Dejad
que el viento me traspase el cuerpo
y lo ilumine. Viento sur, salino,
muy soleado y muy recién lavado
de intimidad y redención, y de
impaciencia. Entra, entra en mi lumbre,
ábreme ese camino
nunca sabido: el de la claridad.
y lo ilumine. Viento sur, salino,
muy soleado y muy recién lavado
de intimidad y redención, y de
impaciencia. Entra, entra en mi lumbre,
ábreme ese camino
nunca sabido: el de la claridad.
Suena con sed de espacio,
viento de junio, tan intenso y libre
que la respiración, que ahora es deseo
me salve. Ven
conocimiento mío, a través de
tanta materia deslumbrada por tu honda
gracia.
Cuán a fondo me asaltas y me enseñas
a vivir, a olvidar,
tú, con tu clara música.
Y cómo alzas mi vida
muy silenciosamente,
muy de mañana y amorosamente
con esa puerta luminosa y cierta
que se me abre serena
porque contigo no me importa nunca
que algo me nuble el alma.
Claudio
Rodríguez
Un bonito poema de CLAUDIO RODRIGUEZ, poeta español, nacido en Zamora, ciudad capital de la provincia de Castilla y León. Claro, luminoso, transparente. Exalta una necesidad humana, como es la de respirar y dejarse acariciar y arrullar, por el viento de Junio, que traspasa la ropa, refresca, purifica y renueva, todo aquello que quedó atrapado, bajo las vestiduras del invierno y abre las puertas del verano. El viento, trae y se lleva. Se lleva los malos humores y revitaliza. Dejarse amar por el aire y por el agua, son una constante en muchos poetas, que hacen culto a la naturaleza y significa acercarse a la fuente vital, de la cual bebemos, para renacer a la vida. Me encantó. Muchas gracias.
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