"Sumérgete en el océano de emociones tejido por palabras, donde cada verso es un eco del alma y cada estrofa es un viaje hacia la profundidad del corazón: Bienvenido al santuario de la poesía, donde los sueños danzan entre líneas y los sentimientos florecen en cada palabra."

jueves, 31 de mayo de 2018

ÁRBOLES


   
Árboles a la vía,
desenfrenados, locos,
en sucesión perenne
hacia mí, tras de mí,
detrás de los cristales.


Yo estoy quieto,
pero soy trasportado
a veces sin saberlo,
por entre los paisajes
del día y de la noche,
que se amontonan grandes
en la inmensa llanura
de detrás de mi espalda,
que, pequeños, se entran
a sumergirse en niebla
por los recintos del recuerdo.


Videncia de mis fines,
como perlas o soles,
en horizontes curvos.
Arcos. Linderos últimos
de la estación de término.


Y aún más allá del aire,
campo propicio al alma.
Ascensión milagrosa.
Asombro. Comentario.

Manuel Altolaguirre

miércoles, 30 de mayo de 2018

EL OTOÑADO


Estoy completo de naturaleza,
en plena tarde de áurea madurez,
alto viento en lo verde traspasado. 


Rico fruto recóndito, contengo
lo grande elemental en mí (la tierra,
el fuego, el agua, el aire), el infinito. 


Chorreo luz: doro el lugar oscuro,
trasmito olor: la sombra huele a dios,
emano son: lo amplio es honda música,
filtro sabor: la mole bebe mi alma,
deleito el tacto de la soledad. 


Soy tesoro supremo, desasido,
con densa redondez de limpio iris,
del seno de la acción.  Y lo soy todo. 


Lo todo que es el colmo de la nada,
el todo que se basta y que es servido
de lo que todavía es ambición.




Juan Ramon Jimenez

lunes, 28 de mayo de 2018

CUERPO EN PENA


Lentamente el ahogado recorre sus dominios
Donde el silencio quita su apariencia a la vida.


Transparentes llanuras inmóviles le ofrecen
Árboles sin colores y pájaros callados.


Las sombras indecisas alargándose tiemblan,
Mas el viento no mueve sus alas irisadas;
Si el ahogado sacude sus lívidos recuerdos,
Halla un golpe de luz, la memoria del aire.


Un vidrio denso tiembla delante de las cosas,
Un vidrio que despierta formas color de olvido;
Olvidos de tristeza, de un amor, de la vida,
Ahogados como un cuerpo sin luz, sin aire, muerto.


Delicados, con prisa, se insinúan apenas
Vagos revuelos grises, encendiendo en el agua
Reflejos de metal o aceros relucientes,
Y su rumbo acuchilla las simétricas olas.


Flores de luz tranquila despiertan a lo lejos,
Flores de luz quizá, o miradas tan bellas
Como pudo el ahogado soñarlas una noche,
Sin amor ni dolor, en su tumba infinita.


A su fulgor el agua seducida se aquieta,
Azulada sonrisa asomando en sus ondas.


Sonrisas, oh miradas alegres de los labios;
Miradas, oh sonrisas de la luz triunfante.


Desdobla sus espejos la prisión delicada;
Claridad sinuosa, errantes perspectivas.


Perspectivas que rompe con su dolor ya muerto
Ese pálido rostro que solemne aparece.


Su insomnio maquinal el ahogado pasea.


El silencio impasible sonríe en sus oídos.
Inestable vacío sin alba ni crepúsculo,
Monótona tristeza, emoción en ruinas.


En plena mar al fin, sin rumbo, a toda vela;
Hacia lo lejos, más, hacia la flor sin nombre.


Atravesar ligero como pájaro herido
Ese cristal confuso, esas luces extrañas.


Pálido entre las ondas cada vez más opacas
El ahogado ligero se pierde ciegamente
En el fondo nocturno como un astro apagado.
Hacia lo lejos, sí, hacia el aire sin nombre.



Luis Cernuda

domingo, 27 de mayo de 2018

ESTOY CANSADO


Estar cansado tiene plumas,
tiene plumas graciosas como un loro,
plumas que desde luego nunca vuelan,
mas balbucean igual que loro.

Estoy cansado de las casas,
prontamente en ruinas sin un gesto;
estoy cansado de las cosas,
con un latir de seda vueltas luego de espaldas. 


Estoy cansado de estar vivo,
aunque más cansado sería el estar muerto;
estoy cansado del estar cansado
entre plumas ligeras sagazmente,
plumas del loro aquel tan familiar o triste,
el loro aquel del siempre estar cansado.




Luis Cernuda

sábado, 26 de mayo de 2018

DÉJAME ESTA VOZ


Déjame esta voz que tengo
lo mismo que a la pampa le dejan
sus matorrales de deseo
sus ríos secos colgando de las piedras.


Déjame vivir como acero mohoso
sin puño tirado en las nubes
no quiero saber de la gloria envidiosa
con rabo y cuernos de ceniza.


Un anillo tuve de luna
tendida en la noche a comienzos de otoño
lo di a un mendigo tan joven
que sus ojos parecían dos lagos.


Me ahogué en fin amigos
ahora duermo donde nunca despierte
no saber más de mí mismo es algo triste
dame la guitarra para guardar las lágrimas.




Luis Cernuda

viernes, 25 de mayo de 2018

PALINODIA: DETRÁS DE LO GRIS


Ah, yo quiero vivir
dentro del orden general
de tu mundo.


Necesito vivir entre los hombres.
Veo un árbol: sus brazos ya en angustia
o ya en delicia lánguida
proclaman su verdad:
su alma de árbol se expresa,
irreductiblemente única.


Pero el hombre que pasa junto a mí
el hombre moderno
con sus radios, con sus quinielas, con sus películas sonoras
con sus automóviles de suntuosa hojalata
o con sus tristes vitaminas,
mudo tras su etiqueta que dice «comunismo» o «democracia» dice,
con apagados ojos y un alma de ceniza
¿qué es?, ¿quién es?

¿Es una mancha gris, un monstruo gris?

Monstruo gris, gris profundo,
profundamente oculta sus amores, sus odios,
gris en su casa,
gris en su juego,
en su trabajo, gris,
hombre gris, de gris alma.


Yo quiero, necesito,
mirarle allá a la hondura de los ojos, conocerle,
arrancarle su careta de cemento,
buscarle por detrás de sus tristes rutinas.


Por debajo de sus fórmulas de lorito
real (¡Pase usted! ¡Tanto gusto!),
aventarle sus tumbas de ceniza
huracanarle su cloroformo diario.


Un día llegará en que lo gris se rompa,
y tus bandos resuenen arcangéíicos,
oh gran Dios.

Dime, Dios mío, que tu amor refulge
detrás de la ceniza.


Dame ojos que penetren tras lo gris
la verdad de las almas,
la hermosa desnudez de tu imagen:
el hombre.




Damaso Alonso

jueves, 24 de mayo de 2018

SONETO SOBRE LA LIBERTAD HUMANA


Qué hermosa eres, libertad. No hay nada
que te contraste. ¿Qué? Dadme tormento.


Más brilla y en más puro firmamento
libertad en tormento acrisolada.

¿Que no grite? ¿Mordaza hay preparada?

Venid: amordazad mi pensamiento.
Grito no es vibración de ondas al viento:
grito es conciencia de hombre sublevada.


Qué hermosa eres, libertad. Dios mismo
te vio lucir, ante el primer abismo
sobre su pecho, solitaria estrella.


Una chispita del volcán ardiente
tomó en su mano. Y te prendió en mi frente,
libre llama de Dios, libertad bella.




Damaso Alonso

miércoles, 23 de mayo de 2018

APOGEO DEL APIO


Del centro puro que los ruidos nunca
atravesaron, de la intacta cera,
salen claros relámpagos lineales,
palomas con destino de volutas,
hacia tardías calles con olor
a sombra y a pescado.

Son las venas del apio! Son la espuma, la risa,
los sombreros del apio!
Son los signos del apio, su sabor
de luciérnaga, sus mapas
de color inundado,
y cae su cabeza de ángel verde,
y sus delgados rizos se congojan,
y entran los pies del apio en los mercados
de la mañana herida, entre sollozos,
y se cierran las puertas a su paso,
y los dulces caballos se arrodillan.

Sus pies cortados van, sus ojos verdes
van derramados, para siempre hundidos
en ellos los secretos y las gotas:
los túneles del mar de donde emergen,
las escaleras que el apio aconseja,
las desdichadas sombras sumergidas,
las determinaciones en el centro del aire,
los besos en el fondo de las piedras.

A medianoche, con manos mojadas,
alguien golpea mi puerta en la niebla,
y oigo la voz del apio, voz profunda,
áspera voz de viento encarcelado,
se queja herido de aguas y raíces,
hunde en mi cama sus amargos rayos,
y sus desordenadas tijeras me pegan en el pecho
buscándome la boca del corazón ahogado.

Qué quieres, huésped de corsé quebradizo,
en mis habitaciones funerales?
Qué ámbito destrozado te rodea?
Fibras de oscuridad y luz llorando,
ribetes ciegos, energías crespas,
río de vida y hebras esenciales,
verdes ramas de sol acariciado,
aquí estoy, en la noche, escuchando secretos,
desvelos, soledades,
y entráis, en medio de la niebla hundida,
hasta crecer en mí, hasta comunicarme
la luz oscura y la rosa de la tierra.


Pablo Neruda

martes, 22 de mayo de 2018

EL PRIMER BESO


Yo ya me despedía.... y palpitante 
cerca mi labio de tus labios rojos, 
«Hasta mañana», susurraste; 
yo te miré a los ojos un instante 
y tú cerraste sin pensar los ojos 
y te di el primer beso: alcé la frente 
iluminado por mi dicha cierta. 

Salí a la calle alborozadamente 
mientras tu te asomabas a la puerta 
mirándome encendida y sonriente. 
Volví la cara en dulce arrobamiento, 
y sin dejarte de mirar siquiera, 
salté a un tranvía en raudo movimiento; 
y me quedé mirándote un momento 
y sonriendo con el alma entera, 
y aún más te sonreí... Y en el tranvía 
a un ansioso, sarcástico y curioso, 
que nos miró a los dos con ironía, 
le dije poniéndome dichoso: 
-«Perdóneme, Señor esta alegría.»



Amado Nervo

lunes, 21 de mayo de 2018

NO DECIA PALABRAS


No decía palabras, 
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante, 
porque ignoraba que el deseo es una pregunta 
cuya respuesta no existe,  
una hoja cuya rama no existe, 
un mundo cuyo cielo no existe. 

La angustia se abre paso entre los huesos, 
remonta por las venas 
hasta abrirse en la piel, 
surtidores de sueño 
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes. 

Un roce al paso, 
una mirada fugaz entre las sombras, 
bastan para que el cuerpo se abra en dos, 
ávido de recibir en sí mismo 
otro cuerpo que sueñe; 
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne, 
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo. 
Auque sólo sea una esperanza 
porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe.



Luis Cernuda 

domingo, 20 de mayo de 2018

ALGUIEN


Alguien limpia la celda
de la tortura
que no quede la sangre
ni la amargura

alguien pone en los muros
el nombre de ella
ya no cabe en la noche
ninguna estrella

alguien limpia su rabia
con un consejo
y la deja brillante
como un espejo

alguien piensa hasta cuando
alguien camina
suenan lejos las risas
una bocina
y un gallo que propone
su canto en hora
mientras sube la angustia
la voladora

alguien piensa en afuera
que allá no hay plazo
piensa en niños de vida
y en un abrazo

alguien quiso ser justo
no tuvo suerte
es difícil la lucha
contra la muerte

alguien limpia la celda
de la tortura
lava la sangre pero
no la amargura.



Mario Benedetti

sábado, 19 de mayo de 2018

EL PAJARO


Un silencio de aire, luz y cielo. 
En el silencio transparente 
el día reposaba: 
la transparencia del espacio 
era la transparencia del silencio. 
La inmóvil luz del cielo sosegaba 
el crecimiento de las yerbas. 
Los bichos de la tierra, entre las piedras, 
bajo la luz idéntica, eran piedras. 
El tiempo en el minuto se saciaba. 
En la quietud absorta 
se consumaba el mediodía. 

Y un pájaro cantó, delgada flecha. 
Pecho de plata herido vibró el cielo, 
se movieron las hojas, 
las yerbas despertaron... 
Y sentí que la muerte era una flecha 
que no se sabe quién dispara 
y en un abrir los ojos nos morimos.



Octavio Paz

viernes, 18 de mayo de 2018

CABALLERO SOLO


Los jóvenes homosexuales y las muchachas amorosas,
y las largas viudas que sufren el delirante insomnio,
y las jóvenes señoras preñadas hace treinta horas,
y los roncos gatos que cruzan mi jardín en tinieblas,
como un collar de palpitantes ostras sexuales
rodean mi residencia solitaria,
como enemigos establecidos contra mi alma,
como conspiradores en traje de dormitorio
que cambiaran largos besos espesos por consigna.

El radiante verano conduce a los enamorados
en uniformes regimientos melancólicos,
hechos de gordas y flacas y alegres y tristes parejas:
bajo los elegantes cocoteros, junto al océano y la luna
hay una continua vida de pantalones y polleras,
un rumor de medias de seda acariciadas,
y senos femeninos que brillan como ojos.

El pequeño empleado, después de mucho,
después del tedio semanal, y las novelas leídas de noche,
en cama,
ha definitivamente seducido a su vecina,
y la lleva a los miserables cinematógrafos
donde los héroes son potros o príncipes apasionados,
y acaricia sus piernas llenas de dulce vello
con sus ardientes y húmedas manos que huelen a cigarrillo.

Los atardeceres del seductor y las noches de los esposos
se unen como dos sábanas sepultándome,
y las horas después del almuerzo en que los jóvenes estudiantes,
y los jóvenes estudiantes, y los sacerdotes se masturban,
y los animales fornican directamente,
y las abejas huelen a sangre, y las moscas zumban coléricas,
y los primos juegan extrañamente con sus primas,
y los médicos miran con furia al marido de la joven paciente,
y las horas de la mañana en que el profesor, como por des-
cuido,
cumple con su deber conyugal, y desayuna,
y, más aún, los adúlteros, que se aman con verdadero amor
sobre lechos altos y largos como embarcaciones:
seguramente, eternamente me rodea
este gran bosque respiratorio y enredado
con grandes flores como bocas y dentaduras
y negras raíces en forma de uñas y zapatos.



Pablo Neruda

jueves, 17 de mayo de 2018

BASTA CERRAR LOS LABIOS


Basta morir como una lámpara desde la madrugada,
como el rescoldo de una brisa tersa;
para morir, para suministrarnos
la mano venidera del olvido;
basta decirle no al día de mañana,
basta ensayar los labios en un rumor de cera,
basta beber un vaso de agua
donde yazga el recuerdo de un ahogado.

Deja que la mano sea como un guante
que usa el corazón para tocar el brazo
o el alba de una novia entristecida.
Deja que la mano sea como un campo
donde el aire trasciende como humedad de pelo.
El otoño se despierta en mi pecho y se sacude las plumas
como pájaro caído fuera de la redondez de su canto.
El otoño se desbanda por mi pecho
como un viento veteado de árboles.

¿Quién me pone en los labios
un color de palabras donde se siente el peso de la noche?

A veces hay algo en las palabras que se dicen, 
en aquellas que llevan del labio ansiosa vida,
aquellas que sollozan el paisaje
y respiran la cal de otra garganta;
que es como ponerse de codos a pensar
sobre el pretil de una tristeza antigua.

Hay playas
donde la mar resuena como carne,
como el golpe de un cuerpo que de pronto ha llorado.
Hay lagunas y juncos, estuarios
donde amarran los peces su oceanía desmedida,
y hay ríos donde la tierra llega al mar
insepulta en sus sueños imposibles.

Sufro. Sufro de esa moneda 
que redondea a la mano inútilmente.
Sufro como un sentir pequeña espina
en la mirada fija de las lágrimas.
Sufro la cañamiel de una canción muy tonta.
Sufro el esparcimiento de una muerte insepulta.
Sufro la profundidad de los ríos
donde la noche tienta a los ahogados.

Paso los ojos
por la luz poco oída de una estrella.
Paso los labios por las palabras de un día,
donde el silencio crece como yedra.

Para morir, para cesar los labios
para olvidar de pronto la forma de la tierra
y salir para siempre de la asunción del mar;
no es necesario el traje de los condenados
ni la ceniza de los aturdidos.
No es necesaria la cama de los enfermos
ni el campo de batalla ya después, en silencio.

Basta un anuncio de hojas de afeitar,
basta la prosperidad de un gerente,
basta un tranvía equivocado.

Es arrojada la noche a la costa de nuestro pecho
por un oleaje de luces.
Hay un poco de acero turbado en una mano.
Hay un niño sin ojos moviéndose en los ojos

Entonces ¿cómo tomar la luna?
¿Con qué mano o qué lágrima
tocar la luz donde los labios ceden a la noche?

La respiración suena como pisar hojas secas.
El bosque es tan profundo que las manos no se encuentran.
Puedo silbar para espantar mi miendo,
para que me oigas yacer en un claro del bosque
cuando en realidad sólo hay claro en tus ojos.

Palabras y miradas transbordando ataúdes.
De ataúdes de niños
a negros ataúdes con barbas de abuelo.

A veces la noche 
crece como la barba de un dios desconocido.

Cerrar los labios es quedarse a solas.
Puedes mover el frío entre tus dientes.
Puedes ver en un cuello la pasión de la tarde.
La mano puede confiarse al frío sin darse cuenta.


Jose Carlos Becerra

miércoles, 16 de mayo de 2018

DESAFÍO EN VALENCIA


¡A mí vais a decirme
a qué suenan las escolleras
pulsadas por las olas;
qué es lo que canta el cielo
tras su concertación de transparencias;
qué aromas llevan las embarcaciones
a donde no florece el limonero!
¡A mí vais a decírmelo!


¡A mí vais a decirme
que no es la luz que emana de los cuerpos
el origen del mediodía!
Y aquellos nombres —Carolina,


Azucena, Jacinta—,
¡a mí vais a decirme
si fueron nombres de mujeres, barcas
flores! ¡Como si yo no lo supiera,
como si hubiese yo olvidado
qué, quiénes fueron esas sombras
que daban vida a estos espacios mágicos!

¡A mí vais a decírmelo!



Jose Hierro

martes, 15 de mayo de 2018

EN SON DE DESPEDIDA


 
                  I
No vine sólo por decirte
(aunque también) que no volveré nunca,
y que nunca podré olvidarte.


Emprendo la tarea
(imposible, si es que algo hay imposible)
de racionalizar, interpretar, reconstruir y desandar
aquellas fábulas y hechizos
que gracias a ti fueron realidad.


Recupero los pasos iniciados a la orilla del río
y que desembocaban en «Kiss Bar» (aunque no estoy
seguro
dónde estaba el principio y dónde el fin).


Estoy cansado, muy cansado.
Don Antonio Machado dijo hace más de sesenta años
«Soy viejo porque tengo más de setenta años,
que es mucha edad para un español».
(Sin comentarios).


              He vivido días radiantes
gracias a ti. Entre mis dedos se escurrían
cristalinas las horas, agua pura. Benditas sean.


Fue un tercer grado carcelario:
regresas a la cárcel por la noche,
por el día —espejismo— te sientes libre, libre, libre.


Nadie pudo, ni puede, ni podrá por los siglos de los siglos
arrebatarme tanta felicidad.


Yo no he venido —te lo dije—
para decirte adiós. Sé que no me echarás de menos,
y eso que yo soñaba ser todo para ti
como tú lo eres todo para mí.


¡Ay vanidad de vanidades y todo vanidad!


No te importuno más (ni siquiera sé si me escuchas).


Bebo el último whisky en el «Kiss Bar»,
la última margarita en «Santa Fe»,
rodeo luego la ciudad y su muralla de agua
en la que ya no queda nada que fue mío.


Desisto de adentrarme en su recinto,
no tengo fuerzas para celebrar
la melancólica liturgia de la separación
Sólo deseo ya dormir, dormir,
tal vez soñar...




Jose Hierro

lunes, 14 de mayo de 2018

POEMA DE AMOR


Te amo sueño del viento
confluyes con mis dedos olvidado del
 norte
en las dulces mañanas del mundo cabeza abajo
cuando es fácil sonreír porque la lluvia es blanda
En el seno de un río viajar es delicia
oh peces amigos decidme el secreto de los ojos abiertos
de las miradas mías que van a dar en la mar
sosteniendo la quilla de los barcos lejanos
Yo os amo —viajadores del mundo— los que dormís sobre el agua
hombres que van a América en busca de sus vestidos
los que dejan en la playa su desnudez dolida
y sobre las cubiertas del barco atraen el rayo de la luna
Caminar esperando es risueño es hermoso
la plata y el oro no han cambiado de fondo
botan sobre las ondas sobre el lomo escamado
y hacen música o sueño para los pelos más rubios
Por el fondo de un río mi deseo se marcha
de los pueblos innúmeros que he tenido en las yemas
esas oscuridades que vestido de negro
he dejado ya lejos dibujadas en espalda
La esperanza es la tierra es la mejilla
es un inmenso párpado donde yo sé que existo
¿Te acuerdas? Para el mundo he nacido una noche
en que era suma y resta la clave de los sueños
Peces árboles piedras corazones medallas
sobre vuestras concéntricas ondas —sí— detenidas
yo me muevo y si giro me busco oh centro oh centro
camino —viajadores del mundo— del futuro existente
más allá de los mares en mis pulsos que laten


Vicente Aleixandre