Nunca
olvides a esa pálida
muchacha entre los andenes
de una estación de provincia
un amanecer en bancarrota.
muchacha entre los andenes
de una estación de provincia
un amanecer en bancarrota.
Pues todo fruto se alza y perece,
y no es rosa nunca la rosa
por mano. Así el fruto más oscuro
del tiempo como un astro gravita
en su hora y en torno la hierba
de penumbra celeste lo envuelve
de a poco. Nunca olvides el viaje,
las palabras, el rodar del último
tren que se aleja: él sabe bien
que nada te llevará mucho más lejos.
Alejandro Drewes
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