pájaro de ala humana injertada de piel,
asoleadora de agua y sal,
nave rompedora de arcos
donde la cicatriz es llamarada de frío.
Algún demonio ha llegado tarde,
triste clepsidra.
El Tren ensancha sus costillas,
rueda sobre dientes de hilo en hojas de pedernal,
la ciega estación se paraliza de soles jóvenes,
ángeles destronados en la guerra.
¿El demonio se dulcifica?,
tirador de astros,
plantas,
árboles,
golpeador trampero del viento;
desvirgador,
violador de espacios.
Francisco Azuela Espinoza
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