Posaremos
el yugo definitivamente.
Partiremos el mundo en dos.
Desde la sima insalvable,
trazaremos dos caminos divergentes.
Partiremos el mundo en dos.
Desde la sima insalvable,
trazaremos dos caminos divergentes.
Tú seguirás la ruta de la umbría
en pos de holgados aposentos
en el paraje de las lluvias y las sombras.
Dormirás sobre el musgo espeso y húmedo
al amparo de ciclópeos roquedales.
Te cantarán las ninfas que habitan
la fértil espesura de la fraga.
Te bañarán en las aguas cristalinas
del frío y verde lago de la hidra.
Yo tomaré otra senda.
Recorreré los desérticos caminos
que corren hacia el sur
en busca del azul definitivo.
No miraré hacia atrás.
Me dejaré mecer entre las aguas,
vestida de turquesas y azulinas.
Con los ojos cerrados,
reposaré sobre la cálida distancia.
Bajo el sol, desnuda y sola,
dejaré que el viento peine mis cabellos
mientras contemplo el infinito sin fronteras.
Mis estancias abriré de par en par
para que las inunde y las abrigue
el tibio sol de enero.
En cada despertar encontraré
el rico maná de un tiempo nuevo.
Será ya tiempo de vivir
viendo morir el tiempo.
Pero, tal vez,
nos sorprendan impensadas añoranzas
y cerrando los ojos confesemos:
Desearé volver a verte en Septiembre
cuando el dulce verdor de las manzanas
aromatice la frontera de tu puerta …
Concha
Castro
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