"Sumérgete en el océano de emociones tejido por palabras, donde cada verso es un eco del alma y cada estrofa es un viaje hacia la profundidad del corazón: Bienvenido al santuario de la poesía, donde los sueños danzan entre líneas y los sentimientos florecen en cada palabra."

lunes, 3 de junio de 2013

LOS FANTASMAS DEL DESEO



Yo no te conocía, tierra; 
con los ojos inertes, la mano aleteante, 
lloré todo ciego bajo tu verde sonrisa,
 
aunque, alentar juvenil, sintiera a veces
 
un tumulto sediento de postrarse,
 
como huracán henchido aquí en el pecho;
 
ignorándote, tierra mía,
 
ignorando tu alentar, huracán o tumulto,
 
idénticos en esta melancólica burbuja que yo soy
 
a quien tu voz de acero inspirara un menudo vivir.

Bien sé ahora que tú eres 
quien me dicta esta forma y este ansia;
 
sé al fin que el mar esbelto,
 
la enamorada luz, los niños sonrientes,
 
no son sino tú misma;
 
que los vivos, los muertos,
 
el placer y la pena,
 
la soledad, la amistad,
 
la miseria, el poderoso estúpido,
 
el hombre enamorado, el canalla,
 
son tan dignos de mí como de ellos yo lo soy;
 
mis brazos, tierra, son ya más anchos, ágiles,
 
para llevar tu afán que nada satisface.

El amor no tiene esta o aquella forma, 
no puede detenerse en criatura alguna;
 
todas son por igual viles y soñadoras.
 
Placer que nunca muere
 
beso que nunca muere,
 
sólo en ti misma encuentro, tierra mía.
 

Nimbos de juventud, cabellos rubios o sombríos,
 
rizosos o lánguidos como una primavera,
 
sobre cuerpos cobrizos, sobre radiantes cuerpos
 
que tanto he amado inútilmente,
 
no es en vosotros donde la vida está, sino en la tierra,
 
en la tierra que aguarda, aguarda siempre
 
con sus labios tendidos, con sus brazos abiertos.

Dejadme, dejadme abarcar, ver unos instantes 
este mundo divino que ahora es mío,
 
mío como lo soy yo mismo,
 
como lo fueron otros cuerpos que estrecharon mis brazos,
 
como la arena, que al besarla los labios
 
finge otros labios, dúctiles al deseo,
 
hasta que el viento lleva sus mentirosos átomos.

Como la arena, tierra, 
como la arena misma,
 
la caricia es mentira, el amor es mentira, la amistad es mentira.
 
Tú sola quedas con el deseo,
 
con este deseo que aparenta ser mío y ni siquiera es mío,
 
sino el deseo de todos,
 
malvados, inocentes,
 
enamorados o canallas.
Tierra, tierra y deseo. 
Una forma perdida.


Luis Cernuda

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