Decir
que Marilyn Monroe no fue Mi Madre
no es lo mismo
que decir que Mi Madre no fue Marilyn Monroe.
Fijo que suena confuso como un sofisma;
pero viendo bien, viéndola bien,
viéndolas,
ambas tienen -aparte del esqueleto
lentísimo y el erizado pellejo celeste_
el mismo parque de atardecer quebrado,
unos cuantos sueños hechos mierda,
fotografías amarillentas
-cual marchitas magnolias_
olvidadas bajo el colchón o los párpados,
mordidas lamidas chirimoysa como higos.
Aunque fuera el viento neoyorquino el que
alzó a Marilyn las ropas oprimiesen
las resecas
brisas del arenal,
ambas han llorado desnudas al menos una vez
extraviadas entre ortigas y sedas.
Y si mi madre
no hubiera
abandonado el cine oscuro donde su juventud
aullaba
con la última butaca clavada
en pleno pecho,
tal vez estaría ella ahora escribiendo sus memorias;
y por otro lado -o por el mismo -
se hallaría Marilyn pelando legumbres y patatas
o hirviendo sopa y calcetines
cuando muere la tarde.
Ambas
fueron desgarradoramente felices
e infelices también -desgarradoramente-.
La única
y pequeña diferencia es que Marilyn reventó
al tomarse cincuena cápsulas de nembutal
y que Mi Madre
me parió a mí.
Lo cual
verdaderamente es casi lo mismo.
no es lo mismo
que decir que Mi Madre no fue Marilyn Monroe.
Fijo que suena confuso como un sofisma;
pero viendo bien, viéndola bien,
viéndolas,
ambas tienen -aparte del esqueleto
lentísimo y el erizado pellejo celeste_
el mismo parque de atardecer quebrado,
unos cuantos sueños hechos mierda,
fotografías amarillentas
-cual marchitas magnolias_
olvidadas bajo el colchón o los párpados,
mordidas lamidas chirimoysa como higos.
Aunque fuera el viento neoyorquino el que
alzó a Marilyn las ropas oprimiesen
las resecas
brisas del arenal,
ambas han llorado desnudas al menos una vez
extraviadas entre ortigas y sedas.
Y si mi madre
no hubiera
abandonado el cine oscuro donde su juventud
aullaba
con la última butaca clavada
en pleno pecho,
tal vez estaría ella ahora escribiendo sus memorias;
y por otro lado -o por el mismo -
se hallaría Marilyn pelando legumbres y patatas
o hirviendo sopa y calcetines
cuando muere la tarde.
Ambas
fueron desgarradoramente felices
e infelices también -desgarradoramente-.
La única
y pequeña diferencia es que Marilyn reventó
al tomarse cincuena cápsulas de nembutal
y que Mi Madre
me parió a mí.
Lo cual
verdaderamente es casi lo mismo.
Lizardo Cruzado
Vaya, vaya, que se las trae, este poema de LIZARDO CRUZADO, médico psiquiatra y poeta, peruano de Trujillo, que hace referencia a su madre y a Marilyn Monroe. Su ironía roza las diferencias abismales entre ambas y al mismo tiempo resalta la semejanza en cuanto a vidas de frustración y sufrimiento. Despierta en el lector, sentimientos fuertes. Nos da a entender el amor-odio, ambivalencia que denota, la importancia trascendente que les otorga. Esa contradicción, esos opuestos, son delineados, bajo un velo oscuro, que nos revela su inquietante deseo de permanencia de ambas figuras en su inconsciente y que lo hace consciente, plasmándolo en versos. Un Lizardo Cruzado a mi juicio ,de fuerte personalidad y que revela un marcado sadismo, que lo enmascara, bajo la forma de ironía, en su vuelo poético.
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