He dejado la puerta entreabierta
soy un animal que no se resigna a morir
a eternidad es la oscura bisagra que cede
un pequeño ruido en la noche de la carne
soy la isla que avanza sostenida por la muerte
o una ciudad ferozmente cercada por la vida
o tal vez no soy nada
sólo el insomnio y la brillante indiferencia de los astros
desierto destino
inexorable el sol de los vivos se levanta
reconozco esa puerta
no hay otra
hielo primaveral
y una espina de sangre
en el ojo de la rosa.
Blanca Varela
Qué bello poema !, con metáforas tan excelentemente ubicadas, a efectos de entregarnos un planteo existencial que es presencia, en mayor o menor grado en todos nosotros. Un título significativo, para un final de enfrentamiento con la fragilidad humana. El tema de la muerte, enfocado desde el aspecto carnal, animal, para jugar luego con oposiciones y paradojas del "tiempo terrenal", enfrentándolo al " no tiempo de la eternidad " Los opuestos presentes : la vida y la muerte , siempre al acecho. El juego literario, se desliza sobre otra oposición que plantea, referido a la vida como un sueño " ser o no ser nada ". Una mirada de Blanca Varela, rebelde y desafiante, frente a " la puerta ", límite entre la vida y la muerte, entre la luz existencial y el umbral oscuro del misterio y del más allá ...
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