"Sumérgete en el océano de emociones tejido por palabras, donde cada verso es un eco del alma y cada estrofa es un viaje hacia la profundidad del corazón: Bienvenido al santuario de la poesía, donde los sueños danzan entre líneas y los sentimientos florecen en cada palabra."

Biografia de Miguel Hernandez



Nací el 30 de octubre de 1910 como segundo hijo varón en una familia de Orihuela, dedicada a la crianza de ganado. Fui  pastor de cabras desde muy temprana edad, fui escolarizado entre 1915 y 1916 en el centro de enseñanza «Nuestra Señora de Monserrat»,  de 1918 a 1923 recibo educación primaria en las escuelas del Amor de Dios; en 1923 pase a estudiar el bachillerato en el colegio de Santo Domingo de Orihuela, regentado por los (Compañía de Jesús)  jesuitas, me proponen para una beca con la que continuar mis estudios, que mi padre rechaza. En 1925 abandonó los estudios por orden paterna para dedicarme en exclusividad  al pastoreo, aunque poco tiempo después curse  estudios de derecho y literatura. Mientras cuido el rebaño, leo con avidez y escribo mis primeros poemas.
Por entonces, el canónigo Luis Almarcha Hernández  inicia una amistad conmigo y pone a mi disposición, libros de San Juan de la Cruz, Gabriel Miró, Paul Verlaine y Virgilio  entre otros. Mis visitas a la Biblioteca Pública son cada vez más frecuentes y empiezo a formar un improvisado grupo literario junto a otros jóvenes de Orihuela, en torno a la tahona de su amigo Carlos Fenoll. Los principales participantes en aquellas reuniones somos, además  de mi, Carlos Fenoll, su hermano Efrén Fenoll, Manuel Molina  y José Marín Gutiérrez, futuro abogado y ensayista que posteriormente adoptaría el seudónimo de “Ramón Sijé” y a quien  dedique mi célebre ''Elegía''. A partir de este momento, los libros serán mi principal fuente de educación, convirtiéndome  en una persona totalmente autodidacta. Los grandes autores del  Siglo de Oro: Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Pedro Calderón de la Barca, Garcilaso de la Vega y, sobre todo, Luis de Góngora y Argote. Se convertirán en mis principales maestros.
 Tras este prometedor comienzo marche  a Madrid por segunda vez para obtener trabajo, esta vez con mejor fortuna, pues logro primero ser nombrado colaborador en las Misiones Pedagógicas y más tarde me escogen como secretario y redactor de la enciclopedia ''Los toros'' su director y principal redactor, José María de Cossío, que será en adelante mi más ferviente entusiasta. Colaboro además con asiduidad en ''Revista de Occidente'' y mantengo una tórrida relación con la muy liberada pintora Maruja Malló, que me inspira parte de los sonetos de ''El rayo que no cesa''. Me presenta  a Vicente Aleixandre y hago  amistad con él y con  Pablo Neruda;  este es el origen de mi breve etapa dentro del  Surrealismo, con aliento torrencial e inspiración telúrica. Mi poesía por entonces se hace más social y manifiesto a las claras un compromiso político con los más pobres y desheredados. En diciembre de 1935 muere mi fraternal amigo de toda la vida, Ramón Sijé, y le dedico una extraordinaria ''Elegía'', que provoca el difícil entusiasmo de Juan Ramón Jiménez,  en una crónica del diario ''El Sol''.
 Al estallar la Guerra Civil Española, me alisto en el bando republicano. Figuro en el 5º Regimiento y paso a otras unidades en los frentes de la batalla de Teruel, Andalucía y Extremadura. En plena guerra, logro escapar brevemente a Orihuela para casarme el 9 de marzo de 1937 con Josefina Manresa. A los pocos días tengo que marchar al frente de Jaén. En el verano de 1937 asisto al II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas celebrado en Madrid y Valencia, y más tarde viajo a la Unión Soviética en representación del gobierno de la República, de donde regresó en octubre para escribir el drama ''Pastor de la muerte'' y numerosos poemas recogidos más tarde en mi obra ''El hombre acecha''.
 En diciembre de 1937 nace mi primer hijo, Manuel Ramón, que muere a los pocos meses y a quien le dedico el poema ''Hijo de la luz y de la sombra'' y otros recogidos en el ''Cancionero y romancero de ausencias''. En enero de 1939 nace mi segundo hijo, Manuel Miguel. (A quien dedico las famosas ''Nanas de la cebolla'').
 Escribo un nuevo libro: ''Viento del pueblo''. Destinado a la 6ª división,  después pase  a Madrid.
 En abril, el general Francisco Franco declaró concluida la guerra y se había terminado de imprimir en Valencia ''El hombre acecha''. Aún sin encuadernar, una comisión depuradora franquista, presidida por el filólogo Joaquín de Entrambasaguas, ordenó la destrucción completa de la edición. (Sin embargo, dos ejemplares que se salvaron,  permitieron reeditar el libro en 1981).
Mi amigo Cossío se ofreció a acogerme  en Tudanca, pero  decidí volver a Orihuela. Pero en Orihuela corría mucho riesgo, por lo que decidí irme  a Sevilla pasando por Córdoba, con la intención de cruzar la frontera de Portugal por Huelva. La policía del dictador  Antonio de Oliveira Salazar me entregó a la Guardia Civil.
 Cuando estoy  en prisión mi  mujer me envía una carta que dice que sólo tiene pan y cebolla para comer; entre las rejas de la cárcel compongo en respuesta  las ''Nanas de la cebolla ''.  Desde la cárcel de Sevilla me trasladan al penal de la calle Torrijos en Madrid (hoy calle del Conde de Peñalver), de donde, gracias a las gestiones que realizó Pablo Neruda ante un cardenal, salí  en libertad inesperadamente, sin ser procesado, en septiembre de 1939. Vuelto a Orihuela, fui delatado y detenido y ya en la prisión de la plaza del Conde de Toreno en Madrid, fui juzgado y condenado a muerte en marzo de 1940. Cossío y otros intelectuales amigos, entre ellos Luis Almarcha  Hernández   amigo de la juventud y vicario general de la Diócesis de Orihuela (posteriormente obispo de León en 1944), intercedieron por mí, conmutándome  la pena de muerte por la de treinta años. Pase a la prisión de Palencia en septiembre de 1940 y en noviembre al Penal de Ocaña (Toledo). En 1941, fui  trasladado al Reformatorio de Adultos de Alicante, donde compartí  celda con Buero Vallejo. Allí enferme. Padecí  primero bronquitis y luego tifus, que se me complicó con tuberculosis.
----------------------------------------------------------------------------
 Falleció en la enfermería de la prisión alicantina  a las 5:32 de la mañana del 28 de marzo de 1942, con tan sólo 31 años de edad. Se cuenta que no pudieron cerrarle los ojos, hecho sobre el que su amigo Vicente Aleixandre compuso un poema. Poema de Vicente Aleixandre a M. Hernández. Fue enterrado en el nicho número mil nueve del cementerio de Nuestra Señora del Remedio de Alicante, el 30 de marzo.
Actualmente sus restos mortales reposan en una sepultura del mismo cementerio, junto a los de su mujer Josefina Manresa y su hijo, dicha sepultura, fácilmente identificable, es muy visitada.
En febrero de 2011, la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo de España denegó la posibilidad de un recurso extraordinario de revisión  de la condena solicitado por la familia, al considerar que la misma fue impuesta por motivos ideológicos o políticos y que ya quedó anulada con la Ley de Memoria Histórica que declaró este tipo de condenas como radicalmente injustas e ilegítimas.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario