"Sumérgete en el océano de emociones tejido por palabras, donde cada verso es un eco del alma y cada estrofa es un viaje hacia la profundidad del corazón: Bienvenido al santuario de la poesía, donde los sueños danzan entre líneas y los sentimientos florecen en cada palabra."

viernes, 2 de enero de 2015

ERA UN JARDIN SONRIENTE


 
Era un jardín sonriente; 
era una tranquila fuente 
de cristal; 
era, a su borde asomada, 
una rosa inmaculada 
de un rosal 
Era un viejo jardinero 
que cuidaba con esmero 
del vergel, 
y era la rosa un tesoro 
de más quilates que el oro 
para él. 
A la orilla de la fuente 
un caballero pasó, 
y la rosa dulcemente 
de su tallo separó. 
Y al notar el jardinero 
que faltaba en el rosal, 
cantaba así, plañidero, 
receloso de su mal: 
-Rosa la más delicada 
que por mi amor cultivaba 
nunca fue; 
rosa la más encendida 
la más fragante y pulida 
que cuidé; 
blanca estrella que del cielo, 
curiosa de ver el suelo, 
resbaló; 
a la que una mariposa 
de mancharla temerosa 
no llegó 
¿Quién te quiere? ¿Quién te llama 
por tu bien o por tu mal? 
¿Quién te llevó de la rama, 
que no estás en tu rosal? 
¿Tú no sabes que es grosero 
el mundo? ¿Qué es traicionero 
el amor? 
¿Qué no se aprecia en la vida 
la pura miel escondida 
en la flor? 
¿Bajo que cielo caíste? 
¿a quién tu tesoro diste 
virginal? 
¿En que manos te deshojas? 
¿Qué aliento quema tus hojas 
infernal? 
¿Quién te cuida con esmero 
como el viejo jardinero 
te cuidó? 
¿Quién por ti sola suspira? 
¿Quién te quiere? ¿Quién te mira 
como yo? 
¿Quién te miente que te ama 
con fe y con ternura igual? 
¿Quién te llevó de la rama, 
que no estás en tu rosal? 
¿Por qué te fuiste tan pura 
de otra vida a la ventura 
o al dolor? 
¿Qué faltaba a tu recreo? 
¿Qué a tu inocente deseo, 
soñador? 
En la fuente limpia y clara, 
espejo que te copiara 
¿no te di? 
Los pájaros escondidos, 
¿no cantaban en sus nidos 
para ti? 
Cuando era el aire de fuego, 
¿no refresqué con mi riego 
tu calor? 
¿No te dio mi trato amigo 
en las heladas abrigo 
protector? 
Quién para sí te reclama, 
¿te hará bien o te hará mal? 
¿Quién te llevó de la rama, 
que no estás en tu rosal? 
Así un día y otro día 
entre espinas y entre flores, 
el jardinero plañía, 
imaginando dolores, 
desde aquel en que a la fuente 
un caballero llegó 
y la rosa dulcemente 
de su tallo separó... 


 


Alvarez Quintero

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