Junto al pozo llegué,
mi ojo pequeño y triste
se hizo hondo, interior.
Estuve junto a mí,
llena de mí, ascendente y profunda,
mi alma contra mí,
golpeando mi piel,
hundiéndola en el aire,
hasta el fin.
La oscura charca abierta por la luz.
Éramos una sola criatura,
perfecta, ilimitada,
sin extremos para que el amor pudiera asirse.
Sin nidos y sin tierra para el mando
Blanca Varela
Un poema místico de Blanca Varela. Su voz poética arraigada en su sensibilidad, nos acerca a la fuente, haciendo visible lo más recóndito y que nos cala tan hondo. La fuente es la esencia, el alma. Un sumergirse en las profundidades del Ser, para encontrarse a si misma, desnuda, abierta, despojada, de todo aquello que frena y limita el acercamiento a la fuente, a su mundo interior, a su " Yo soy " a la divinidad, que es la naturaleza humana
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