Hoy he vuelto a ver amarillos
Los plátanos que, diariamente,
Bordean mi camino.
También he visto moradas las hojas
De otros árboles que aún no he conocido.
No... No era mentira.
Estaban más hermosos
Que cuando contemplábamos
Los rizos del primer equinoccio.
Mi mano trémula por pesos y cansancios
Quiso mostrarte el oro más refulgente de la tarde.
¿Por qué no pude?
No lo sé.
Tal vez mi mano que intentó abrazarte
No encontró el ansiado sostén de otras miradas.
Quise explicarte con tus propias palabras
La fusión oroazul de aquellas copas.
No recibí respuesta.
Claro...
Por un momento había olvidado
Que no andabas conmigo.
Luis Alvarez
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