En
el portal del tránsito
la niñez llama al timbre del desamparo,
nadie
responde.
Los transeúntes pasan, miran,
se compadecen,
pero
van cargados de confusiones.
Dos pasos más allá,
la vejez
se escarba las piernas
y
las manos
buscando los insectos que pululan
entre la lucidez y
la locura,
y después,
dobla la esquina
formando un ángulo
recto con el sol
que apenas recuerda su rostro.
En el
portal del tránsito,
la niñez llama al timbre del desamparo,
la
vejez arrastra zapatillas de soledades.
Teresa Sanchez Martin
la niñez llama al timbre del desamparo,
Los transeúntes pasan, miran,
se compadecen,
pero van cargados de confusiones.
Dos pasos más allá,
la vejez se escarba las piernas
buscando los insectos que pululan
entre la lucidez y la locura,
y después,
dobla la esquina
formando un ángulo recto con el sol
que apenas recuerda su rostro.
En el portal del tránsito,
la niñez llama al timbre del desamparo,
la vejez arrastra zapatillas de soledades.
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