"Sumérgete en el océano de emociones tejido por palabras, donde cada verso es un eco del alma y cada estrofa es un viaje hacia la profundidad del corazón: Bienvenido al santuario de la poesía, donde los sueños danzan entre líneas y los sentimientos florecen en cada palabra."

domingo, 30 de abril de 2017

LA VOZ A TI DEBIDA (Versos 567 a 610)


Todo dice que sí.
Sí del cielo, lo azul,
y sí, lo azul del mar;
mares, cielos, azules
con espumas y brisas,
júbilos monosílabos
repiten sin parar. 


Un sí contesta sí
a otro sí. Grandes diálogos
repetidos se oyen
por encima del mar
de mundo a mundo: sí. 


Se leen por el aire
largos síes, relámpagos
de plumas de cigüeña,
tan de nieve, que caen,
copo a copo, cubriendo
la tierra de un enorme,
blanco sí. Es el gran día. 


Podemos acercarnos
hoy a lo que no habla:
a la peña, al amor,
al hueso tras la frente:
son esclavos del sí. 


Es la sola palabra
que hoy les concede el mundo. 


Alma, pronto, a pedir,
a aprovechar la máxima
locura momentánea,
a pedir esas cosas
imposibles, pedidas,
calladas, tantas veces,
tanto tiempo, y que hoy
pediremos a gritos. 


Seguros por un día
—hoy, nada más que hoy—
de que los «no» eran falsos,
apariencias, retrasos,
cortezas inocentes. 


 Y que estaba detrás,
despacio, madurándose,
al compás de este ansia
que lo pedía en vano,
la gran delicia: el sí.

 
 
 
Pedro Salinas

sábado, 29 de abril de 2017

EL DESAYUNO

 
Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa. 


Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido. 


Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».




Luis Alberto de Cuenca

viernes, 28 de abril de 2017

AL MOÑO DE MERCED





Me cuentan que ibas corriendo
Como una sílfide alada,
Cuando de tus blondas trenzas
Te lo robaron las auras;
No sé yo de tal historia
Si es cierta o es inventada;
Pero lo que sé es que ardiendo
De amor y de dicha el alma,
Traigo tu moño en la bolsa
Desde ayer por la mañana;
Que le he hecho mil caricias
Y pienso hacerle otras tantas,
Que por ser color de rosa
Y por ser tuyo me encanta,
Y que por toda la vida
Lo guardaré donde se halla,
Reunido con un billete
Que compré, de La Esperanza,
Con cosa de diez poesías,
De dos vales y una carta
Que me escribió hace dos meses
La que me dio calabazas.


Aquí lo tengo, y a menos
Que deje esta vida amarga,
No abandonaré tu moño,
Dulce cariño del alma,
Ni por lo uno ni por lo otro,
Ni por esto ni por nada,
Que de esa prenda querida
Pienso, merced adorada,
Hacer el hermoso emblema
De todas mis esperanzas.




Manuel Acuña

jueves, 27 de abril de 2017

LA VOZ A TI DEBIDA (Versos 494 a 521)


 
Para vivir no quiero
islas, palacios, torres. 


¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres! 


Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo. 


Te quiero pura, libre,
irreductible: tú. 


Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú. 


Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia. 


Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer. 


Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
«Yo te quiero, soy yo».

 

 Pedro Salinas

miércoles, 26 de abril de 2017

ROSA IDEAL


Eres la rosa ideal
que fue la princesa-rosa,
en la querella amorosa
de un menestral provenzal.


Si tú sus trovas quisieras,
llegarían, como un ruego,
los serventesios de fuego
en armoniosas hogueras.


Darías al vencedor
los simbólicos trofeos,
en los galantes torneos
de la ciencia del amor.


Incensado por el aura
de la dulce poesía
en tus manos dejaría
su cetro Clemencia Isaura.

   
Serías el lirio humano
que halló un rey bajo su tienda,
en la brumosa leyenda
de un minnesinger riniano.


En ti vería el guerrero
perlas y rocío, como
en el tesoro del gnomo
que descubrió un hechicero.


Tendrías un camarín
por las hadas adornado,
en un palacio encantado
de las márgenes del Rhin.


Y en las noches de las citas,
bajo el rayo de la luna,
envidiaran tu fortuna
Loreleys y Margaritas.

             
Mientras pensativo y triste,
junto a la cruz de un sendero,
estrechara un caballero
la banda azul que le diste,


en tu ventana ojival
dulcemente reclinada,
oirías la balada
del ardido Parsifal.


Y de un juglar, que ha traído
su arpa cubierta de flores,
la historia de los amores,
de Crimilda y de Sigfrido.


En tu blanco camarín
por las hadas adornado,
resonaría el sagrado
cántico de Lohengrín...


Ya mi pálida quimera
se ha enredado, como una ave
en la onda, crespa y suave,
de tu blonda cabellera.




Ricardo Jaimes Freyre

martes, 25 de abril de 2017

LA VOZ A TI DEBIDA (Versos 388 a 424)


Yo no necesito tiempo
para saber cómo eres:
conocerse es el relámpago. 


¿Quién te va a ti a conocer
en lo que callas, o en esas
palabras con que lo callas?
El que te busque en la vida
que estás viviendo, no sabe
mas que alusiones de ti,
pretextos donde te escondes. 


Ir siguiéndote hacia atrás
en lo que tú has hecho, antes,
sumar acción con sonrisa,
años con nombres, será
ir perdiéndote. Yo no. 


Te conocí en la tormenta.
Te conocí, repentina,
en ese desgarramiento
brutal de tiniebla y luz,
donde se revela el fondo
que escapa al día y la noche.


Te vi, me has visto, y ahora,
desnuda ya del equívoco,
de la historia, del pasado,
tú, amazona en la centella,
palpitante de recién
llegada sin esperarte,
eres tan antigua mía,
te conozco tan de tiempo,
que en tu amor cierro los ojos,
y camino sin errar,
a ciegas, sin pedir nada
a esa luz lenta y segura
con que se conocen letras
y formas y se echan cuentas
y se cree que se ve
quién eres tú, mi invisible.




Pedro Salinas

lunes, 24 de abril de 2017

CONVERTIR EN SED NUESTRA TRISTEZA


A veces nos quedamos silenciosos
tan hondos y vacíos de tristeza,
que nuestra pura desnudez invoca
mudamente la luz de una presencia. 


Medimos por el hueco, lo que falta
de densidad y plenitud en esta
lobreguez de ser hombre clausurado,
pero abierto en sí mismo y sin cancela. 


Alguien a quien le damos nuestra espalda
nos acosa buscándonos las vueltas
y se pone a mirar hacia lo oscuro
que tiembla en lo interior de la caverna. 


Y nosotros sentados hacia dentro,
con los ojos sellados en la piedra,
tememos que, al volvernos, de repente,
nos hallemos de cara a la evidencia. 


Porque nunca podremos. Hace falta
que nos bielde la muerte y nos dé vuelta,
que nos meta su luz como en un guante
y nos saque los ojos hacia afuera. 


La luz nos llegará. Se hará presente
a inaugurar su reino. Mientras llega,
sólo queda esperar en el silencio
y convertir en sed nuestra tristeza.


A veces nos quedamos silenciosos
tan hondos y vacíos de tristeza,
que nuestra pura desnudez invoca
mudamente la luz de una presencia. 


Medimos por el hueco, lo que falta
de densidad y plenitud en esta
lobreguez de ser hombre clausurado,
pero abierto en sí mismo y sin cancela.


Alguien a quien le damos nuestra espalda
nos acosa buscándonos las vueltas
y se pone a mirar hacia lo oscuro
que tiembla en lo interior de la caverna. 


Y nosotros sentados hacia dentro,
con los ojos sellados en la piedra,
tememos que, al volvernos, de repente,
nos hallemos de cara a la evidencia. 


Porque nunca podremos. Hace falta
que nos bielde la muerte y nos dé vuelta,
que nos meta su luz como en un guante
y nos saque los ojos hacia afuera. 


La luz nos llegará. Se hará presente
a inaugurar su reino. Mientras llega,
sólo queda esperar en el silencio
y convertir en sed nuestra tristeza.




Jesus Tome

domingo, 23 de abril de 2017

AMULETOS

 
Quiero borrar de golpe mi pasado
y acabar, por todas, de una vez,
con estos viejos amuletos que he guardado,
como un imbécil, durante tanto y tanto tiempo:
dos chicles y un paquete de Fortuna,
un mechero barato que juntos compartimos,
y un papel de estaño viejo y arrugado,
de esos que envuelven el cuerpo blanco de los cigarros;
donde tú, en un ya lejano día,
dibujaste el plano ingenuo y misterioso
con el exacto lugar de nuestra cita. 


Atrás quedan en mi mente recuerdos desvaídos
de la estafeta de Correos,
de la esquina Lily,
del puerto
y de la farmacia. 


Y de tu aliento:
tan solo una huella hermosa e inevitable. 


Por ello, quiero hoy matarlo todo para siempre. 

Porque estoy harto de llevarte en la memoria,
y de no sentir nunca en el mío
de tu lejano corazón el eco leve. 


Y, por eso, acabo, con dolor, de romper el viejo plano,
y de olvidar, aposta, en una mesa, el mechero solitario… 


Por ver si alguien que pasa se lo lleva,
y me quita de encima tu imagen obsesiva,
y el delirio de mi mano sobre tu espalda. 


Y, de un tirón, me he fumado, sin pensarlo,
el último (y ya seco…) cigarrillo. 


Me he metido en la boca los dos chicles,
para matar la desesperación entre mis dientes…
Y uno de ellos
hace falta ser idiota…,
me ha traído de nuevo tu recuerdo,
y se me ha pegado en el fondo de mi alma:
justo, donde más me duele
la trágica amargura
de nunca más volver a verte.



Diego Perez

sábado, 22 de abril de 2017

EL TREN


      Yo, para todo viaje
—siempre sobre la madera
de mi vagón de tercera—,
voy ligero de equipaje. 


Si es de noche, porque no
acostumbro a dormir yo,
y de día, por mirar
los arbolitos pasar,
yo nunca duermo en el tren,
y, sin embargo, voy bien. 


¡Este placer de alejarse!
Londres, Madrid, Ponferrada,
tan lindos... para marcharse.
Lo molesto es la llegada. 


Luego, el tren, al caminar,
siempre nos hace soñar;
y casi, casi olvidamos
el jamelgo que montamos. 


¡Oh, el pollino
que sabe bien el camino! 


¿Dónde estamos?
¿Dónde todos nos bajamos?
¡Frente a mí va una monjita
tan bonita! 


Tiene esa expresión serena
que a la pena
da una esperanza infinita. 


Y yo pienso: Tú eres buena;
porque diste tus amores
a Jesús; porque no quieres
ser madre de pecadores. 


Mas tú eres
maternal,
bendita entre las mujeres,
madrecita virginal. 


Algo en tu rostro es divino
bajo tus cofias de lino. 


Tus mejillas
—esas rosas amarillas—
fueron rosadas, y, luego,
ardió en tus entrañas fuego;
y hoy, esposa de la Cruz,
ya eres luz, y sólo luz... 


¡Todas las mujeres bellas
fueran, como tú, doncellas
en un convento a encerrarse!... 


¡Y la niña que yo quiero,
ay, preferirá casarse
con un mocito barbero! 


El tren camina y camina,
y la máquina resuella,
y tose con tos ferina.
¡Vamos en una centella!




Antonio Machado

viernes, 21 de abril de 2017

VIENDO VOLVER


Irías, y verías
Todo igual, cambiado todo,
Así como tú eres
El mismo y el otro. ¿Un río
A cada instante
No es él y diferente?


Irías, en apariencia
Distraído y aburrido
En secreto, mirando,
Pues el mirar es sólo
La forma en que persiste
El antiguo deseo.


Mirando, estimarías
(La mirada acaricia
Fijándose o desdeña
Apartándose) irreparable todo
Ya, y perdido, o ganado
Acaso, quién lo sabe.


Así, con paso indiferente,
Como llevado de una mano,
Llegarías al mundo
Que fue tuyo otro tiempo,
Y allí le encontrarías,
Al tú de ayer, que es otro hoy.


Impotente, extasiado
Y solo, como un árbol,
Le verías, el futuro
Soñando, sin presente,
A espera del amigo,
Cuando el amigo es él y en él le espera.


Al verle, tú querrías
Irte, ajeno entonces,
Sin nada que decirle,
Pensando que la vida
Era una burla delicada,
Y que debe ignorarlo el mozo hoy.




Luis Cernuda

jueves, 20 de abril de 2017

UN CUERPO ES EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE

 
Las horas no han pasado, todavía,
y está mañana lejos igual a un arrecife
que apenas distingo.


                          Tú no sientes
cómo el tiempo se adensa en esta habitación
con la luz encendida, como está fuera el frío
lamiendo los cristales...Qué desprisa,
en mi cama esta noche, animalito,
con la simple nobleza de la necesidad,
mientras que te miraba, te quedaste dormido.


Así pues, buenas noches.
                                        Ese país tranquilo
cuyos contornos son los de tu cuerpo
da ganas de morir recordando la vida,
o de seguir despierto
—cansado y excitado— hasta el amanecer.


A solas con la edad, mientras tú duermes
como quien no ha leído nunca un libro,
pequeño animalito: ser humano
—más franco que en mis brazos—,
por lo desconocido.




Jaime Gil de Biedma

miércoles, 19 de abril de 2017

ASUNTOS BIBLICOS

 
Fue en la mañana de la vida... Altares
en la campiña que el sol riega. Coro
al sublime Cantar de los Cantares.
Regias suntuosidades. Cedro y oro.


Una figura de mujer fulgura,
corazón del paisaje, sonriente...
Sulamita, de noche, en la espesura...
Rebeca, bajo el sol, junto a la fuente...


El viento desmelena la frondosa
floresta y arrebata en desaliño
el humo de la mirra silenciosa...


Sobre la piedra, blanca como armiño
grata a Jehová la joven sangre rosa...
Entonces Dios era feroz y niño.




Manuel Machado

martes, 18 de abril de 2017

CANCION COTIDIANA


 
Tu amor llegó calladamente;
calladamente se me fue...
Porque el amor es una fuente
que se nos seca de repente,
sin saber cómo ni por qué.


Amor de un beso que se olvida
y de un suspiro que se va;
amor de paso en nuestra vida,
pues se le da la bienvenida
cuando tal vez se aleja ya.


Así tu amor fue como el mío,
mujer de un claro atardecer:
amor que pasa como un río,
sin estancarse en el hastío
ni repetirse en el placer.


Amor feliz que da sin tasa,
pues sólo pide, a cambio, amor;
amor que deja, cuando pasa,
no la ceniza de una brasa,
sino el perfume de una flor.


Amor que al irse no está ausente;
amor sin dudas y sin fe,
como este amor intrascendente,
que, si llegó calladamente,
calladamente se fue...




Jose Angel Buesa

lunes, 17 de abril de 2017

EL OASIS


 
Verde brillor sobre el oscuro verde.
Nido profundo de hojas y rumor,
donde el pájaro late, el agua vive,
y el hombre y la mujer callan, tapados
(el áureo centro abierto en torno
de la desnudez única)
por el azul redondo de luz sola
en donde está la eternidad. 


Pabellón vivo, firme plenitud,
para descanso natural del ansia,
con todo lo que es, fue, puede ser,
abierto en concentrada suma;
abreviatura de edén sur,
fruta un poco mayor (amparo solo
de la desnudez única)
en donde está la eternidad. 


Color, jugo, rumor, curva, olor ricos
colman con amplitud caliente y fresca,
total de gloria y de destino,
la entrada casual a un molde inmenso
(encontrado al azar de horas y siglos,
para la desnudez única)
mina libre de luz eterna y sola
en donde está la eternidad.




Juan Ramon Jimenez

domingo, 16 de abril de 2017

EL POETA A CABALLO


¡Qué tranquilidad violeta
por el sendero a la tarde!
A caballo va el poeta...
¡Qué tranquilidad violeta!


La dulce brisa del río,
olorosa a junco y agua,
le refresca el señorío...
La brisa leve del río.


A caballo va el poeta...
¡Qué tranquilidad violeta!


Y el corazón se le pierde,
doliente y embalsamado,
en la madreselva verde...
Y el corazón se le pierde.


A caballo va el poeta...
¡Qué tranquilidad violeta!


Se está la orilla dorando.
El último pensamiento
del sol la deja soñando...
Se está la orilla dorando.


¡Qué tranquilidad violeta
por el sendero, a la tarde!
A caballo va el poeta...
¡Qué tranquilidad violeta!




Juan Ramon Jimenez

sábado, 15 de abril de 2017

LA VOZ A TI DEBIDA (Versos 285 a 309)

 ¿Por qué tienes nombre tú,
día, miércoles?
¿Por qué tienes nombre tú,
tiempo, otoño? 


Alegría, pena, siempre
¿por qué tenéis nombre: amor?

Si tú no tuvieras nombre,
yo no sabría qué era
ni cómo, ni cuándo. Nada. 


¿Sabe el mar cómo se llama,
que es el mar? ¿Saben los vientos
sus apellidos, del Sur
y del Norte, por encima
del puro soplo que son? 


Si tú no tuvieras nombre,
todo sería primero,
inicial, todo inventado
por mí,
intacto hasta el beso mío. 


Gozo, amor: delicia lenta
de gozar, de amar, sin nombre. 


Nombre: ¡qué puñal clavado
en medio de un pecho cándido
que sería nuestro siempre
si no fuese por su nombre!





Pedro Salinas

viernes, 14 de abril de 2017

SONETO EN RESPUESTA DEL PASADO

 
Bien os puedo decir, considerando
lo que pruebo del mundo y lo que siento,
que, siendo los trabajos de él sin cuento,
se pueden los descansos ir contando;
mas el fuerte varón, no desmayando,
esfuerza con valor el sufrimiento,
y al sabio da el saber un nuevo aliento
con quien puesto que teme, va esperando.


Y si hay fortuna en el humano estado,
no es justo que ninguno desespere,
pues todo a su mudanza está sujeto;
mas de remedio estar desconfiado
no se sufre, señor, en el que fuere,
cual sabemos que sois, fuerte y discreto.





Hernando de Acuña



jueves, 13 de abril de 2017

YO EN EL FONDO DEL MAR



En el fondo del mar
hay una casa de cristal. 


A una avenida
de madréporas
da. 


Un gran pez de oro,
a las cinco,
me viene a saludar. 


Me trae
un rojo ramo
de flores de coral. 


Duermo en una cama
un poco más azul
que el mar. 


Un pulpo
me hace guiños
a través del cristal. 


En el bosque verde
que me circunda
—din don... din dan—
se balancean y cantan
las sirenas
de nácar verdemar. 


Y sobre mi cabeza
arden, en el crepúsculo,
las erizadas puntas del
mar.




Alfonsina Storny

miércoles, 12 de abril de 2017

ASI TE QUIERO


El día trece de julio
yo me tropecé contigo. 


Las campanas de mi frente,
amargas de bronce antiguo,
dieron al viento tu nombre
en repique de delirio. 


Mi corazón de madera
muerto de flor y de nidos,
floreció en un verde nuevo
de naranjos y de gritos,
y por mi sangre corrió
un toro de escalofrío,
que me dejó traspasado
en la plaza del suspiro. 


¡Ay trece, trece de julio,
cuando me encontré contigo!

¡Ay, tus ojos de manzana
y tus labios de cuchillo
y las nueve, nueve letras
de tu nombre sobre el mío
que borraron diferencias
de linaje y apellido! 


¡Bendita sea la madre,
la madre que te ha parido,
porque sólo te parió
para darme a mí un jacinto,
y se quedó sin jardines
porque yo tuviera el mío! 


¿Quieres que me abra las venas
para ver si doy contigo?
¡Pídemelo y al momento
seré un clavel amarillo! 


¿Quieres que vaya descalzo
llamando por los postigos?

¡Dímelo y no habrá aldabón
que no responda a mi brío! 


¿Quieres que cuente la arena
de los arroyos más finos?
Haré lo que se te antoje,
lo que mande tu capricho,
que es mi corazón cometa
y está en tu mano el ovillo;
que es mi sinrazón campana
y tu voluntad sonido.

Nunca quise a nadie así;
voy borracho de cariño,
desnudo de conveniencias
y abroquelado de ritmos
como un Quijote de luna
con armadura de lirios. 


Te quiero de madrugada,
cuando la noche y el trigo
hablan de amor a la sombra
morena de los olivos;
cuando se callan los niños
y las mocitas esperan
en los balcones dormidos;
te quiero siempre: mañana,
tarde, noche... ¡por los siglos,
de los siglos! ¡Amén! Te
querré constante y sumiso,
y cuando ya me haya muerto
antes que llegue tu olvido,
por la savia de un ciprés
subiré delgado y lírico,
hecho solamente voz
para decirte en un grito:
¡Te quiero! ¡Te quiero muerto
igual que te quise vivo!




Rafael de Leon

martes, 11 de abril de 2017

MI ALMA PREGUNTA


Te haré feliz?
Te haré sufrir?
Haré tu vida más bella?
Sentirás incertidumbre?
Te haré sentir el sol?
Te haré sentir la noche?


Me extrañarás al despertar?
Me extrañarás en tus sueños?
Conocerás en vos mis desvelos?
Sabrás que puedo esperar?


Estarás pensando en mí?
Estarás por mi en la espera?
Sabrás de todas mis penas?
Descubris mi alegría en ti?


Sabrás que toda mi vida,
Esto que pasa, que siento
Con tu nombre, tus palabras,
Con conexiones extrañas
Me alertaron, como un viento?


Entonces en ese instante
Me sentí feliz
Tus alas de mariposa
Me sacaron del letargo
Y me sentí con vida
Mis mañanas fueron soleadas
Las noches, nunca tan esperadas.


Me hacés feliz
Me hacés la vida más bella
Tengo incertidumbre
Y siento el sol como nunca
Y siento las noches apasionadas.



Sverko

lunes, 10 de abril de 2017

AL ARCO IRIS


 Arco sublime de triunfo,
Que adornas el vasto cielo,
Cuando su confuso velo
Recoge la tempestad;
    No al oráculo severo
De la alma filosofía
Pregunta la mente mía
La causa de tu beldad.


    Paréceme como en tiempo
De mi niñez deliciosa,
Cuando tu frente radiosa
Parábame a contemplar;
    Y estación te imaginaba
Para que entre tierra y cielo
Descansara de su vuelo
Del justo el alma inmortal.


    ¿Pueden los ópticos fríos
Explicar tu forma bella,
Para agradarme con ella
Cual mi ignorancia feliz?


    En lluvia fugaz convierten
El espléndido tesoro
De perlas, púrpura y oro,
Que ardiente soñaba en ti.


    Cuando a natura la ciencia
Quita el misterioso encanto,
¡Cuánto disminuye, cuánto
El brillo de su beldad!


    ¡Cuál ceden a yertas leyes
Mil deliciosas visiones!
¡Cuan plácidas ilusiones
Miramos ¡ay! disipar!


    Pero el mismo Omnipotente
Nos revela, arco divino,
Tu origen y tu destino
Con su palabra inmortal.


    Al dibujarse tu frente
En el cielo y mar profundo,
Al cano padre del mundo
Fuiste sagrada señal.


    Cuando tras fiero diluvio
La verde tierra te amaba,
Cada madre a su hijo alzaba
A ver el arco de Dios.


    El campo te daba incienso
Y aroma puro la brisa,
Cuando en tu luz la sonrisa
Del cielo resplandeció.


    Y como entonces brillabas,
Sereno brillas ahora,
Y cual del mundo la aurora,
Su fin tremendo verás:


    Que Dios, fiel a su promesa,
Intacta guarda tu gloria,
Para perpetua memoria
De que a la tierra dio paz.


    De la música primera
Sonó en tu honor el acento,
Y del primer poeta el viento
Oyó la mágica voz.


    Sigue, pues, siendo mi tema,
Símbolo de la esperanza,
Fiel monumento de alianza
Entre los hombres y Dios.



Jose Maria Heredia

domingo, 9 de abril de 2017

ANDANDO

 
Andando, andando.
Que quiero oír cada grano
de la arena que voy pisando.


Andando.
Dejad atrás los caballos,
que yo quiero llegar tardando
(andando, andando)
dar mi alma a cada grano
de la tierra que voy rozando.

Andando, andando.
¡Qué dulce entrada en mi campo,
noche inmensa que vas bajando!

Andando.
Mi corazón ya es remanso;
ya soy lo que me está esperando
(andando, andando)
y mi pie parece, cálido,
que me va el corazón besando.

Andando, andando.
¡Que quiero ver el fiel llanto
del camino que voy dejando!




Juan Ramon Jimenez

sábado, 8 de abril de 2017

ABRIL


Riegan nuestro jardín. Huele a violetas
aún. En el renovado laurel, el gorrión inicia
la Marsellesa.
 

                        ¡Oh, qué delicia,
amigo, ser poetas
y esperar, como a un dios, a abril florido!


¡Trueque de almas y de cielos!
En los huevos del nido
del corazón, a la serena luz templada,
sentimos un moverse de polluelos,
entre un olor a lirio apetecido
y a rosa deseada.


¡Corazón perenal, laurel sin nombre, blando
sol del alma:
                        Viva la hora venidera!


... Bajo el arco que, afuera,
nos pone el agua azul de primavera,
la nidada, por dentro, está piando.




Juan Ramon Jimenez

viernes, 7 de abril de 2017

LA VOZ A TI DEBIDA (versos 201 á 236)

 
«Mañana». La palabra
iba suelta, vacante,
ingrávida, en el aire,
tan sin alma y sin cuerpo,
tan sin color ni beso,
que la dejé pasar
por mi lado, en mi hoy. 



Pero de pronto tú
dijiste: «Yo, mañana...»
Y todo se pobló
de carne y de banderas.



Se me precipitaban
encima las promesas
de seiscientos colores,
con vestidos de moda,
desnudas, pero todas
cargadas de caricias. 



En trenes o en gacelas
me llegaban —agudas,
sones de violines—
esperanzas delgadas
de bocas virginales. 



O veloces y grandes
como buques, de lejos,
como ballenas
desde mares distantes,
inmensas esperanzas
de un amor sin final. 



¡Mañana! Qué palabra
toda vibrante, tensa
de alma y carne rosada,
cuerda del arco donde
tú pusiste, agudísima,
arma de veinte años,
la flecha más segura
cuando dijiste: «Yo...»



Pedro Salinas

jueves, 6 de abril de 2017

CORRIENTE OCULTA


Agua desnuda la lluvia,
qué libremente se esconde
hasta verse presa en tallos
cielo arriba, hasta las flores.


Amar es hundirse, huir,
perderse en oscura noche,
ser corriente oculta, ser
agua enterrada que corre,
sales robando a la tierra,
agua ciega que no opone
su limpio cristal al cielo.


¡Cómo se mueve en las hojas
el agua diciendo adioses
a las fugitivas nubes
que van por el horizonte!


¡Qué nuevo encuentro si en ellas
delicadamente pone
astros breves el rocío,
estrellas en verde noche!


Amar es hundirse, huir,
perderse en profunda noche.



Manuel Altolaguirre

miércoles, 5 de abril de 2017

POEMA 13



Ahora tan sólo,
en este pobre rostro en que te caes,
he visto el rostro de la niña que fuist


Me he sentido el hijo de tus juegos,
del mundo que creabas y esperabas
como un tibio regalo de cumpleaños.
Y también de los sueños que nunca confesaste
para que nadie más sufriera por ellos.


Me he sentido el hijo de tus primeros gestos de mujer,
esos que también hubieras querido ocultar y hasta ocultarte,
para abreviar en el mundo la irrealidad del asombro.

Me he sentido el hijo
de los movimientos que me preparaban
como a un antepasado de la muerte,
dibujo obsesionado
por la inserción de sus escamas.


Y te he sentido luego
la circunferencia de mi trébol pasmado,
el ángulo del compás que se abría,
el mapa de mis fiebres confundidas con viajes,
la caracola de mis ecos de hombre.


Y te he sentido aún más,
te he sentido llegar a ser dos veces mi madre
para que yo pudiera dejar de sentirte
y saltar hacia tu dios o hacia mis manos,
que tal vez no sean mías ni de nadie.


Y ahora, al remontar mi salto,
para saltar de nuevo
o quizá para aprender a andarlo paso a paso,
te reencuentro o te encuentro mi madre,
aunque ya lo seas sólo tuya.


He demorado mucho,
he demorado todas las mujeres
y también todos los hombres,
he demorado el tiempo interminablemente largo
de la vida interminablemente breve,
para llegar a ser varias veces tu hijo.




Roberto Juarroz

martes, 4 de abril de 2017

SERA...



Será que estoy un poco húmeda
de hueso y carne.

Será que el pasado fue parte de la novela
develada
atormentadas noches y secretos de amor
prohibido.


Será que en un tiempo remoto
la soledad oscureció instantes
y nadie salió en defensa.


Será que hay batallas que el destino
nos permite ganar
y otras no
como un sino que está escrito.


Será que uno va cambiando
los arrebatos dejan de ser incendio
y pasan a ser llama
o destellos inhóspitos.


Será que la adultez corrompe
parte del asombro
y la ingenuidad de los primeros días.


O será que como el ave fénix
estoy nuevamente renaciendo
dispuesta a todo
por vivir



Claudia Ainchil

lunes, 3 de abril de 2017

MI SIMBOLO DE ROSAS

 
Cuarenta abiertas rosas, abiertas en mi alma,
como un signo interpuesto a otro signo de misterio.


Nadie sabrá la palabra sin rasgos
    que ese número sostiene
en el amplio horizonte sin asta de mi mente.


Sólo tú, noche de tregua en el continuo social
declive de los hombres a quienes estoy agarrada
en un juego de manos, sabes mi ahora
    de rosas ascendentes
hasta el número cuarenta.


Podrán desamparados de la vida desterrarme
    de su sendero
de puentes angustiado de tanta ceremonia,
pero el sendero donde florecen esas rosas
    siempre abiertas
es mío, sólo mío, desde el fondo de ellas mismas
hasta la sonrisa de triunfo de mi imaginación.


Cuarenta abiertas rosas, abiertas en mi alma,
sostienen mi vida en fuga continua hacia adentro
sonreída de memorias.


El mar quiere treparse también por la palmera
    de sonidos
incrustada en mi ruta ascendente hasta el símbolo.


Él también sabe olas de amaneceres dolidos
    de esperanza.


Él también tuvo ojos en la noche de rosas
ascendiendo hasta el número cuarenta.


Mi símbolo...


Mi símbolo tiene memorias y flores angustiadas.


Sabe esperanzas vivas en un horizonte de ternura
y palmeras altas crecido por mi imaginación.


Ríe sombra de sueños realizados en la noche sin alas
que se ha quedado rondando de mi alma a mi cerebro.


Mi símbolo...


Mi símbolo sostiene cuarenta abiertas rosas,
abiertas en mi alma,
donde tú juegas a recoger estrellas en mis olas
de amaneceres dolidos de esperanza.



Julia de Burgos

domingo, 2 de abril de 2017

AL NACIMIENTO DE CRISTO NUESTRO SEÑOR

 
Caído se le ha un Clavel
Hoy a la Aurora del seno:
¡Qué glorioso que está el heno,
Porque ha caído sobre él!


Cuando el silencio tenía
Todas las cosas del suelo,
Y, coronada del yelo,
Reinaba la noche fría,
En medio la monarquía
De tiniebla tan cruel,

Caído se le ha un Clavel
Hoy a la Aurora del seno:
¡Qué glorioso que está el heno,
Porque ha caído sobre él!


De un solo Clavel ceñida,
La Virgen, Aurora bella,
Al mundo se lo dio, y ella
Quedó cual antes florida;
A la púrpura caída
Solo fue el heno fïel.


Caído se le ha un Clavel
Hoy a la Aurora del seno:
¡Qué glorioso que está el heno,
Porque ha caído sobre él!


El heno, pues, que fue dino,
A pesar de tantas nieves,
De ver en sus brazos leves
Este rosicler divino
Para su lecho fue lino,
Oro para su dosel.


Caído se le ha un Clavel
Hoy a la Aurora del seno:
¡Qué glorioso que está el heno,
Porque ha caído sobre él!




Luis de Gongora y Argote



sábado, 1 de abril de 2017

HUMANA VOZ


Duele la cicatriz de la luz,
duele en el suelo la misma sombra de los dientes,
duele todo,
hasta el zapato triste que se lo llevó el río.


Duelen las plumas del gallo,
de tantos colores
que la frente no sabe qué postura tomar
ante el rojo cruel del poniente.


Duele el alma amarilla o una avellana lenta,
la que rodó mejilla abajo cuando estábamos dentro del agua
y las lágrimas no se sentían más que al tacto.


Duele la avispa fraudulenta
que a veces bajo la tetilla izquierda
imita un corazón o un latido,
amarilla como el azufre no tocado
o las manos del muerto a quien queríamos.


Duele la habitación como la caja del pecho,
donde las palomas blancas como sangre
pasan bajo la piel sin pararse en los labios
a hundirse en las entrañas con sus alas cerradas.


Duele el día, la noche,
duele el viento gemido,
duele la ira o espada seca,
aquello que se besa cuando es de noche.


Tristeza. Duele el candor, la ciencia,
el hierro, la cintura,
los límites y esos brazos abiertos, horizonte
como corona contra las sienes.


Duele el dolor. Te amo.
Duele, duele. Te amo.
Duele la tierra o uña,
espejo en que estas letras se reflejan.




Vicente Aleixandre