,
cuando danza la ronda de las sombras inmensas.


Bajo el cielo del sur, el que te espera cuando
el aire de la tarde como una boca besa.


Amiga, no te mueras.


Yo soy el que cortó las guirnaldas rebeldes
para el lecho selvático fragante a sol y a selva.


El que trajo en los brazos jacintos amarillos.
Y rosas desgarradas. Y amapolas sangrientas.


El que cruzó los brazos por esperarte, ahora.
El que quebró sus arcos. El que dobló sus flechas.


Yo soy el que en los labios guarda sabor de uvas.
Racimos refregados. Mordeduras bermejas.


El que te llama desde las llanuras brotadas.
Yo soy el que en la hora del amor te desea.


El aire de la tarde cimbra las ramas altas.
Ebrio, mi corazón, bajo Dios, tambalea.


El río desatado rompe a llorar y a veces
se adelgaza su voz y se hace pura y trémula..


Retumba, atardecida, la queja azul del agua.
Amiga, no te mueras!


Yo soy el que te espera en la estrellada noche,
sobre las playas áureas, sobre las rubias eras.


El que cortó jacintos para tu lecho, y rosas.
Tendido entre las hierbas yo soy el que te espera!



 Pablo Neruda