Tu existencia pendía de un hilo,
En las nubes buscaba asidero.
Duró menos que dura un suspiro,
Pero arrancó más llanto que un duelo.
Tu existencia desafió al tiempo:
Fue un diciembre que no tuvo enero,
Invierno que plantó a Primavera,
Una noche que no amaneció.
Tu existencia no tenía objeto,
Fue una nada que a todo aspiraba,
Un sueño con conciencia de serlo,
Un deseo sin cuerpo al que amar.
No tuvo consistencia tu ser.
De mi no poder se alimentaba.
¡Cómo de mi querer se burló,
Diciendo: «pues ¿por qué no haces nada?»!...
Miguel Barciela
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