La sobriedad de la espiga
destaca entre los colores,
oculta el mayor tesoro,
es la reina de las flores.
elevada hasta los cielos
por egipcios, por romanos,
por babilonios y griegos;
blanca estrella que alumbraste
las tinieblas al momento,
en tu corazón se amparan
regocijos y lamentos.
Tus destellos iluminan
al punto este firmamento
que enhechizas sin dudarlo
tanto a locos como a cuerdos.
Admirada y encumbrada
en lo alto del universo,
por persas y por fenicios,
sarracenos y medievos;
otrora sin tu saberlo
Adoración hoy recibes
siquiera por unos versos.
Jose Luis Burgos Cuadrado
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