"Sumérgete en el océano de emociones tejido por palabras, donde cada verso es un eco del alma y cada estrofa es un viaje hacia la profundidad del corazón: Bienvenido al santuario de la poesía, donde los sueños danzan entre líneas y los sentimientos florecen en cada palabra."

jueves, 11 de febrero de 2016

CABOTAJE


Junio se acerca, paso a paso de oro.
Llama con su aldabón de lluvia cálida.


Alguien deja en la mesa la copa de aguardiente
y la sombra de una manzana.


Pero no hay mano que la tome,
cuchillo que la parta para encontrarle dentro
una ventana abierta sobre aquel otro puerto,
sobre las calles de piedras azules,
sobre los cuerpos próximos,
sobre lo irrepetible e imposible.


¿Dónde estará la mano, la gaviota
que llegaba volando sobre el mar,
la boca con su zumo de quenepa,
las ojeras felices
que devolvían la felicidad?

El aguardiente tiene sabor a lágrima,
a sonrisa oxidada por la lejanía.


La manzana de sombra se disuelve
en la sombra del puerto —¿éste, aquél?, ¡quién lo sabe!
El aguardiente tiene sabor a nunca más

                                                            (Pasajes)

Vienen de San Lúcar, rompiendo el un agua
que no sabe si es mar o río,
si delfines azules que alguien vio un día
escondido en el cálido fanal materno.


He aquí un país de plata, de ala de brisa
de escamas del violeta que inventa el lirio
de calima, de vaho, ráfaga, ausencia,
de espectros que navegan a la deriva


Pronuncia aquí el silencio sílabas de humo.


Esto que ven los ojos es el reflejo,
en un espejo, de algo que aún no ha nacido,
un hervor sin materia donde instalarse


Vienen de San Lúcar, rompiendo el agua,
a la Torre del Oro, barcos de plata.


(Sevilla)
                                                           
A estas aguas le dieron su color
el óxido y la sangre.
La ría de Bilbao (léase el testimonio
de don José del Río Sainz,
«Pick», poeta del mar)
es dinamismo y es prosperidad,
humo, estrépito, hierro. (Y también muerte,
sudor y sufrimiento).


Te veo pasar, ría,
bello tu rostro de aguas arrugadas,
demacrado y ennoblecido
por los trabajos y los días,
e intento adivinar cómo serías
antes de que los hombres
depositaran sobre tu piel
fresca la lepra de sus almas.


(Ria de Bilbao)
                                                          
Algo ha ocurrido, o va a ocurrir muy pronto,
o está ocurriendo en este mismo instante.


(Sólo las olas saben el secreto,
sólo las olas,
y lo proclaman con sus arpas blancas,
con sus erguidos cánticos salobres,
silabeando con sus esmeraldas:
celeste enigma).


Arden las ascuas de la amanecida,
incendian las amarras del navío,
carne de llama congelada, piedra
parpadeante,


catedral que navega hacia otro tiempo,
hacia otro cielo, hacia otro reino extraño:
Se inclina sobre el agua, se contempla:
sueña que existe.


(Palma de Mallorca)

 

Jose Hierro

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