Yo cantaré de amor tan dulcemente
el rato que me hurtare a sus
dolores,
que el pecho que jamás sintió de
amores,
empiece a confesar que amores
siente.
Verá como no hay dicha permanente
debajo de los cielos superiores,
y que las dichas altas o
menores
imitan en el suelo su corriente.
Verá que ni en amar alguno alcanza
firmeza (aunque la tenga en el
tormento
de idolatrar un mármol con
belleza).
Porque si todo amor es esperanza,
y la esperanza es vínculo del
viento,
¿quién puede amar seguro en su
firmeza?
Gabriel Bocángel y Unzeta
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