.
Algo
de la serenidad
de los instantes últimos
desciende sobre mí como la sombra
del castaño, me abraza
como si me abrazaras, me libera
de toda inquietud.
Es apenas relámpago
interior silencioso,
una mano enguantada
en ese terciopelo del olvido
que, sabia, me conduce al no lugar
donde ya nada importa:
ni urgencia de la luz
del alba
ni inexorable
anochecer
ni cotidiano
cortejo de desdichas o dichas.
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conmigo.
Aureliano
Cañadas
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