"Sumérgete en el océano de emociones tejido por palabras, donde cada verso es un eco del alma y cada estrofa es un viaje hacia la profundidad del corazón: Bienvenido al santuario de la poesía, donde los sueños danzan entre líneas y los sentimientos florecen en cada palabra."

jueves, 1 de diciembre de 2011

Historias de un recluta







Aquí os cuento historias reales de un recluta en el C.I:R. Nº 2 de  Alcalá de Henares 










Son las dos de la mañana, vamos en tren, camino de Madrid, entre el traqueteo y el frío no puedo dormir. Viajábamos en tercera clase, no hay calefacción, la temperatura fuera es bajo cero, pero mis compañeros de viaje si que están durmiendo. Decido pasar a primera clase, allí hay calefacción, si tengo suerte encontraré un compartimento vació y me quedaré a terminar el viaje.
Son las diez de la mañana, el tren entra en atocha. Bajamos todos los reclutas y enseguida nos forman, subimos al camión con destino a Alcalá de Henares, vamos al C.I.R. Nº 2, allí haré la instrucción. Una vez hemos llegado, nos forman, para pasar lista. 
Pasamos por vestuario, nos dan el ajuar, después al barbero y de mis pelos largos... nada quedó. A continuación nos dieron el numero de la compañía, la cincuenta y dos del quinto batallón. Fuimos a dejar todas las cosas, cambiarnos de color, todos caqui y pelaos, parecíamos reclusos. Después nos fuimos a comer el rancho, mas tarde cada recluta fue a presentarse al auxiliar asignado para que le dijera que tenia que hacer. Sin perder tiempo nos pusieron a trabajar, a mi me tocó la granja.
Me presento al auxiliar, un soldado de Barcelona, con mi ropa nueva y limpia. Me dice que le de el carné de identidad, que es la forma que hay para que hagamos nuestro trabajo, me ordena que coja un cubo que hay en la puerta de las porqueras,  para mi sorpresa veo que dentro del cubo solo hay agua y un cepillo de dientes, "entra y limpia los cerdos hasta que les quede la piel brillante" dijo, se echan a reir todos los veteranos de la granja. Yo ni corto ni perezoso cojo el cubo y lo tiro al suelo, a continuación me dirijo a ellos, les digo “limpiarlo vosotros con los cuernos”, les pido mi carné de identidad, me dicen que se lo darán al capitán de mi compañía, doy media vuelta y me voy.
Por la noche estando en formación para pasar lista,  recibir las ordenes del día siguiente, el Capitán de la compañía, con mi carné de identidad en la mano, me llama y dice, "da un paso al frente, coge una colchoneta y te presentas en el cuerpo de guardia, te vas a pasar la noche en el calabozo. La próxima vez te castigare con quince días de arresto".
Me presenté en el cuerpo de guardia, pase toda la noche haciendo rondas por el C.I.R., fumando un canuto de vez en cuando. Lo hice por voluntad propia, me podía haber quedado en la celda tumbado en el colchón tranquilamente.

sueco

No hay comentarios:

Publicar un comentario