Voy
a defender las leyes
abolidas
por las leyes de la ciencia.
Ilustro
mis tímidos papeles
con
retórica y cerebral sapiencia.
Vengo
a descubrir mis manos,
a
inclinar humilde la cabeza
y
admirar olimpos, los más altos,
donde
giran, de nombres, las siluetas,
donde
insignes muy letrados
despuntan
perfiles de veleta.
De
pan oscuro, de vino y queso
traigo
sólo zurrón de pobres letras.
No
tengo más frutos que mis versos,
holgada
telaraña en la despensa
y
un canto delgado y quijotesco
a la frondosa sombra de la higuera.
a la frondosa sombra de la higuera.
Teresa Sanchez Martín
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