sábado, 28 de marzo de 2015

LA MUJER Y SUS RECODOS




Como buena mujer
de atavío sencillo y mundano,
me colma de  arranque y desvarío
cuando me escondo tras su regazo,
e imagino la locura de  sus curvas
encubiertas tras su  verde manto. 


Ruboriza su semblante
en candor y realidades,
que viste de pureza y tonalidad
si se rinde en aliento a su amante. 


Ofreciendo su cuerpo en espera
de mimos y besos caídos
que abracen su manto
con crestas de oro y plata
y brisas de otros tiempos. 


Que recubran su cuerpo
 colmen su amor
 y codicien al firmamento.





Dolores Garrido

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