"Sumérgete en el océano de emociones tejido por palabras, donde cada verso es un eco del alma y cada estrofa es un viaje hacia la profundidad del corazón: Bienvenido al santuario de la poesía, donde los sueños danzan entre líneas y los sentimientos florecen en cada palabra."

jueves, 29 de diciembre de 2011

EL CAMELLO



 
Una caravana que iba por el desierto se detuvo cuando empezaba a caer la noche.
Un muchacho, encargado de atar a los camellos, se dirigió al guía y le dijo:
-Señor, tenemos un problema. Hay que atar a veinte camellos y sólo tengo diecinueve cuerdas. ¿Qué hago?
-Bueno -dijo el guía-, en realidad los camellos no son muy lúcidos. Ve donde está el camello sin cuerda y haz
como que lo atas. Él se va a creer que lo estás atando y se va a quedar quieto.
El muchacho así lo hizo. A la mañana siguiente, cuando la caravana se puso en marcha, todos los camellos avanzaron en fila. Todos menos uno.
-Señor, hay un camello que no sigue a la caravana.
-¿Es el que no atastes ayer porque no tenías soga?
-Sí ¿cómo lo sabe?
-No importa. Ve y haz como que lo desatas, si no va a creer que siguen atado. Y si lo sigue creyendo no caminará.
Este cuento ilustra de que forma los límites no los impone la realidad, sino nuestras propias creencias. Somos como el camello, atados sin cuerda a nuestra mente.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

TE ESPERABA




















llegue a casa era medianoche. Estaba situada al pie de una colina, envuelta en niebla. Era una casa pequeña de impresionante construcción tenia los muros negros igual que el carbón, aquellas ventanas de formas góticas me daban escalofríos, iba solo pero al acercarme veía sombras, se movían en la oscuridad, no se cuantas eran pero no me importaba.
Al llegar me di cuenta que era mas pequeña de lo que parecía, la puerta era de color oscuro y tenia unos grabados extraños, cuando llegue estaba abierta, pase al recibidor y me diriji a la escalera, decidí subir al salón.
Estoy viejo y demacrado, sentado en mi sillón junto a la chimenea, un aire frió entra en la estancia, los brazos comenzaron a temblar sin poderlos contener, sabia que era la señal de que mi vida estaba llegando a su fin, mire a mi alrededor pero estaba solo, de pronto un hedor apestoso se apodero del salón, sentí ganas de vomitar, quise salir corriendo pero no me podía mover, era como si estuviera anclado al suelo, me di cuenta que el corazón latía demasiado deprisa, temí que algo podía ocurrirme, el aire frío secó mi sudor, pero no se llevaba el hedor, definitivamente el miedo se apodero de mi sabia que si seguía así iba a morir.
Mi vida paso por mi mente como una película  intentando encontrar algo de mi infancia que me hubiera hecho feliz, pero no vi nada, es extraño, pero así es, mi supervivencia había sido dura, no tuve niñez mi madre murió y mi padre me abandonó, me crié solo en las calles.
No se que me hizo girar la cabeza, pero estaba  unos pasos mas allá, se acercaba despacio, era el final, mi existencia se apagaba con la misma tristeza que la viví  ella me cogió de la mano, y me llevó al pozo de la soledad.

sueco

lunes, 19 de diciembre de 2011

Mi Cuento de Navidad



Era víspera de Navidad. Los niños se despertaron contentos. Fueron en busca de sus padres que todavía estaban durmiendo, se metieron en la cama con ellos, después de despertarlos consiguieron levantarlos y estuvieron jugando hasta que dijeron: Papa cuéntanos un cuento. 
El padre les dijo está bien escuchad:
Un niño despertó tiritando una mañana, en un sótano húmedo y frío, abrigado con una vieja y raída manta. El aliento le salía en forma de vapor, sentado en un rincón sobre una caja de madera, desde la madrugada se había acercado ya varias veces a buscar en los cubos de basura, algo para comer, tenía mucho hambre, mucho frío y un deplorable aspecto.

Se puso sus viejas ropas se echó la manta sobre los hombros y salió a la calle, caminaba con los pies desnudos, por el centro de la ciudad, cuando vio un hermoso árbol de Navidad, junto a él se encontraba Santa Claus, sentado en su trineo. El niño fascinado se acercó y dijo: ¿eres de verdad Santa Claus?, jojojo sí, yo soy Santa Claus, le contestó. El niño asombrado se acercó y se sentó junto a él.

Al cabo de varias horas y después de compartir algunas golosinas, se acercó una señora entrada en años y dijo: ¿hola niño cómo te llamas?, me llamo Bily señora, le contesto, ¿estás solo?, sí señora, mis padres murieron y no tengo a nadie que se ocupe de mi, ¿te gustaría venir a mi casa a pasar la Navidad?, sí señora, me gustaría mucho.

La cogió de la mano y se marchó con ella. Entraron en un comercio, le compro ropas nuevas, calzado, un buen abrigo y algo de comer. Cuando se dirigían hacia su casa, le dijo que vivía sola, sus hijos vivían fuera de la ciudad y venían todos los años con sus familias a pasar la Navidad. Cuando llegaron, los hijos y nietos ya estaban allí, se alegraron y se abrazaron, después de las presentaciones se metieron en casa a preparar entre todos el árbol de Navidad”.

Desde fuera se ven las luces encendidas, por la ventana salta la luz, la familia cantando alrededor del árbol una suave melodía, que anima e ilumina la oscura y fría noche de invierno, se disponen a festejar la Navidad “



sueco.

sábado, 17 de diciembre de 2011

¡POR FIN!







Acomodó su espalda en aquel sofá, que tanto tiempo había compartido su vida. Ubicado en el rincón menos lúgubre de la habitación, la luz de la ultima vela que había en el cajón de su escritorio es ya tenue, en esa tarde de otoño. Cierra sus ojos, sus oídos acostumbrados a callar el bullicio del mundo, solo oye el tic, tac de su viejo reloj, cosa que no le extraña pues hace tanto tiempo, que solo ha escuchado eso. En la calle, las nubes obligan al sol a guardar su verdadero encanto, anunciando el inicio del invierno, dejando para sí, una triste sonrisa. Abre los ojos y ve la vela frente a él, con una mirada parece acusarla por ser tan frágil, pero no se ha percatado que su visión ha dejado de tener contacto con la realidad. De pronto, parece oír de la habitación mas lejana, un sonido nostálgico, logrando que se le escapen unas lágrimas, provocando el ahogamiento de su soledad.
Y por primera vez decidió que quería olvidar, empezó a beber el buen vino que tenia guardado, no se detuvo hasta llegar a la embriaguez, aun así intento ponerse en sus cabales, dándose unas palmadas en el rostro, pero se quedó dormido.
Un sudor frió le recorrió la frente, su corazón parecía querer salirse de su lugar, mientras que sus párpados se dilatan a la vez.
¿Donde estoy?, observando en el estado que se encontraba, un dolor le obliga a llevarse la mano al pecho, el dolor es tan fuerte que se retuerce en el sillón, sumido por el dolor se percata de que esta solo, que hace muchos años que su esposa se marcho, de pronto ve una luz, ¡ Por fin llegaste!... te esperaba desde el mismo día que te fuiste, de eso hace ya tanto...


sueco

viernes, 16 de diciembre de 2011

BANDOLERO


En la España de final de siglo diecinueve y principios del siglo veinte. Los bandoleros transitaban por la serranía andaluza como perro por su casa. Estos malhechores, en la mayoría de las ocasiones estaban amparados por el poder político e incluso por el cacique de turno, motivo por el cual se movían con total impunidad, solo temían a la guardia civil, pero esta no podía emplearse a fondo como quisieran , debido a las complicidades de los caciques políticos con los bandidos.
Era uno de los bandoleros mas famosos. Se llamaba José “el Pastor”, natural de la provincia de Córdoba. Era alto y desaliñado. Pero una pelea le llevo a matar a un hombre que intentaba cortejar a su novia, se marcho huyendo hacia la sierra de Ronda.
Allí se enrolo en las filas de un conocido bandolero que merodeaba en la zona, pronto se hizo el jefe y tenia bajo sus ordenes a mas de cincuenta hombres, las gentes de los pueblos y cortijos cercanos, vivían aterrorizadas, les robaba, los maltrataba y ultrajaba a sus mujeres.
No recibió educación alguna y antes de desaparecer, se dedicaba al oficio de pastor con su padre, de hay le viene el apodo con el que era conocido.
Las correrías y atracos de su banda, fueron incesantes, a estas se unieron las de otras partidas de bandoleros, que asolaban la zona sur andaluza. Hubo un momento en el que la presión de los bandoleros en la política local de aquella zona fue tan importante que comenzó a preocupar a la monarquía, ya que el rey mandó un alto cargo militar a pactar una solución viable con los capitanes de determinadas partidas de bandoleros. El general los fue llamando uno por uno, con emisarios que les llevaban una carta, para reunirse con ellos en el lugar que ellos decidieran, iría solo con cuatro hombres y un escribiente para anotar todo lo que allí se dijera. Se reunió con cada uno de los capitanes de las distintas bandas, cuando habló con José el “Pastor” le dijo:- te concedemos el perdón individual a cambio de que entregues a tus hombres,- yo no soy un traidor y si quiere que lleguemos a un acuerdo, empiece con ofrecer el perdón a todos mis hombres si no es así ya se puede usted marchar-, dijo el bandolero levantándose, se monto en su caballo y desapareció.
Tras comunicar el general lo dicho por los bandoleros al rey, este indico un nuevo ofrecimiento a José “el Pastor”, que todos sus hombres serian indultados a cambio de la captura de las partidas de José Maria “el Tempranillo” y la de José Luis Germán “el Venitas”.La respuesta de José “el Pastor” fue clara o ¡todos o ninguno!.
El rey concedió el indulto a todos los bandoleros de la zona Andaluza, a cambio de vivir pacíficamente, los bandoleros podrían conservar los bienes obtenidos en sus fechorías.
A pesar de haber apaciguado la actividad delictiva en tierras andaluzas, la prensa publico un articulo que levanto polémica al decir “que el rey se había doblegado ante los bandoleros”.
Con el indulto conseguido José “el Pastor” regreso a su pueblo a llevar una vida tranquila, pero no seria tan fácil los vecinos no le perdonaban que durante años los hubiera estado sometiendo.
Una mañana de abril apareció su cuerpo, tirado en las afueras del pueblo, las autoridades y forenses determinaron que había muerto a consecuencia de los navajazos que presentaba su cuerpo, manifestando, que seguramente lo había matado algún o algunos de los enemigos, que no estaban de acuerdo con el indulto que le habían concedido.
José “El Pastor” tuvo un entierro triste y desierto, solo iba detrás del ataúd el enterrador.

sueco

miércoles, 14 de diciembre de 2011

UN SUEÑO


Josef K. Soñó:
Era un día hermoso, y K. quiso salir a pasear Pero apenas dió dos pasos, llegó al cementerio. Vió numerosos e intrincados senderos, muy numerosos y nada prácticos; K. flotaba sobre uno de esos senderos como sobre un torrente, en un inconmovible deslizamiento. su mirada advirtió desde lejos el montículo de una tumba recién cubierta, y quiso detenerse a su lado. Ese montículo ejercía sobre él casi una fascinación, y le parecía que nunca podría acercarse demasiado rápidamente. 
De pronto, sin embargo, la tumba casi desaparecía de la vista, oculta por estandartes que flameaban y se entrechocaban con fuerza; no se veía a los portadores de los estandartes, pero era como si allí reinara un gran júbilo Todavía buscaba a la distancia, cuando vió de pronto la misma sepultura a su lado, cerca del camino; pronto la dejaría atrás. Salto rápidamente al césped. Pero como en el momento del salto el sendero se movía velozmente bajo sus pies, se tambaleó y cayó de rodillas justamente frente a la tumba. 
Detrás de ésta había dos hombres que sostenían una lápida en la tierra, donde quedó sólidamente asegurada. Entonces surgió de un matorral un tercer hombre, en quién K. inmediatamente reconoció a un artista. 
Sólo vestía pantalones y una camisa mal abotonada; en la cabeza tenía una gorra de terciopelo; en la mano un lápiz común, con el que dibujaba figuras en el aire mientras se acercaba.
Apoyó ese lápiz en la parte superior de la lápida; la lápida era muy alta; el hombre no necesitaba agacharse, pero si inclinarse hacia adelante, porque el montículo de tierra (que evidentemente no quería pisar) lo separaba de la piedra. Estaba en puntas de pie y se apoyaba con la mano izquierda en la superficie de la lápida. mediante un prodigio de destreza logró dibujar con un lápiz común letras doradas y escribió: "Aquí yace". Cada una de las letras era clara y hermosa, profundamente inscripta y de oro purísimo Cuando hubo escrito las dos palabras, se volvió hacia K. que sentía gran ansiedad por saber cómo seguiría la inscripción, apenas se preocupaba por el individuo y sólo miraba la lápida. EL hombre se dispuso nuevamente a escribir, pero no pudo, algo se lo impedía; dejo caer el lápiz y nuevamente se volvió hacia K. Esta vez K. lo miró y advirtió que estaba profundamente perplejo, pero sin poder explicarse el motivo de su perplejidad. Toda su vivacidad anterior había desaparecido. Esto hizo que también K. comenzara a sentirse perplejo; cambiaban miradas desoladas; había entre ellos algún odioso malentendido, que ninguno de los dos podía solucionar. Fuera de lugar, comenzó a repicar la pequeña campana de la capilla fúnebre, pero el artista hizo una señal con la mano y la campana cesó. Poco después comenzó nuevamente a repicar; esta vez con mucha suavidad y sin insistencia; inmediatamente cesó; era como si solamente quisiera probar su sonido. K. estaba preocupado por la situación del artista, comenzó a llorar y sollozó largo rato en el hueco de sus manos. El artista esperó que K. se calmara y luego decidió , ya que no encontraba otra salida, proseguir su inscripción . 
El primer breve trazo que dibujó fué un alivio para K. pero el artista tuvo que vencer evidentemente una extraordinaria repugnancia antes de terminarlo; además, la inscripción no era ahora tan hermosa, sobre todo parecía haber mucho menos dorado, los trazos se demoraban, pálidos e inseguros; pero la letra resultó bastante grande. 
Era una J.; estaba casi terminada ya, cuando el artista, furioso, dió un puntapié contra la tumba y la tierra voló por los aires. Por fin comprendió K.; era muy tarde para pedir disculpas; con sus diez dedos escarbó en la tierra, que no le ofrecía ninguna resistencia; todo parecía preparado de antemano; sólo para disimular, habían colocado esa fina capa de tierra; inmediatamente se abrió debajo de él un gran hoyo, de empinadas paredes, en el cual K. impulsado por una suave corriente que lo colocó de espaldas, se hundió. Pero cuando ya lo recibía la impenetrable profundidad esforzándose todavía por erguir la cabeza, pudo ver su nombre que atravesaba rápidamente la lápida, con espléndidos adornos.
Encantado con esta visión, se despertó.

Franz Kafka

martes, 13 de diciembre de 2011

INFANCIA


Sentada en el porche, recuerdo mis veranos en esta casa de campo.
Casi todos los árboles que hay fueron plantados cuando yo nací. Ahora son
enormes, robustos y dan sombra en aquellos lugares donde el sol abrasaba
los áridos campos sin vida. '

Un simple trozo de tierra seco que empezó siendo mano de obra de
magníficas obras escultóricas de barro y hojas, que los niños realizábamos
con un tesón de tallistas, ya fueran pasteles para nuestras meriendas de
mentirijillas o figuras que luego regalábamos a nuestros mayores, e1
aburrimiento nunca daba con nosotros.

Aprendimos a hacernos espadas con dos palos y el arte del esgrima,
gracias a los tebeos, siempre dispuestos a dar ''touche'' al adversario o a
partir una ceja en caso de tener mal perder. Nuestro primer baño, ver quien
aguantaba más tiempo la respiración bajo el agua, o los primeros tesoros que
conformaban los dulces que alguien traía un día y que guardábamos con
recelo hasta que nos íbamos a la cabaña, que nos construimos en el
''Bellotero'', a merendar, que entonces ninguno sabía que su nombre era
Encina.

Mientras aquellos árboles crecían, nosotros lo hacíamos con ellos,
Cambiamos nuestras eternas caminatas por las BH, bicis aerodinámicas y
elegantes, donde las haya, donde podíamos caber hasta 5 niños. Luego
vinieron las motocicletas y con ellas el ir y venir al pueblo, y tener otros
amigos. Aquellas noches frescas bajo el cielo estrellado que compartíamos,
mientras los padres cenaban, para hacernos confidencias o para buscar
estrellas fugaces, dejaron paso a otras noches,distintas, distantes.

Ahora, sentada aquí, contemplando los enormes pinos y abetos,
balanceándose al compás de la brisa de mayo, vuelvo a sentirme una niña
recordando aquellos anos, inocente y vulnerable, pero esta vez, ante el
inexorable paso del tiempo.

Llanos Doñate

EL PASEO.




             Hoy salí temprano  de casa. Contemplé Largamente el azul  limpio
brillante de un cielo despejado de nubes y pájaros y pensé en la magnífica
jornada que tenía por delante. me dirigí, sin más dilación, a mi objetivo, el
árbol aquel  de copa pequeña pero suficientemente espesa, ése que se
encuentra al final del paseo. Cruzar la calle constituía la primera etapa de la
prueba, para ustedes quizá no sea tanto, pero para mí, de natural lento, y
con demasiados años a la espalda, es una tarea ardua y costosa, una suerte
de heroicidad cuando se consigue con éxito.


Pero hoy no era mi día. Avancé despacio, ya sabes, con la mirada fija
en el otro lado de la calle y, cuando ya casi podía tocar la acera y estaba a
punto de lograr mi hazaña sentí sobre mi cuerpo débil la materia caliente
del  neumático,  lo  noté  hundiéndose  contra  mí y  aún  tuve tiempo  de
pensar:''¡Qué dura es la vida para un caracol de ciudad!''.




Ana Alicia García

domingo, 11 de diciembre de 2011

POEMAS

PLAZA DE LUNA.


La plaza brilla de noche bajo la luz de la luna.
La lluvia cae con sigilo sus gotas una por una, ,
los árboles balancean con su frescor infinito:
¡son fuegos artificiales!-replican los farolillos-.
Que en el suelo de la plaza como de plata
corretean los chiquillos.


EL BOLSO DE MARIBEL


Erase que se era un bolso sobre una mesa
Que saldrá de él pensaba
Quizá un espejo o un lápiz de Labios o algo más íntimo
Con mucho cuidado lo abría su dueña
Y de él salía, oh sorpresa
Un diario de poemas que había escrito en ratos de ocio
Hablaban del mar, fa luna, las estrellas
Y una noche romántica con cena incluida
Velas y demás artilugios
Hablaba de un paseo en barca
De una promesa de amor y besos muchos besos


                                                                                                                                Saladina Cuenca         

POEMAS

                                                        


                                                            Padre
                                                            En tus manos
                                                            los nudos de atar la vida
                                                            En tu rostro
                                                            Ios surcos que fue dejando
                                                            un tiempo ya mayor
                                                            En tus ojos
                                                            Lecciones bien aprendidas
                                                            En tu boca
                                                            palabras,sólo las justas
                                                            En toda tu persona
                                                            sabiduría
                                                            sin libros
                                                           Sin cuadernos

                                                           Sólo memoria

                                                                                                            Treinta años después
                                                                                                            Pesará el tiempo

                                                                                                                   Adelante.

                                                                                                            Uno,  dos,  tres
                                                                                                           Levantemos Ia sábana

                                                        Olvidaré quién soy
                                                        cuando te vea
                                                        Seremos otra vez
                                                        esas dos locas
                                                       Ensilla los caballos
                                                       Hoy volaremos

                                                                                                                     
Josefina Sanchez

viernes, 9 de diciembre de 2011

El Viaje del Piojo

LAS AVENTURAS DEL PIOJO VIAJERO



Había una granja en las afueras de un pequeño pueblo, los animales, estaban reunidos, para elegir al miembro mas viajero. Tomo la palabra el caballo y dijo: Señores vamos a escuchar, a todo aquel que haya efectuado un viaje. El pollo levanto el ala y pidió la palabra,- yo he viajado desde Sevilla a Bilbao, en tren -, yo he ido a Francia en avión -,dijo el pato -, Cuando dijo el piojo, - les voy a contar mi historia, residía en el pelo de un perrito, que su dueña lo sacaba todos los días al parque, una mañana el perrito comenzó a rascarse con fuerza, su dueña que lo vio, lo cogió y se marcho a casa, una vez en casa, decidió bañar al perrito, en cuanto vi el agua salte al pelo de la señora, una vez el perrito estuvo bañado, ella se marcho a su habitación, para prepararse un baño, temiendo que me descubriera, salte a un abrigo de pieles que se encontraba en un sillón. Allí calentita me quede dormida.
Pasaron varios días y yo vivía estupendamente. Una noche llego su hija Wiki, a pasar el fin de semana, cuando se iba a marchar empezó a llover y hacia frió, la señora tomo el abrigo, y se lo regalo a su hija, me fui con el abrigo.
A la semana siguiente Wiki se marcho a París con el abrigo de pieles, conmigo dentro. Viajamos en primera clase, que lujo que comodidad, ya en París visite museos, la torre eiffel y el arco del triunfo. De París viaje a Milán, visitando los sitios mas bonitos de la ciudad. Como Wiki tenia varios hijos en Estados Unidos, viajamos a visitarlos, estuve en los Ángeles, Dalas, Nueva York, disfrute muchísimo viendo cosas que ni me podía imaginar, siempre dentro del abrigo. De Nueva York, fuimos a Cancún, hay empezaron mis problemas, a Wiki le apeteció almorzar en un lujoso restaurante mexicano, cuando un camarero derramo la bebida sobre el abrigo, rápidamente el dueño, le dijo que no se preocupase que en un momento se lo limpiaban, agarro el abrigo, conmigo dentro y se lo entrego a una doncella.
Llevaron el abrigo a una tintorería, lo metieron en una maquina gigante que llaman lavadora, que casi me ahogo, de pronto me encuentro dando vueltas mezclado con agua, jabón y otros detergentes, para posteriormente caer al desagüe, tras un largo recorrido por tuberías, para emerger en un rió y luego al mar, cuando creí que estaba todo perdido, me salve de milagro, fui recogido por la redes de un barco pesquero, me izaron a bordo sin darse cuenta de mi presencia, en el momento que desembarcaron la pesca en el puerto, salte a un saco de verduras, después las verduras las llevaron en avión a España, después en el aeropuerto, cargaron el saco de verduras en un camión y me trajo hasta aquí. Y esa es la historia de mi viaje -.
La vaca que había escuchado muy atentamente dijo,- amigos considero al piojo el mas viajero de todos nosotros -, todos lo proclamaron como el animal mas viajero de la granja.




sueco

Boby






Aquí os traigo un cuento para niños espero que os guste.








Era un perro de tamaño mediano. El perro se llamaba Boby y al oír su nombre, meneaba la cola y miraba hacia quien lo llamaba.
Su dueño se llamaba Quique y quería mucho a su compañero de juegos y de exploraciones por el monte cercano, al cual iban cuando su madre se lo permitía.
Boby había aprendido a traerle a quique sus libros, cuadernos y lapices que tomaba delicada mente con su boca, valiéndose de sus dientes. A Boby le gustaba ir al parque con Quique y sus amigos, se lo pasaba bien corriendo detrás de las ardillas y los pájaros, jugaba con ellos al escondite, cuando se tenia que esconder, no lo encontraban, le tenia que reclamar su dueño, para que saliera que había ganado, a Boby lo querían mucho en el barrio, un buen día que se fueron todos los amigos de excursión al monte, después de jugar, buscar setas y almorzar, se disponían a partir, cuando uno de los amigos no aparecía, gracias a su olfato, Boby lo encontró perdido a tres kilómetros de donde habían acampado.
Un día que estaban en el parque, estaba jugando con las ardillas, cuando unos desconocidos se acercaron a Quique ofreciéndole golosinas, sabia que no tenia que coger nada de desconocidos, pero las golosinas eran tan tentadoras que las acepto, cuando se acerco a cogerlas los hombres lo cogieron del brazo con la intención de subirlo al coche, se puso a gritar pero los hombres eran mas fuertes y no se podía soltar, Boby que había oído a su amo gritar se fue corriendo y ladrando hacia donde estaban los hombres sujetando a su dueño, el policía que vigilaba en el parque, rápidamente dio la voz de alarma y entre los vecinos que se encontraban allí, redujeron a los secuestradores.
A partir de ese día Boby nunca mas volvió a perder de vista a Quique.


La moraleja de este cuento es: No aceptes nada de desconocidos, y hacerle caso a los papás

sueco

martes, 6 de diciembre de 2011

Poemas de Garcia Lorca

Romance de la Luna Luna


La luna vino a la fragua
con su polisón de nardo 
 El niño la mira mira
El niño la esta mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
Y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
-Huye,luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
-Niño, déjame que baile.
cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
-Huye, luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
-Niño, déjame; no pises
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

Como canta la zumaya,
¡ay, como canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la esta velando.


Reyerta

En la mitad del barranco
las navajas de Albacete,
bellas de sangre contraria,
relucen como los peces.
Una dura luz de naipe
recorta en el agrio verde
caballos enfurecidos
y perfiles de jinetes
En la copa de un olivo
lloran dos viejas mujeres.
El toro de la reyerta
se sube por las paredes.
Ángeles negros traían
pañuelos y agua de nieve.
Ángeles con grandes alas
de navajas de Albacete.
Juan Antonio el de Montilla
rueda muerto la pendiente,
su cuerpo lleno de lirios
y una granada en las sienes.
Ahora monta cruz de fuego
carretera de la muerte.

        *******

El juez, con guardia civil,
por los olivares viene.
Sangre resbalada gime
muda canción de serpiente.
-Señores guardia civiles;
aquí paso lo de siempre.
Han muerto cuatro romanos
y cinco cartagineses.

       *******

La tarde loca de higueras
y de rumores calientes
cae desmayada en los muslos.
heridos de los jinetes.
Y ángeles negros volaban
por el aire poniente.
ángeles de largas trenzas
y corazones de aceite.




lunes, 5 de diciembre de 2011

Voluntad de Invierno

                   
                          Yo no se si el invierno de los países fríos
Donde es mas un emblema que la cuarta estación,
Alienta como el nuestro quimeras extravíos
Y es tan lucido como nos dice la canción.

El frió de la infancia era alegre y ruidoso
En nuestros juegos, pero ceniciento cruel
En los cuerpos de entonces donde dejaba un poso
De aurora macilenta en patio de cuartel.

El solsticio en diciembre alumbra un sol primero
Y los días avanzan hacia su plenitud.
El invierno es la infancia de la luz y es enero,
En vez de un mes del año, un modo de virtud.

En febrero la luz viste medias de seda,
Que bien quisiera marzo y que desnuda abril.
Y es que en invierno pasa la luz y apenas queda
En escuálidos arboles su afilado perfil.

Siento mio el invierno quizá por lo que augura
De fermento y espera, de víspera y azar.
El invierno es la casa de la literatura
Mientras fuera del libro no para de nevar.


                                                               Francisco Castaño
                                Del libro inedito: De vinculos y entregas            

jueves, 1 de diciembre de 2011

Historias de un recluta







Aquí os cuento historias reales de un recluta en el C.I:R. Nº 2 de  Alcalá de Henares 










Son las dos de la mañana, vamos en tren, camino de Madrid, entre el traqueteo y el frío no puedo dormir. Viajábamos en tercera clase, no hay calefacción, la temperatura fuera es bajo cero, pero mis compañeros de viaje si que están durmiendo. Decido pasar a primera clase, allí hay calefacción, si tengo suerte encontraré un compartimento vació y me quedaré a terminar el viaje.
Son las diez de la mañana, el tren entra en atocha. Bajamos todos los reclutas y enseguida nos forman, subimos al camión con destino a Alcalá de Henares, vamos al C.I.R. Nº 2, allí haré la instrucción. Una vez hemos llegado, nos forman, para pasar lista. 
Pasamos por vestuario, nos dan el ajuar, después al barbero y de mis pelos largos... nada quedó. A continuación nos dieron el numero de la compañía, la cincuenta y dos del quinto batallón. Fuimos a dejar todas las cosas, cambiarnos de color, todos caqui y pelaos, parecíamos reclusos. Después nos fuimos a comer el rancho, mas tarde cada recluta fue a presentarse al auxiliar asignado para que le dijera que tenia que hacer. Sin perder tiempo nos pusieron a trabajar, a mi me tocó la granja.
Me presento al auxiliar, un soldado de Barcelona, con mi ropa nueva y limpia. Me dice que le de el carné de identidad, que es la forma que hay para que hagamos nuestro trabajo, me ordena que coja un cubo que hay en la puerta de las porqueras,  para mi sorpresa veo que dentro del cubo solo hay agua y un cepillo de dientes, "entra y limpia los cerdos hasta que les quede la piel brillante" dijo, se echan a reir todos los veteranos de la granja. Yo ni corto ni perezoso cojo el cubo y lo tiro al suelo, a continuación me dirijo a ellos, les digo “limpiarlo vosotros con los cuernos”, les pido mi carné de identidad, me dicen que se lo darán al capitán de mi compañía, doy media vuelta y me voy.
Por la noche estando en formación para pasar lista,  recibir las ordenes del día siguiente, el Capitán de la compañía, con mi carné de identidad en la mano, me llama y dice, "da un paso al frente, coge una colchoneta y te presentas en el cuerpo de guardia, te vas a pasar la noche en el calabozo. La próxima vez te castigare con quince días de arresto".
Me presenté en el cuerpo de guardia, pase toda la noche haciendo rondas por el C.I.R., fumando un canuto de vez en cuando. Lo hice por voluntad propia, me podía haber quedado en la celda tumbado en el colchón tranquilamente.

sueco