Aunque
una vida se construya
con días sobre días, como un muro
con piedras sobre piedras,
no sobre añoranza y abandono;
aunque una voz temprana necesite otra voz
para imitar su canto, y no sirva de nada
el familiar rumor del viento en los tarayes
ni el redoble continuo de las olas;
no maldigas a Ilyón por cuanto te robara,
sino por todo aquello que, insidiosa, te diera:
el vicio del ensueño, la costumbre de huir.
con días sobre días, como un muro
con piedras sobre piedras,
no sobre añoranza y abandono;
aunque una voz temprana necesite otra voz
para imitar su canto, y no sirva de nada
el familiar rumor del viento en los tarayes
ni el redoble continuo de las olas;
no maldigas a Ilyón por cuanto te robara,
sino por todo aquello que, insidiosa, te diera:
el vicio del ensueño, la costumbre de huir.
Aureliano
Cañadas
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