"Sumérgete en el océano de emociones tejido por palabras, donde cada verso es un eco del alma y cada estrofa es un viaje hacia la profundidad del corazón: Bienvenido al santuario de la poesía, donde los sueños danzan entre líneas y los sentimientos florecen en cada palabra."

jueves, 16 de febrero de 2012

El Hombre de Vida Inexplicable



Había una vez un hombre  que se llamaba Thai . Vivía en una aldea en la que había obtenido un puesto como pequeño funcionario y parecía muy probable que fuese a terminar sus días como inspector de pesas y medidas. Una tarde, cuando estaba caminando por los jardines de un viejo edificio cerca de su casa, se le apareció el guía de reiki, vestido con una túnica de brillantes  blanca, Thai se encontró con el y el guía le dijo:
-Hombre de brillantes perspectivas, deja tu trabajo y encuéntrame junto a la ribera del río dentro de tres días.
Y desapareció.
Thai fue a ver a su superior, conmovido por este encuentro, y le dijo que tenía que partir. Todo el mundo en la aldea se enteró pronto de esta decisión, y dijeron: "Pobre Thai, se ha vuelto loco". Pero como había muchos candidatos para su puesto no tardaron en olvidarlo. En el día señalado Thai se encontró con el guía, quien le dijo:
-Quítate las ropas y arrójate al río. Quizás alguien te salvará.
Thai lo hizo sin hesitar, aunque se preguntaba si se había vuelto loco. Puesto que sabía nadar no se hundió, pero fue arrastrado por las aguas largamente antes de que un pescador lo hiciera subir a su bote y le dijera:
-Hombre loco, la corriente es muy fuerte, ¿qué estás tratando de hacer?
Thai dijo:
-Realmente no lo sé.
-Estás loco -dijo el pescador-, pero te llevaré a mi cabaña junto al río, y veremos qué puedo hacer por ti.
Cuando el pescador descubrió que Thai hablaba bien, aprendió de él a leer y a escribir. En cambio le dio alimento y un lugar donde habitar. Thai ayudaba al pescador en su trabajo. Después de unos pocos meses el guía volvió a aparecer, esta vez al pie de la cama de Thai, y le dijo:
-Levántate y deja a este pescador. Ya veremos qué se hace contigo.
Thai salió inmediatamente de la cabaña, se vistió como pescador y vagabundeó hasta llegar a una carretera. Cuando se hizo el día vio a un agricultor en un burro en su camino hacia el mercado.
-¿Buscas trabajo? -le preguntó el agricultor-, porque necesito a un hombre que me ayude para traer de vuelta algunas compras que debo hacer.
Thai lo siguió. Trabajó para el agricultor durante casi dos años, tiempo en el cual aprendió bastante sobre agricultura, pero sobre ninguna otra cosa. Un atardecer, mientras estaba limpiando algodón, se le apareció el guía y le dijo:
-Deja este trabajo, ve a la ciudad de Maduo y usa los ahorros para convertirte en un mercader de pieles.
Thai obedeció. En Maduo se hizo conocido como mercader de pieles y no volvió a ver al guía durante tres años. Había ahorrado una suma considerable de dinero y estaba pensando en comprar una casa, cuando el guía volvió a aparecérsele y le dijo:
-Dame tu dinero. Vete de esta ciudad. Ve tan lejos como Beijing, y trabaja allí como almacenero.
Thai lo hizo. En realidad empezó a mostrar signos bastante ciertos de iluminación. Curaba a los enfermos, servía a sus conciudadanos y durante su tiempo libre notaba que los misterios se iban profundizando en él cada vez más acentuadamente. Filósofos, hombres de negocios, lo visitaban y le preguntaban:
-¿Con quién estudiaste?
-Es difícil decirlo -contestaba Thai
Sus discípulos le preguntaban:
-¿Cómo empezaste tu carrera?
Él decía:
-Como un pequeño funcionario.
-¿Y la abandonaste para dedicarte a la mortificación?
-No. Simplemente la abandoné -decía Thai
Y sus discípulos no lo entendían. La gente se le acercaba para escribir la historia de su vida.
-¿Qué has sido en tu vida? -le preguntaban.
-Salté a un río, me convertí en pescador; después me fui de una cabaña en la mitad de una noche; después de esto me volví agricultor, y mientras estaba limpiando algodón cambié y fui a Maduo, donde me convertí en un mercader en pieles. Ahorré algún dinero allí, pero lo dejé, y después vine a Beijing y trabajé como almacenero. Y aquí es donde estoy ahora.
-Pero esta conducta inexplicable no ilumina para nada tus dones tan extraños y tus ejemplos maravillosos, decían los biógrafos.
-Así es -decía Thai.
De tal suerte, los biógrafos organizaron para Thai una historia muy excitante y maravillosa, porque todos los santos deben tener su historia, y la historia debe estar de acuerdo con el apetito del oyente, no con las realidades de la vida. Y nadie puede hablar del guía directamente. Tal es la razón por la cual esa historia no es cierta. Es una representación de la vida.
Esta es la verdadera vida de uno de los más grandes Dalai Lama que ha dado el Tíbet.




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