COMO CARNE APRETADA A NUESTROS HUESOS...
Como carne apretada a nuestros
huesos
nos envuelve el amor más solo y puro,
que, apartados
del mundo y su conjuro,
vivimos un festín de fiebre y
besos.
Este recinto prieto, donde presos
unánimes nos
damos un seguro.
este campo solar y nido oscuro
abona en gracia
vida y embelesos.
Contagiados de mundo, sin
embargo,
lucha es la vida con caudal de grito,
y a veces un
sollozo y un letargo.
Y es que el dolor destroza
nuestro mito
y el dulce amor nos sabe tan amargo
como la sed de
un páramo infinito.
Antonio Carvajal
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