Rodeados por la
quietud de la noche,
camínabamos taciturnos por las calles vacías. Te sentía al lado mío, mas al mismo tiempo te ignoraba, me sentía al lado tuyo y al instante me marchaba. Me encerraba en pensamientos, caminaba... temblaba, reaccionaba de pronto y a tu lado continuaba para seguirte escuchando sin yo musitar palabras. Y así la monotonía se repetía, no variaba. Caminamos, avanzamos, sin llegar a nada, solo a un gran silencio lleno de palabras. |
Teresa Aburto
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