A
la música, ese arte mágico que nos inspira,
nos acompaña en buenos y malos momentos,
nos acompaña en buenos y malos momentos,
nos
festeja y envuelve cada instante de nuestra vida.
Óyeme
que quiero
ser
música, madre.
Música
del agua,
las
voces del aire,
canción
que los niños
en
sus juegos canten.
Versos
sean surcos
que
la prosa labren
en
labios abiertos
a
invertir el margen
de
los gestos rudos
en
gestos amables.
Óyeme
que quiero
ser
música, madre.
Quiero
ser el rayo
que
en el coro estalle
después
como trueno,
quiero
ser la clave,
eco
al horizonte
febril
de la tarde.
Óyeme
que quiero
ser
música, madre.
Teresa Sanchez Martín
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