En la España de final de siglo
diecinueve y principios del siglo veinte. Los bandoleros transitaban
por la serranía andaluza como perro por su casa. Estos malhechores,
en la mayoría de las ocasiones estaban amparados por el poder
político e incluso por el cacique de turno, motivo por el cual se
movían con total impunidad, solo temían a la guardia civil, pero
esta no podía emplearse a fondo como quisieran , debido a las
complicidades de los caciques políticos con los bandidos.
Era uno de los bandoleros mas
famosos. Se llamaba José “el Pastor”, natural de la provincia de
Córdoba. Era alto y desaliñado. Pero una pelea le llevo a matar a
un hombre que intentaba cortejar a su novia, se marcho huyendo hacia
la sierra de Ronda.
Allí se enrolo en las filas de
un conocido bandolero que merodeaba en la zona, pronto se hizo el
jefe y tenia bajo sus ordenes a mas de cincuenta hombres, las gentes
de los pueblos y cortijos cercanos, vivían aterrorizadas, les
robaba, los maltrataba y ultrajaba a sus mujeres.
No recibió educación alguna y
antes de desaparecer, se dedicaba al oficio de pastor con su padre,
de hay le viene el apodo con el que era conocido.
Las correrías y atracos de su
banda, fueron incesantes, a estas se unieron las de otras partidas de
bandoleros, que asolaban la zona sur andaluza. Hubo un momento en el
que la presión de los bandoleros en la política local de aquella
zona fue tan importante que comenzó a preocupar a la monarquía, ya
que el rey mandó un alto cargo militar a pactar una solución viable
con los capitanes de determinadas partidas de bandoleros. El general
los fue llamando uno por uno, con emisarios que les llevaban una
carta, para reunirse con ellos en el lugar que ellos decidieran, iría
solo con cuatro hombres y un escribiente para anotar todo lo que allí
se dijera. Se reunió con cada uno de los capitanes de las distintas
bandas, cuando habló con José el “Pastor” le dijo:- te
concedemos el perdón individual a cambio de que entregues a tus
hombres,- yo no soy un traidor y si quiere que lleguemos a un
acuerdo, empiece con ofrecer el perdón a todos mis hombres si no es
así ya se puede usted marchar-, dijo el bandolero levantándose, se
monto en su caballo y desapareció.
Tras comunicar el general lo
dicho por los bandoleros al rey, este indico un nuevo ofrecimiento a
José “el Pastor”, que todos sus hombres serian indultados a
cambio de la captura de las partidas de José Maria “el
Tempranillo” y la de José Luis Germán “el Venitas”.La
respuesta de José “el Pastor” fue clara o ¡todos o ninguno!.
El rey concedió el indulto a
todos los bandoleros de la zona Andaluza, a cambio de vivir
pacíficamente, los bandoleros podrían conservar los bienes
obtenidos en sus fechorías.
A pesar de haber apaciguado la
actividad delictiva en tierras andaluzas, la prensa publico un
articulo que levanto polémica al decir “que el rey se había
doblegado ante los bandoleros”.
Con el indulto conseguido José
“el Pastor” regreso a su pueblo a llevar una vida tranquila, pero
no seria tan fácil los vecinos no le perdonaban que durante años
los hubiera estado sometiendo.
Una mañana de abril apareció
su cuerpo, tirado en las afueras del pueblo, las autoridades y
forenses determinaron que había muerto a consecuencia de los
navajazos que presentaba su cuerpo, manifestando, que seguramente lo
había matado algún o algunos de los enemigos, que no estaban de
acuerdo con el indulto que le habían concedido.
José “El Pastor” tuvo un
entierro triste y desierto, solo iba detrás del ataúd el
enterrador.
sueco
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