Aquí estoy, con los débiles;
las raíces, al aire,
sin su tierra nutricia
ni el jugo de su cielo.
Clamando por la nube
hija del Guadarrama
cuyos rayos y truenos
hablan jerga castiza.
Aquí estoy, añorando
los terrones parduzcos
moteados de encinas
severas e inconformes.
Arrancadas de cuajo
nuestras viejas raíces,
aquí, sobre volcanes,
culebrean eléctricas
y se ahogan de altura.
¿Dónde están la saeta,
el fandanguillo, el ole,
la soleá y el vito?
La jota aragonesa
que amartilla los nervios,
y el canto montañés,
que traspasa los olmos,
no abrigan mis raíces
desde hace nueve años.
Jose Moreno Villa
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