jueves, 30 de octubre de 2025



A LA CORTE DE LOS POETAS

Miguel de Unamuno

 

Junto a esa charca muerta de la corte
en que croan las ranas a concierto,
se masca como gas de los pantanos,
            ramplonería.

Los renacuajos bajo la ova bullen
esperando que el rabo se les caiga
para ascender a ranas que en la orilla
            al sol se secan.

Y si oyen ruido luego bajo el agua
buscan el limo, su elemento propio,
en el que invernan disfrutando en frío
            dulce modorra.

Sólo de noche, a su cantada luna,
se arriesgan por los campos aledaños,
a caza de dormidos abejorros,
            papando moscas.

¡Oh qué concierto de sonoras voces
alzan al cielo cuando el celo llega!
¿están pidiendo rey o están cantando
            al amor trovas?

¿O es que envidiosas de redonda vaca
se están hinchiendo de aire los pulmones?
¿es que les mueve en su cantar furioso
            la sed de gloria?

Cuando pelechen nacerá sobre ellas
el sol que les caliente al fin la sangre,
alas les nacerán, y sus bocotas
            darán gorjeos.

Se secará la charca y hasta el cielo
irán en busca de licor de vida,
querrán, alondras, de las altas nubes
            libar el cáliz.

¡Pero no!, nuestras ranas son sesudas,
no les tienta el volar, saltan a gusto,
Jove les dió como preciada dote
            común sentido.

¡Oh imbéciles cantores de la charca,
croad, papad, tomad el sol estivo,
propicia os sea la sufrida luna,

            castizas ranas! 

martes, 28 de octubre de 2025

Pintura de : Roy lichtenstein


AMARGA BOCA

Vicente Aleixandre

No es lo mismo la boca
hecha para besar (toda boca a besar y a morir dispuesta se abre)
y que besó viviente,
que esa otra que no halló nunca un beso
y que guarda su ardor para otro beso último.

La soledad viviente
gastó su fuerza extrema
y apurada se mira en ese rostro, acaso,
más que cansado, fijo,
todo corteza propia.
Aquí viose algún día
el sol, en unos ojos
azules cuando vierte
su amanecer el monte más que rojo;
o cuando más gallardo
el píe pisaba lumbres
recientes o, avanzando,
sonaba ei guijo puro entre las aguas.

La juventud risueña,
el dardo en venas finas,
los pulsos dadivosos,
hacia el confín latían. ¡Ah, cuán ligados
con la fina verdad del mundo a solas!

Todo era cuerpo humano,
besos desde las cimas,
promesas inseguras pero cuán ciertas, luces,
y una palabra todo,
redonda: el universo.

Boca allí dibujada
como contra otra boca.
Juventud conjugada
contra otro mundo idéntico.
Y si el sol presidía, era otro corazón con su luz misma.

Pero el tiempo, el esfuerzo,
las piedras, la montaña,
el crepúsculo estéril,
todo en su curva dulce se hizo bronco,
mondo al fin como el páramo.

Páramo en esta noche,
boca contra otros fríos
cuando el rostro ahora asume
su fin y es su corteza.
Igual que muere el día
hoy nace: el mismo acaba.
Y la mano se extiende
a la luz o a la lluvia,
a la noche continua,
como esa rama sola de un invierno.

Boca que acaso supo
y conoció, o no sabe,

porque no conocer es saber último. 

domingo, 26 de octubre de 2025

Pintura de: Remigio Megias


A ORILLAS DEL DUERO

Antonio Machado

 

      Mediaba el mes de julio. Era un hermoso día.

Yo, solo, por las quiebras del pedregal subía,

buscando los recodos de sombra, lentamente.

A trechos me paraba para enjugar mi frente

y dar algún respiro al pecho jadeante;

o bien, ahincando el paso, el cuerpo hacia adelante

y hacia la mano diestra vencido y apoyado

en un bastón, a guisa de pastoril cayado,

trepaba por los cerros que habitan las rapaces

aves de altura, hollando las hierbas montaraces

de fuerte olor —romero, tomillo, salvia, espliego—.

Sobre los agrios campos caía un sol de fuego.

      Un buitre de anchas alas con majestuoso vuelo

cruzaba solitario el puro azul del cielo.

Yo divisaba, lejos, un monte alto y agudo,

y una redonda loma cual recamado escudo,

y cárdenos alcores sobre la parda tierra

—harapos esparcidos de un viejo arnés de guerra—,

las serrezuelas calvas por donde tuerce el Duero

para formar la corva ballesta de un arquero

en torno a Soria. —Soria es una barbacana,

hacia Aragón, que tiene la torre castellana—.

Veía el horizonte cerrado por colinas

oscuras, coronadas de robles y de encinas;

desnudos peñascales, algún humilde prado

donde el merino pace y el toro, arrodillado

sobre la hierba, rumia; las márgenes de río

lucir sus verdes álamos al claro sol de estío,

y, silenciosamente, lejanos pasajeros,

¡tan diminutos! —carros, jinetes y arrieros—,

cruzar el largo puente, y bajo las arcadas

de piedra ensombrecerse las aguas plateadas

del Duero.

      El Duero cruza el corazón de roble

de Iberia y de Castilla.

            ¡Oh, tierra triste y noble,

la de los altos llanos y yermos y roquedas,

de campos sin arados, regatos ni arboledas;

decrépitas ciudades, caminos sin mesones,

y atónitos palurdos sin danzas ni canciones

que aún van, abandonando el mortecino hogar,

como tus largos ríos, Castilla, hacia la mar!

      Castilla miserable, ayer dominadora,

envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.

¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada

recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?

Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;

cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.

¿Pasó?  Sobre sus campos aún el fantasma yerta

de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.

      La madre en otro tiempo fecunda en capitanes,

madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.

Castilla no es aquella tan generosa un día,

cuando Myo Cid Rodrigo el de Vivar volvía,

ufano de su nueva fortuna, y su opulencia,

a regalar a Alfonso los huertos de Valencia;

o que, tras la aventura que acreditó sus bríos,

pedía la conquista de los inmensos ríos

indianos a la corte, la madre de soldados,

guerreros y adalides que han de tornar, cargados

de plata y oro, a España, en regios galeones,

para la presa cuervos, para la lid leones.

Filósofos nutridos de sopa de convento

contemplan impasibles el amplio firmamento;

y si les llega en sueños, como un rumor distante,

clamor de mercaderes de muelles de Levante,

no acudirán siquiera a preguntar ¿qué pasa?

Y ya la guerra ha abierto las puertas de su casa.

      Castilla miserable, ayer dominadora,

envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora.

      El sol va declinando. De la ciudad lejana

me llega un armonioso tañido de campana

—ya irán a su rosario las enlutadas viejas—.

De entre las peñas salen dos lindas comadrejas;

me miran y se alejan, huyendo, y aparecen

de nuevo, ¡tan curiosas!... Los campos se obscurecen.

Hacia el camino blanco está el mesón abierto

al campo ensombrecido y al pedregal desierto. 

viernes, 24 de octubre de 2025

Autor: Medondela


A UN OLMO SECO

Antonio Machado

 

Al olmo viejo, hendido por el rayo

y en su mitad podrido,

con las lluvias de abril y el sol de mayo

algunas hojas verdes le han salido.

 

¡El olmo centenario en la colina

que lame el Duero! Un musgo amarillento

le mancha la corteza blanquecina

al tronco carcomido y polvoriento.

 

No será, cual los álamos cantores

que guardan el camino y la ribera,

habitado de pardos ruiseñores.

 

Ejército de hormigas en hilera

va trepando por él, y en sus entrañas

urden sus telas grises las arañas.

 

Antes que te derribe, olmo del Duero,

con su hacha el leñador, y el carpintero

te convierta en melena de campana,

lanza de carro o yugo de carreta;

antes que rojo en el hogar, mañana,

ardas en alguna mísera caseta,

al borde de un camino;

antes que te descuaje un torbellino

y tronche el soplo de las sierras blancas;

antes que el río hasta la mar te empuje

por valles y barrancas,

olmo, quiero anotar en mi cartera

la gracia de tu rama verdecida.

Mi corazón espera

también, hacia la luz y hacia la vida,

otro milagro de la primavera.

  

miércoles, 22 de octubre de 2025

Imagen de : federico Garcia Lorca


REYRATO DE GARCIA LORCA

Alfonsina Storni

Buscando raíces de alas
la frente
se le desplaza
a derecha
e izquierda.

Y sobre el remolino
de la cara
se le fija,
telón del más allá,
comba y ancha.

Una alimaña
le grita en la nariz
que intenta aplastársele
enfurecida...

Irrumpe un griego
por sus ojos distantes.

Un griego
que sofocan de enredaderas
las colinas andaluzas
de sus pómulos
y el valle trémulo
de su boca.

Salta su garganta
hacia afuera
pidiendo
la navaja lunada
de aguas filosas.

Cortádsela.
De norte a sud.
De este a oeste.

Dejad volar la cabeza,
la cabeza sola,
herida de ondas marinas
negras...

Y de caracolas de sátiro
que le caen
como campánulas
en la cara
de máscara antigua.

Apagadle
la voz de madera,
cavernosa,
arrebujada
en las catacumbas nasales.

Libradlo de ella,
y de sus brazos dulces,
y de su cuerpo terroso.

Forzadle sólo,
antes de lanzarlo
al espacio,
el arco de las cejas
hasta hacerlos puentes
del Atlántico,
del Pacífico...

Por donde los ojos,
navíos extraviados,
circulen
sin puertos
ni orillas...


lunes, 20 de octubre de 2025




Pintura de: Richart Johnson


“KENDIA MIA”

Orlando Alcántara Fernández

 

Si algún día te escribo un poema,

Será un silabeo de nardos y azucenas

Que pronunciará tu nombre infinito

Alardeando de Don Juan, siendo Cupido,

Y tú me amarás como aquel día

En que descubriste a hurtadillas

Que eres arco iris, lirio y mariposa.

 

Hoy siento tan de cerca tu amor mío

Que me es imposible como ves ahora

Escribirte ese feliz y perspicaz poema.

Prefiero decirte que a secas yo te amo,

Sin ambages ni hipocresía,

A lo Luis Eduardo Auté,

Nunca a lo John Travolta.

 

Te amo despierta y luminosa.

Te amo sin paredes ni equipaje.

Te amo con las venas, la arteria y la aorta.

 

Como tú ya tienes una corazonada,

Sabes que de corazón yo a ti te amo.

Y no es preciso decirte nada de nada,

Ni demostrarte los pelos con sus señales,

Pues yo de las poses desfallezco

Y a mí en verdad me importa un comino

Que tú seas de derecha o feminista.

 

Yo soy anti-político y no soy sexista,

Pues para mí tu ser es lo que importa.

Tu ser necesita de mi horario

Para sembrarte mil hijos en las entrañas.

Tu ser necesita de mi agenda

Para que memorices cien mil versos bíblicos.

 

Yo soy así como tú me quieres.

Por eso hoy no me place escribirte el poema.

Ese poema que sabe a Kendia mía

Y es pintora y poeta y es mi decoro.

Aunque tú también como muchas mujeres

Ingreses a la lista negra de mis rechazos,

De todos modos yo a ti te amo.

Si algún día te escribo un poema,

El poema que tú también como muchas mujeres

Acaso o quizás o tal vez no te apetezca,

Será un poema igualito a este poema,

Letra por letra, sílaba por sílaba,

Verso por verso, de mi puño y letra. 

sábado, 18 de octubre de 2025

Campos de trigo autor: Vincent van Gogt



AMOR EN EL RECUERDO

Juan Luis Alba

 

Ya dora el suave terciopelo

de los campos sembrados,

reposan inertes los arados

y la tierra abraza al cielo.

 

La vereda de gris plata

se muestra y se esconde,

jugando a ser duende,

entre el cardo y la mata.

 

Vieja encina polvorienta,

levanta tu brazo al cielo

mientras que por el suelo

esparces bellotas magenta.

 

Allá, entre el bosquecillo,

una fina cinta de bronce

se retuerce en su cauce

orlada de tono amarillo.

 

En las ramas, calla el ave,

y enmudece la cigarra,

hasta parece que la tierra

nos hurta su cara grave.

 

Son las horas del silencio,

en las que tan solo truenan

y todo el paraje lo llenan,

gemidos de corazón necio.

 

Sollozos apenas sofocados

que queman como soles

hasta los retoños nobles

de mis amores soñados.

 

Vida prendida en la rama,

ilusiones apenas florecidas,

lágrima de agua bendecida

huida del amor del que ama.

 

Ya todo es ahora silencio,

solo me queda el recuerdo

de ese amor que te guardo,

al que idolatro y reverencio.

 

Ya dora el suave terciopelo

de los campos sembrados,

reposan inertes los arados

y la tierra abraza al cielo. 

jueves, 16 de octubre de 2025

imagen de Luis Cernuda


A LUIS CERNUDA, AIRE DEL SUR BUSCADO EN INGLATERRA

Rafael Alberti

 

Si el aire se dijera un día:

                                                  —Estoy cansado,

rendido de mi nombre... Ya no quiero

ni mi inicial para firmar el bucle

del clavel, el rizado de la rosa,

el pliegecillo fino del arroyo,

el gracioso volante de la mar y el hoyuelo

que ríe en la mejilla de la vela...

 

Desorientado, subo de las blandas,

dormidas superficies

que dan casa a mi sueño.

Fluyo de las paradas enredaderas, calo

los ciegos ajimeces de las torres;

tuerzo, ya pura delgadez, las calles

de afiladas esquinas, penetrando,

roto y herido de los quicios, hondos

zaguanes que se van a verdes patios

donde el agua elevada me recuerda,

dulce y desesperada, mi deseo...

 

Busco y busco llamarme

 

¿con qué nueva palabra, de qué modo?

¿No hay soplo, no hay aliento,

respiración capaz de poner alas

a esa desconocida voz que me denomine?

 

Desalentado, busco y busco un signo,

un algo o alguien que me sustituya

que sea como yo y en la memoria

fresca de todo aquello, susceptible

de tenue cuna y cálido susurro,

perdure con el mismo

temblor, el mismo hálito

que tuve la primera

mañana en que al nacer, la luz me dijo:

—Vuela. Tú eres el aire.

 

Si el aire se dijera un día eso... 

martes, 14 de octubre de 2025








Paseando por una Playa solitaria, Autor: desconocido


EN LA ALTA NOCHE

Ricardo Miro

Anoche deambulaba por la orilla del mar
y me encontré conmigo, y me puse a soñar.

La Luna era un fantasma; el mar una laguna
donde fulgía un camino para ir hacia la Luna;
y yo pensé, ante el ancho camino plateado:
¿Vendrá por él la Luna a soñar a mi lado?...

Sobre la noche quieta y en el viento, dormido,
ni rumor extraviado, ni susurro perdido.
Y estaba mudo el mar como desierto nido...

El humo voluptuoso del cigarrillo turco
subía en espirales trazando lento surco,
y por la escala azul bajaba una obra loca
de la luna, en sigilo, y se entraba en mi boca;
y en la alta noche llena de paz y de fortuna,
yo, por dentro, me iba encendiendo de Luna...

¡Encanto del misterio! Encanto del profundo
silencio que permite oír rodar el mundo,
mientras van las estrellas corriendo una tras una
en pos del carro mágico donde viaja la Luna...

¡Encanto del misterio! ¡Honda felicidad
de olvidarse de todo en esta soledad
que incita a hacer el viaje hacia la eternidad!

¡Pura dicha anhelada de estar lejos de todo,
y sacudir el polvo, y limpiarnos el lodo,
y sentir que nos vamos elevando... elevando...
sin comprender a dónde, ni saber hasta cuándo!...

Señor: ya yo no quiero nada, nada, ni amor;
porque el amor es simple motivo de dolor.

Dame tan sólo paz; dame sólo el olvido;
dame la gracia última de quedarme dormido,
por siempre, bajo tierra, en un lugar perdido

donde no oiga palabra ni me turbe ruido. 

domingo, 12 de octubre de 2025


Autor: Desconocido


ANTES DEL ODIO

Miguel Hernandez

 

Beso soy, sombra con sombra.
Beso, dolor con dolor,
por haberme enamorado,
corazón sin corazón,
de las cosas, del aliento
sin sombra de la creación.
Sed con agua en la distancia,
pero sed alrededor.

Corazón en una copa
donde me lo bebo yo
y no se lo bebe nadie,
nadie sabe su sabor.
Odio, vida: ¡cuánto odio
sólo por amor!

No es posible acariciarte
con las manos que me dio
el fuego de más deseo,
el ansia de más ardor.
Varias alas, varios vuelos
abaten en ellas hoy
hierros que cercan las venas
y las muerden con rencor.
Por amor, vida, abatido,
pájaro sin remisión.
Sólo por amor odiado,
sólo por amor.

Amor, tu bóveda arriba
y no abajo siempre, amor,
sin otra luz que estas ansias,
sin otra iluminación.
Mírame aquí encadenado,
escupido, sin calor,
a los pies de la tiniebla
más súbita, más feroz,
comiendo pan y cuchillo
como buen trabajador
y a veces cuchillo sólo,
sólo por amor.

Todo lo que significa
golondrinas, ascensión,
claridad, anchura, aire,
decidido espacio, sol,
horizonte aleteante,
sepultado en un rincón.
Esperanza, mar, desierto,
sangre, monte rodador:
libertades de mi alma
clamorosas de pasión,
desfilando por mi cuerpo,
donde no se quedan, no,
pero donde se despliegan,
sólo por amor.

Porque dentro de la triste
guirnalda del eslabón,
del sabor a carcelero
constante, y a paredón,
y a precipicio en acecho,
alto, alegre, libre soy.
Alto, alegre, libre, libre,
sólo por amor.

No, no hay cárcel para el hombre.
No podrán atarme, no.
Este mundo de cadenas
me es pequeño y exterior.
¿Quién encierra una sonrisa?
¿Quién amuralla una voz?
A lo lejos tú, más sola
que la muerte, la una y yo.
A lo lejos tú, sintiendo
en tus brazos mi prisión,
en tus brazos donde late
la libertad de los dos.
Libre soy. Siénteme libre.

Sólo por amor. 

viernes, 10 de octubre de 2025

Autor: Vladimir Volegov


UNA MUJER LLAMADA SOLA

Santiago Azar

 

Mujer, te han recibido los muertos

porque siempre fuiste de ellos:

Te reciben con sus banderas al tope,

te hacen una guarida en sus almas,

y al fin aparecen, ahí están, vienen marchando,

los desaparecidos de ayer, los de hoy,

y te llevan en andas y repiten Sola,

porque tu nombre lo aprendieron de memoria,

conocieron tu rostro hace tantos años,

que nadie, ni Dios, podrían confundirte a lo lejos.

Mujer, todas las heridas han vuelto a su origen,

ya no más, ya no más llanto sobre un hueso de los siglos,

ya no más caminar por las calles

sobre las alas de una triste mariposa caída;

tú sabes que te han recibido en fiesta:

pronto estaremos en la patria del infinito,

el viento de un canto se escuchará en los desfiles,

porque será Sola que vendrá de la mano

con el hombre perseguido en sus sueños

y entre las multitudes hablará en el podium tu recuerdo,

como un pájaro final que resucita al olvidado. 

miércoles, 8 de octubre de 2025

Pintura de Leonid Afremov


AMAR ES EL VERBO MÁS BELLO

Orlando Alcántara Fernández

Incógnito mi amor se revela pleno,
Resucitando afectos y sentimientos,
Instaurando la mirada en tu sonrisa.
Amar es el verbo más bello,
Ya lo dijo Luis Eduardo Auté,
Y yo así reincido cuanto te amo,
Incólume, pródigo y ubérrimo,
Solazándome en tu numen resurrecto.
Amar es el verbo más bello
Y lo reitero cuando a ti te miro
Y te toco y te endilgo peces y mangos,
Más allá del silencio y del hastío.
La primavera es la estación más bella.
La rosa es la flor más bella.
La luna es el lugar más bello.
El arco iris es el fenómeno más bello.
La mariposa es el ave más bello.
La resurrección es la palabra más bella.
Amar es el verbo más bello.
Reconditeces aquí y allá en tu pelo suelto
Que ondea y huye y lo atrapo entre mis dedos
Para hacer de ti la mujer más bella.
Porque al amarte te embellezco
Y eres mi reina, mi diva y mi mejor flor.
Porque amar es el verbo más bello
Y en la mirada de Cristo soy puro y prístino,
Me lleno de amor y soy plétora en mi sesgo.
Tú te sientes la mujer más bella
Cuando juego contigo aquí en mi lecho
Y te sientes Sulamita, Sara y María.
Por eso amar es el verbo más bello,
Porque en tu felicidad yo me regodeo

Y ya no somos dos, sino tan solo uno. 

lunes, 6 de octubre de 2025

Trovador del siglo XII

BLASÓN

Ricardo Miro

 

Apenas soy un pálido felibre,
y canto en claros versos lo que siento.
Ni cóndor, ni león: estoy contento
con saber que soy hombre y que soy libre.

Hasta mi torre de marfil, sagrada,
ni llega el cieno, ni salpica el lodo:
bajo el peldaño de mi torre, ¡todo!
Sobre el peldaño de mi torre, ¡nada!

Como el Jesús de los sagrados cuentos,
voy a cumplir sereno mi destino.
Como a El, los que erizan mi camino
mañana lamerán mis pies sangrientos.

Que alcancen otros la gloriosa palma
buscando sombras y siguiendo huellas,
porque yo, cuando quiero ver estrellas,
me asomo al infinito de mi alma.

Ni nunca el odio me dejó rencores,
ni el amor, con su halago, me domina,
pues sé que tras la flor está la espina
como tras de la espina están las flores.

Abierta el alma a toda primavera,
mi corazón, por dualidad gloriosa,
frente a frente al amor es una rosa,
y encarado al combate, una bandera.

Como nada a mi estirpe martiriza,
ni nada turba mi real decoro,
tengo, para el canalla, fusta de oro;
para el calumniador, una sonrisa.

En marcha imperturbable a un fijo oriente
desdeño el hombro de la muchedumbre,
porque aprendí hace tiempo que la cumbre
va conmigo a la altura de mi frente.

Así sé que al nacer a otros albores
y al disgregarme en átomos dispersos,
lo mismo que hoy de mi alma salen versos

saldrán mañana, de mi carne, flores. 

sábado, 4 de octubre de 2025

Wemisaz Autora: Maria Kucia Albin


OFRENDADO

Mario Luis Altuzar Suarez

El hombre arde, se calcina
Cultivando su dolor profundo
Incubando su rencor iracundo
Sin percatarse por donde camina
Pisando cráneos humeantes
Bajo el augurio fratricida
Tan lleno de ambiciones incesantes
En la eterna noche de luz mortecina
Ignorante de quién será el siguiente
Ofrendado en el altar de los sacrificios
Inmolado en la retórica de artificios
Para deglutirle en el banquete silente
Al que asiste como manjar
De los que carecen de cara
Entusiasmados por degustar
La carne por si misma sacrificada
El hombre arde, se calcina
Masificado entre los muertos
Bajo el engaño que domina
La oscuridad de estos tiempos
¡Padre Eterno, tan solos estamos!
A causa de nuestro alejamiento
Del Amor Divino que ignoramos
Y abortamos del pensamiento
Entrampados en el sofisma que alucina
Instaurar el poder superficial y efímero
Del hombre que arde, se calcina
En las banalidades del dinero